Por Víctor Manuel Rojas Núñez – Estudiante de la carrera de Ingeniería Industrial

La nueva realidad en la que nos encontramos viviendo en la actualidad, ha venido a reestructurar y repensar modelos y organizaciones enteras. Una pandemia con escalas mundiales ha tenido fuertes repercusiones sobre la industria, y es que, como bien acota Giroux y Proasi (2020), la pandemia actual de coronavirus es más que una crisis médica, es también una crisis política e ideológica. No solo las empresas han sido víctimas de la adaptación forzosa, existen industrias completas que han tenido que reestructurar de forma repentina su estrategia y su acercamiento con los clientes, así como también hay industrias que se han visto en la obligación de cesar por completo sus operaciones, debido a su alto costo operativo o bien por falta de clientela.

En la contraparte, negocios que basan sus principales funciones o servicios en aspectos tecnológicos o médicos, o que se adecúen en alguna medida a los lineamientos que han surgido a partir de una pandemia mundial, se han visto altamente favorecidos y esto ha representado un repunte de magnitudes considerables en sus índices. Sin embargo, una serie de lineamientos que han sido puestos en práctica nuevamente, y que han simbolizado un marco referencial del cual las empresas ha podido sujetarse son los parámetros de normalización y estandarización de medidas.

Las normas de estandarización, tales como son las normas ISO en la actualidad, han traído históricamente, como su categorización lo induce, una serie de parámetros y lineamientos que permiten a las empresas mantener un orden y una estructura clara, concisa y congruente con los resultados y objetivos de un proceso. Esta serie de normas, si bien cuentan con un alto nivel de prestigio por su alta tasa de efectividad con respecto a sus resultados (optimización, mejoras y estructuración de procesos), no se han visto siempre como lo más necesario. Las normas de homogenización y de estándares de calidad, han llegado a tener una reputación de normas deseables, pero no del todo necesarias, lo cual vendría a explicar por qué una vasta mayoría del sector productivo no cuenta con tales certificaciones. Otra de las razones que pueden explicar de manera representativa el fenómeno de las normas de estandarización, es el hecho de que para algunas industrias se han vuelto un requerimiento, por lo que fuerza de alguna manera a quien desee formar parte del mercado productivo, a medir y regular sus procesos bajo estos estándares.

Esta serie de empresas que se han visto involucradas en algún proceso de estandarización u homogenización de medidas han contado con una herramienta sobresaliente para afrontar los cambios operativos que la realidad ha presentado. Si bien una pandemia mundial podría ser visto como un acto aislado y de carácter aleatorio, las normas han hecho un excelente trabajo manteniendo los procesos en funcionamiento. Según apunta Pastor (2020), existen industrias con un mayor grado de afectación, tales como las que no cuentan con una política de prevención capaz de poner los medios necesarios para asumir el desafío que suponía esta pandemia. Cabe destacar que existen procesos y diagramas operacionales que sí se vieron en la necesidad de variar por completo; sin embargo, las normas y certificaciones han brindado claridad a los altos mandos gerenciales en cuanto a las mediciones y esperables de cada uno de sus procesos regulados, esto permite una toma de decisiones mucho más informada y con un sentido de confianza de mayor peso.

A partir de esta información, es clara la importancia y el valor que pueden aportar este tipo de certificaciones a un negocio, independientemente de su tamaño como corporación. También se debe considerar que la pandemia ha tenido repercusiones importantes incluso en sectores altamente industrializados, tal y como recalca El-Erian (2011). Adicionalmente, este autor pone en perspectiva la ventaja competitiva que puede tener una industria al tener homogenizados sus procesos y poder actuar de manera equitativa ante todos ellos.

 

MOXIE es el Canal de ULACIT (www.ulacit.ac.cr), producido por y para los estudiantes universitarios, en alianza con el medio periodístico independiente Delfino.cr, con el propósito de brindarles un espacio para generar y difundir sus ideas.  Se llama Moxie - que en inglés urbano significa tener la capacidad de enfrentar las dificultades con inteligencia, audacia y valentía - en honor a nuestros alumnos, cuyo “moxie” los caracteriza.

Referencias bibliográficas:
  • Giroux, H., & Laura Proasi, T. (2020). La pandemia de Covid-19 está exponiendo la plaga del neoliberalismo. Praxis Educativa, 24(2), 1–13. https://doi.org/10.19137/praxiseducativa-2020-240202
  • Pastor, J. (2020). El (im)posible retorno del Estado al primer plano ante una catástrofe global. Geopolitica(s). Revista de Estudios Sobre Espacio y Poder, 11, 165–172. https://doi.org/10.5209/geop.69300
  • El-Erian, M. (2011). Navegando según la nueva normalidad en los países industrializados. Boletín Del CEMLA, 57(1), 18–30. http://search.ebscohost.com/login.aspx?direct=true&db=bth&AN=63017934&lang=es&site=ehost-live.