El matrimonio de Elena Gamboa Esquivel y de Rubén Gerardo Villarreal, una pareja sancarleña con más de 25 años de casados, tuvo que afrontar hace 3 años lo que ningún padre o madre en el mundo desearía afrontar en su vida: la lamentable muerte de su hijo, Rubén Alejandro Villarreal Gamboa, quien falleció en 2017, luego de que un conductor se brincara un ceda y lo atropellara.
El accidente ocurrió el 26 de enero de ese año en el sentido San José – Ciudad Quesada de la vía, justo en el cruce de Grecia en Alajuela.
Según detalló el informe forense, la motocicleta ocupada por el joven no venía a más de 50 Kilómetros por hora pero el impacto con el otro vehículo fue lo que causó la muerte.
Al ser consultada al respecto, doña Elena hizo un llamado a los conductores para que sean responsables en carretera pues este fue un caso en el que además del dolor de la pérdida, hubo que afrontar también el de la inconsciencia de un chofer quien tras el crimen, se dio a la fuga:
Yo lo que pido a los conductores y a los costarricenses es más prudencia y menos indiferencia porque el conductor que atropelló a nuestro hijo, al verlo muerto, se fugó. Este chofer se detuvo, pero al ver a mi niño en el pavimento se dio a la fuga, y hasta la fecha no sabemos quién fue. Las vías nacionales se construyeron para todas las personas, ahí cabemos los choferes motorizados, ciclistas, peatones, camioneros, y las reglas se crearon para todos por igual. No queremos que nadie esté en nuestros zapatos y sufran por el vació que deja un hijo. No hay alegría que llene ese espacio, no hay satisfacción que sea plena hay un dolor que se mantiene vivo y que no cesa porque cada día que pasa uno extraña más a ese ser querido que no volverá".
Así las cosas, y pesar de lo dura de la historia, nunca se supo si el responsable de la muerte del estudiante de medicina manejaba bajo efectos del licor o si contaba con su licencia de conducir al día, así como tampoco se esclarecerá jamás el por qué el conductor no hizo el ceda: lo único que se sabe es que esta familia perdió a uno de sus pilares por la imprudencia al conducir de una persona.
Este es uno de los casos con los cuales la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) busca concientizarnos este mes de noviembre, respecto a la responsabilidad que cada uno de nosotros adquiere cuando arranca el motor de un vehículo y empieza a conducir.
Y es que a ver, como señalábamos desde la semana anterior, los datos son claros: entre enero y setiembre de este 2020, la Caja reportó un total de 11.238 de atenciones por accidentes de tránsito en sus centros de salud, con un total de 216 decesos registrados en esas fechas.
La cifra es preocupante: en promedio, 24 personas han muerto al mes en centros médicos de la CCSS a causa de un accidente en carretera y estos accidentes han sido, en años anteriores, la segunda causa de muerte en Costa Rica y su atención tiene un impacto fuerte en los servicios de Urgencias y Emergencias, donde se requiere gran cantidad de recurso humano y de equipo médico.
Aún así, y a pesar de que hablamos de esto por lo menos cada tanto (seamos sinceros: no es como que ninguno de nosotros no tenga clarísimo qué es lo que hay que hacer y lo que no cuando maneja un vehículo), lo cierto es que la falsa creencia de que "eso no me va a pasar a mí" o "es solo un ceda, me lo salto rápido", sigue imperando en carretera y sigue generando más hechos tan lamentables como el que tuvo que vivir la familia Villarreal Gamboa.
Así justo nos lo señalaba esta semana la psicóloga y coordinadora de Psicología del Hospital Roberto Chacón Paut, María Elena Murillo Echeverría, con quien conversamos sobre cómo podemos aportar para traernos a la baja estas lamentables situaciones.
Es similar al caso de la COVID-19: la gente se habitúa y piensa que lo único que hay que hacer es lavarse las manos y andar mascarilla y ¡vámonos de fiesta! porque aunque ahí está, a mí no me va a pasar porque los que se contaminaron es porque son tontos o lo que sea y eso, evidentemente, no es así".
¿Qué es lo que nos falta entonces? Educación y responsabilidad: la especialista es clarísima en estos puntos y para ello nos presenta un símil que nos devuelve a los años de colegio donde estudiábamos "para pasar el examen" (en este caso el teórico y el práctico de manejo) y a la semana se nos había olvidado toda la materia:
En el examen teórico de manejo, muchas personas estudian el manual para pasar el examen pero nada más: la mayoría de la gente no se lee la Ley de Tránsito y solo se lee el manual para entender las cosas básicas que le preguntan en el examen teórico, solo con la intención de pasar el examen, no con la de hacer un proceso consciente de responsabilidad, sobre las decisiones que está tomando cuando se sube en un vehículo. Esto es igual a cuando uno estudia para pasar un examen".
Por ello es que la psicóloga hace muchísimo énfasis en el papel de las instituciones y del modelo educativo y también en los planos familiares, en este proceso de concientización y de "construcción de personas más autocríticas, reflexivas y responsables que asuman las consecuencias de sus actos, sean buenas o malas":
Vamos a ver en el caso de un accidente, y vamos a hablar de un accidente donde no haya ningún lesionado, solo dos vehículos abollados, uno verá que la regla es que lo primero que hace la gente es ver cómo le echa la culpa al otro: cómo me quito yo la culpa y cómo digo que no fue mi culpa aunque sí haya sido mi responsabilidad por una imprudencia mía. La gente tiende a negar su responsabilidad al conducir y necesitamos gestionar desde las instituciones, desde los centros educativos y desde el proceso de obtención de la licencia, algún complemento educativo y reflexivo a los futuros conductores, respecto a la responsabilidad que se adquiere cuando se obtiene una licencia y se sube uno a un vehículo".
Esa responsabilidad, que también va de la mano con educar conductores que realicen un análisis ético de las decisiones que se toman en carretera, es lo que la Caja señala que nos falta a todos y cada uno de nosotros para evitarle a más familias un sufrimiento como el que tuvieron que afrontar doña Elena y don Rubén, y también es el que nos llevará a no tener que ser el conductor que se salta un ceda para aprender una lección tan dura como esta. Nos toca a todos.
Dato D+: Lea también la nota CCSS nos llama a luchar contra la "pandemia" de accidentes de tránsito.