Por German Ariza Salas – Estudiante de la Escuela de Estudios Generales

¿Se puede estar seguro en las redes sociales? Es bien conocido que ahora podemos saber mucho de una persona con tan solo ver su perfil de Facebook o de cualquier otra red social; gracias a estas plataformas podemos conocer pasatiempos, dónde ha ido y hasta qué ha comido últimamente alguien. Sin embargo, hay mucha más información “privada” que no sale a simple vista en el perfil de una persona en cualquier red social, pero que sí está ahí, como por ejemplo la información de la tarjeta de débito que el usuario ha registrado con diferentes fines. También hay casos donde muchas personas dan disponibilidad indefinida al acceso de la ubicación en tiempo real a muchas de estas redes sociales.

En el 2018 hubo una polémica con la red social Facebook, ya que como comenta El Confidencial (2018) “Facebook ha reconocido en una nota que el ataque informático que hace dos semanas fue descubierto por los ingenieros de la compañía ha comprometido información de 30 millones de usuarios, sobre todo datos personales y de contacto”. Esto dejó la información personal de millones de personas en las manos de una consultora llamada Cambridge Analytic, que utilizó dicha información para predecir las últimas elecciones de los Estados Unidos en el año 2016.

Además de tener el constante riesgo de ser otra víctima en un caso como el de Facebook y Cambridge Analytic, por estos traspasos de información entre compañías, también podemos ser afectados más directamente por otros usuarios de la misma red social, que tengan o no conocimientos de programación, ya que muchos de nosotros no delimitamos de una forma correcta a las personas que pueden ver nuestra información y publicaciones en general de nuestros perfiles. Delimitar la visibilidad de nuestras publicaciones a las personas que comprenden nuestro círculo de amigos, dejando aparte al resto de usuarios de la red social, facilitará la protección de nuestra información valiosa que podrían utilizar después en contra de nosotros, pudiendo caer en estafas, por mencionar un efecto de muchas. Cualquier asociado de las redes sociales debe tener en cuenta otras precauciones o prevenciones para minimizar, mas no evitar, el mal uso de sus datos subidos a las varias redes sociales existentes, ya que como menciona en la página Semymas (2018) “los jóvenes con edades entre 16 y 34 años comparten más del 60 % de sus datos personales y más de un 42 % de sus datos financieros. La cantidad de información que se comparte se reduce hasta el 38 % cuando hablamos de personas de más de 55 años, por lo que los jóvenes están más expuestos a los hackers.”

Por esta razón, debemos negar la posibilidad de acceso a información como lugar donde vive, localizaciones a las que ha frecuentado recientemente, entre otros datos sensibles. Es preferible dejar esta información solo para usted. En cuestión de fotos y publicaciones similares, sería bueno que se permita la visualización solo a amigos y familiares, como se ha dicho popularmente “una foto habla más que mil palabras”. Las fotos “espontaneas” que se suelen tomar las personas durante el día, para enseñarle a los demás cómo es su vida, pueden enseñar información valiosa que de esta forma podría traer efectos negativos, por ejemplo, en los casos donde una persona sube un boleto de avión a una red social, alguien podría tomar el código del tiquete de abordaje y obtener toda tu información personal del propietario; además el que acceda a esta información podría hasta cambiar planes de viaje.

En conclusión, las personas nos hemos vuelto muy confiados en lo que concierne con las redes sociales, ya que las hemos tenido durante muchos años y ya son parte de nuestra vida diaria, por lo que pensamos que son inofensivas y que nadie puede sacar provecho de lo que se encuentra en esas páginas. Por esta razón, debemos ser menos inocentes y no dejar que cualquier persona pueda acceder a todos nuestros datos. Gracias a esta inocencia podríamos tener grandes efectos negativos hacia la integridad de nosotros como de nuestros familiares. Debemos saber que las redes sociales pueden ser igual o peor de peligrosas que la calle, ya que estas plataformas sociales siempre intentarán aparentar ser más seguras que un jardín de niños. Sin embargo, son simples máscaras.

 

Referencias bibliográficas