Por André González Bolaños y Juan Carlos Ugalde Barquero – Estudiantes del Green Club
Hoy una realidad fue recibida por todas y todos, una deuda pendiente hace alarde entre los diferentes países e involucra, para su correcto manejo, a diferentes actores sociopolíticos de cada estructura. No es necesario en estas líneas impregnar críticas al pasado, la solución es, por mucho, lo contrario y para su ejecución se requiere de un trabajo político. Cabe resaltar que lo que se hace desde colectivos por el ambiente es una forma de política, diferenciada a la política partidaria, pero necesaria por mucho.
Como país y como sociedad, producto de la emergencia sanitaria global de la SARS-CoV-2, se maneja un contexto diferente a los demás. No es en vano pensar nuevamente que lo ambiental, cuando se hace sin lo social, es para muchos elitismo ecológico. Para muestra un botón lo que se vive en términos sociales para Costa Rica y la región: la Caja Costarricense del Seguro Social, mediante su presidencia ejecutiva Macaya F. Hayes le anunció al país hace varios días sobre la compra de mascarillas, entre ellas un estimado de más de tres millones de mascarillas solo para mayo, sin anunciar un plan verde para manejar esas mascarillas y todos los insumos médicos después de cumplir su ciclo de utilidad (Casa Presidencial de la Republica de Costa Rica, 2020).
Costa Rica, en general en este contexto de nulas visitas, ha visto un mejoramiento en temas como contaminación, pero hoy una amenaza es latente: la forma en que la Caja Costarricense del Seguro Social y los diferentes ministerios involucrados en esta atención de primera línea también podrán marcar un antes y un después si el manejo de bioinfecciosos no se hace de la mejor forma. Un escenario de debacle para la agenda azul del país es lo que se desea evitar en todas las realidades, detrás de una crisis existe un espacio para el resurgimiento, solamente se deben aprovechar los canales para hacer efectivas nuevas políticas públicas verdes escuchando a todos los actores de una sociedad sin distinción para no dejar a nadie atrás.
Los artículos bioinfecciosos se dividen en tres: los bio-infectados, bio-infectados punzocortantes y bio-infectados orgánicos. En los bio-infectados se incluyen vendas, hisopos, algodones y paletas. Estos deben venir contaminados con sangre o fluidos orgánicos. Seguidamente los punzocortantes son los que contienen un grado de riesgo más alto, por lo que se les debe brindar más atención; estos incluyen jeringas o bisturíes, los cuales deben venir contaminados por sangre, tejidos o fluidos orgánicos. (Wastechcr, 2017). Por último están los orgánicos, los cuales son aquellos que incluyen partes involucradas directamente con los tejidos o fluidos de una persona, estos pueden ser cadáveres.
Como se puede observar, estos residuos pueden ser sumamente contaminantes y hasta pueden expandir más el Covd-19, por lo que el buen manejo de ellos después de ser utilizados puede tener un impacto fuerte en el mundo. Estos residuos son sumamente comunes de ver en los hospitales, los cuales deben separarlos muy bien después de ser utilizados para que de esta forma no haya problemas con ellos; además de que al no darle un buen tratamiento después de ser utilizados puede hacer que se contamine aún más el planeta. En esta pandemia se ha visto la disminución en los índices de contaminación atmosférica; no obstante, el aumento en el uso de bio-infecciosos podría hacer que esa disminución se detenga por el mal proceso de tratamiento de estos residuos, por lo que será esencial un buen proceso de tratamiento.
