El director general de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2021, Toshiro Muto, aseguró este fin de semana que la vacuna contra la COVID-19 no será un requisito para celebrar las máximas justas del deporte mundial.
Las declaraciones de Muto se dieron después de una prolongada reunión con funcionarios gubernamentales, supuestos expertos en el área de salud y funcionarios olímpicos japoneses.
El Comité Olímpico Internacional y la OMS ya discutieron este asunto. No es una condición para la entrega de los Juegos de Tokio 2020. La vacuna no es un requisito. Por supuesto, si se desarrollan vacunas lo apreciaremos mucho. Y para Tokio 2020 esto será genial. Pero si me preguntas si esa es una condición, no es una condición"
La reunión de este fin de semana fue la primera de cinco que abordarán temas como la entrada de atletas en Japón, las pruebas COVID-19, las medidas sanitarias en la villa de atletas, los problemas de inmigración y el estado de los fanáticos.
En lo que respecta a los espectadores, aún no tenemos condiciones, pero nos gustaría evitar que no haya espectadores"
Distante de esta nueva posición, en el mes de abril, la Asociación Médica de Japón afirmó que era necesaria una vacuna contra la COVID-19 para que las máximas justas fueran una realidad.
La Asociación Médica de Japón es la mayor asociación profesional de médicos con licencia en Japón. La JMA ha sido miembro de la Asociación Médica Mundial desde 1951 y tiene gran injerencia en las decisiones globales.
Sumado a esta contradicción con los profesionales de la salud, Tomas Bach (Presidente del Comité Olímpico Internacional) también aseguró en abril que está completamente descartado realizar un segundo aplazamiento de Tokio 2020.
Bach le comentó al diario alemán Die Welt:
No sería posible (un aplazamiento a 2022). Me dejaron muy claro que Japón no podría asumir un aplazamiento más allá del próximo verano".
El Comité Olímpico Internacional (COI) estimó que se perdieron 800 millones de dólares a raíz de aplazamiento de este año. La cifra incluyó los sacrificios económicos realizados por organizaciones, federaciones y comités olímpicos nacionales.
Estos US$ 800 millones consisten en dos partes principales. Hay una parte de US$ 650 millones que se refiere al costo para la organización de los Juegos Olímpicos pospuestos para el COI y un paquete de ayuda de hasta US$ 150 millones para el movimiento olímpico, en particular las federaciones internacionales y los comités olímpicos nacionales".
Japón se enfrenta actualmente a una lucha de intereses, ya que el público también está escéptico ante la realización de los Juegos Olímpicos. Según una encuesta desarrollada por el medio Japan News Network, el 77% de los japoneses creen que los Juegos Olímpicos no se celebrarán en 2021 y por ende, deberían ser cancelados.
Kasuhiro Sugita, secretario adjunto del Comité Organizador, comentó este fin de semana:
Mientras vivimos con el coronavirus, debemos asegurarnos de que los atletas puedan rendir al máximo y que el público disfrute de los juegos de manera segura (...) Para lograr eso, ajustaremos los controles fronterizos, los sistemas médicos y de prueba y las operaciones de los lugares"
Japón ha reportado alrededor de 1.300 muertes por COVID-19, sin embargo, los nuevos casos en Tokio han disminuido considerablemente en las últimas semanas. El desafío ahora será dar la bienvenida a atletas de 206 países, donde las condiciones sanitarias son muy distantes a las que tiene actualmente el pueblo nipón.
Actualmente Costa Rica tiene cinco plazas aseguradas en Tokio 2021. Andrea Vargas (atletismo), Brisa Hennessy (surf), Kenneth Tencio (BMX Freestyle), un ciclista de ruta masculino y una ciclista de ruta femenino, serán los representantes nacionales en la máximas justas del orbe.
Con respecto a los cupos de ciclismo de ruta, la Federación Costarricense de Ciclismo (FECOCI) será la encargada de decidir entre Andrey Amador o Kevin Rivera, y María José Vargas o Milagro Mena.