¡Ahora sí! ¿cómo explicar esta vaina? Pasa que hace casi cinco meses nos atacó un bicho raro. Entró como a todos los países, a la brava, achantándo a todo el mundo. ¡Mae qué furris! Este virus está como el pisuicas de turno, como si estuviéramos en la época de los fusiles de chispas con sobrada incertidumbre. Este bicho tan güeiso puso a bretear a todos los ministerios del país, como carajillos achacándose las culpas. El ambiente político se puso espeso, bochinches que nada que ver, ninguno da en el clavo. Por si acaso, todos hablamos mucha paja porque en realidad nadie sabe a ciencia cierta lo que pasa.

De hecho, algunos funcionarios decidieron abrirse del brete mientras a otros los despidieron. Acharita, con lo que cuesta conseguir trabajo. Es aguevadísimo enviar aplicaciones y que nadie lo llame a uno para contratarlo. La cosa no está como para estrilar mucho. La economía está en alitas de cucaracha pero la fe es que alguillo tuanis salga por ahí. Se siente gacho estar detrás del palo con tantos gastos. No alcanza la harina para subsistir, ni un tucán para el ahorro. Estamos pa’l tigre. Ni los platudos se salvan, el leñazo es parejo y hay que pulsearla por todos lados.

En el cole nunca nos enseñaron la importancia de ahorrar plata. Jue’pucha, falta de cancha de los tatas también, esas varas se tienen que enseñar y aprender en algún momento de la vida, aunque sea a palos. Todos los chinamos, las sodas y oficinas las cerraron al toque. En la tele hablan hasta por los codos. Del estrés de la ciudad y una jodedera con las malas noticias. Una sicoseadera con esa vara. Ya nos hacemos los rusos para que no nos dé un patatús o se nos corran las tejas. La Organización Mundial de la Salud nos carbonea, nos disque aconseja y son unos chambones porque todos los días cambian de hablada. Carajadas que más bien asustan. ¡Este COVID sí que la sacó del estadio!

Las aceras estuvieron vacías, pero ya me he topado con gente andando a trole. Pero eso sí, con caites cerrados, en chanclas ni hablar porque ese bicho anda por todos lados. Hasta miedo da coger la cazadora. ¡Diay cómo no!, los choferes andan atarantados y los peatones no están en nada. La gente transita muy concha y a capa caída. Mejor andar en cleta. Una cabanga ver este mundo patas arriba. En Chepe la cosa está muy insegura, muchos chavalos andan haciendo de las suyas. Algunos no es que sean bagaces, ni chapulines de oficio, es que al chile la cosa esta fea.

Ni qué contarles de la lucha para que los carajillos estudien. A jugársela porque no hay manera de cómo explicarles a los chamacos esta vaina. Ni con confites, ni comprándoles chunches los engaña uno. ¡Guácala! de por sí todo está desbaratado. Pero no hay que aflojar las clases de los güilas, bien decían la maestra y escritora costarricense Luisa González —primero hay que educar a las gentes para que aprendan a usar la libertad—. Acois también le hacemos de maestros mientras pasa el susto y últimamente también los socollones. Este año prácticamente ya se nos fue en blanco, pero no aflojemos, los estudiantes deben continuar sus clases, ¡ojalá que así sea! De feria, dicen los doctores que ni apretar se puede en estos tiempos, disque esa vara se nos pega solo con hablar con la gente.

Me da una cabanga enorme, me parte el alma pensar en todas las chozas que han quedado vacías. Ni tiempo para llorar como Dios manda. Despedir a la gente así no se vale, queda un hueco grandisísimo en el alma. Un tanate de despedidas pendientes. Hechos todos leña pero seguimos, nadie se puede capear esto. ¡Mandaría que este bicho no se palme! Ya deporsí nos partío la vida, ahora a juntar los pedacitos que quedan y a actuar con prudencia y generosidad.

En pocos días entra setiembre y todavía anda muy sombreado este virus. Armó un miche que nos tiene hasta la coronilla. Ahora se hace urgente practicar el pura vida si queremos salvar nuestra Tiquicia. Ciertamente los ticos somos muy apuntados y tuanis así que confiamos en que sea el momento para demostrarlo. ¡Compas, las pachangas para otro día!

Su estampa, por favor, haga lo mejorcito que pueda y a sudarnos la chaqueta para sacar adelante esta vaina. Por lo pronto, seguimos sancochando y llenando los platos de nuestra prole con lo que haya. Gracias por tomarse el chancecito de leerme, espero que hayan podido descifrar este arroz con mango que hoy les reseño.

¡Nos vidrios!

Nota de la autora: Con diccionario en mano me ocupé de desarrollar un relato con una mirada tica. Con el diccionario de costarriqueñismos más completo que se haya publicado en nuestro país: Diccionario de costarriqueñismos del maestro Miguel Ángel Quesada que guarda las frases más populares y propias de nuestro país. En varias ocasiones el escritor Quesada ha dicho que un idioma será lo que sus hablantes hagan de él.

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