La nicotina es el principal componente químico que se desarrolla a partir de la planta tabaco, sin embargo, abundan las ideas erróneas y la confusión terminológica sobre la sustancia, el fumado y sus consecuencias.
¿Cuánto se sabe realmente sobre la nicotina, su procedencia y su efecto en los individuos? El presente artículo busca dar una respuesta y eliminar tabúes que existen respecto a esta compleja temática.
Producción inicia en la planta de tabaco
¿De dónde viene la nicotina? La respuesta simple: De las plantas de tabaco, En concreto, de la familia Solanaceae, conocidas como solanáceas.
Esta es la familia de especies de plantas entre las que también se encuentran las de papa, tomate y berenjena, por ejemplo, lo que significa que los frutos antes mencionados también poseen nicotina, aunque en mucha menor medida que la que produce la de tabaco.
Para ejemplificar, según un artículo publicado en ScienceDirect (base de datos de investigación científica y médica) un cigarrillo contiene ~12 mg de nicotina y esto es alrededor de 18 mil veces más nicotina que la que produce una papa.
El tema es que, sin embargo, sólo una fracción de esa nicotina se transfiere al humo de un cigarrillo: un cigarrillo contiene aproximadamente 600 ingredientes adicionales. Cuando se queman, los cigarrillos crean más de 7,000 productos químicos adicionales. La ciencia señala que, al menos 69 de de ellos, son los químicos de los que se derivan en medida mayoritaria los casos de cáncer, pues son estos los componentes más perjudiciales.
Sin embargo, volviendo a las plantas, la nicotina que además es el componente psicoadictivo del consumo, surge de las raíces de la planta cuando dos compuestos químicos, la piridina y la pirrolidina, se unen antes de ser transportados a las hojas.
El propósito principal del compuesto químico en las plantas no se conoce de manera definitiva, sin embargo, los estudios han demostrado que al menos una de sus funciones es defenderse contra los insectos atacantes.
El viaje de la nicotina por el cuerpo
Los efectos de la nicotina en las personas son diferentes de su rol en las plantas. Según estudios, desde la época prehistórica, las personas han reconocido los efectos estimulantes de su consumo, que tradicionalmente se ha desarrollado a partir de la quema de las hojas secas de la planta de tabaco. Es por ello que fumar se ha convertido en la forma más común de absorción de la nicotina.
Los productos disponibles en el mercado como los cigarrillos, las terapias de reemplazo de nicotina, los cigarrillos electrónicos u otros productos sin humo, contienen niveles suficientemente altos de nicotina para afectar temporalmente la función cerebral de una persona de manera reversible, por lo que según las principales productoras del mundo, producen un efecto bastante similar al de un cigarrillo tradicional, aunque con un riesgo asociado mucho menor.
Tal como lo dice la OMS “su efecto (el de la nicotina) es generar adicción al tabaco pero no provocar cáncer directamente". De hecho la Dirección General de Salud Pública de los Estados Unidos, ha concluido que “no hay datos suficientes para concluir que la nicotina causa o contribuye al cáncer en humanos" y en la misma línea, el Real Colegio de Médicos dijo:
La nicotina no es por sí misma una droga de alta peligrosidad... es muy poco probable que la inhalación de nicotina contribuya por sí misma de manera significativa a la morbilidad o mortalidad causada por fumar. El principal responsable es el humo y, si la nicotina pudiera ser entregada de manera efectiva y aceptable para los fumadores sin humo, mucho si no todo el daño ocasionado por fumar podría ser evitado".
¿Cómo llega al cerebro?
Según investigaciones de Philip Morris International, la ruta de absorción (boca, piel o pulmones) determina la velocidad e intensidad del suministro de nicotina. Una vez absorbida, la nicotina se introduce dentro del torrente sanguíneo y se distribuye, en diversas concentraciones, a todos los tejidos y órganos, incluido el cerebro.
El tiempo que dure en llegar al cerebro y causar su efecto, será variado. Por ejemplo: al fumar los efectos empiezan a sentirse aproximadamente 10 segundos después del consumo, mientras que en un parche de nicotina el efecto se da alrededor de una hora después.
Una vez dentro del cerebro, la nicotina se une a los receptores nicotínicos de acetilcolina (nAChR), como los que se encuentran en las células nerviosas del cerebro.
La molécula de señalización natural para los nAChR es la acetilcolina, la cual puede ser imitada por la nicotina, ya que se une a los receptores. Cuando lo hace, provoca la liberación de dopamina, GABA, glutamato, acetilcolina y noradrenalina. Como resultado, la nicotina puede estimular y, en última instancia, afectar funciones cerebrales de corto plazo como la emoción, el aprendizaje y la memoria.
Después de la estimulación repetida con nicotina, el cerebro se adapta a la presencia de nicotina y genera adicción, el proceso que, en última instancia, es el que da lugar a las dificultades harto conocidas para que las personas dejen de fumar.
Pese a no haber un consenso total, expertos y autoridades ven con buenos ojos los dispositivos electrónicos, como los cigarrillos electrónicos o vaporizadores, para consumir a nicotina por medio de forma más sana.
Un ejemplo de ello es el estudio anual sobre vapeo de la Public Health England (PHE), agencia de salud líder de Inglaterra, indicando que vapear nicotina es una alternativa más segura que el fumado.
La profesora Ann McNeill del King’s College London, experta en adicción al tabaco y asesora de la PHE, dijo a The Guardian que “estamos batallando contra la desinformación en escala masiva”. Recalcó que la posición del PHE de que el vapeo es un 95% menos dañino que el fumado no debe tomarse a la ligera “5% no es un número insustancial”.