Por Jean Carlo Castro Sánchez – Estudiante de las Escuela de Ingeniería Industrial
Muchas empresas en la actualidad buscan formas de conectar de manera más inmediata y directa con sus consumidores. Sus pautas publicitarias, los productos que crean, las formas en que hacen llegar la “necesidad” por este producto a sus compradores y el sentimiento general de compra, requieren de mucha investigación previa. A veces incluso una investigación de mercado suele llevarse al suelo el potencial de cientos de productos. La razón de esto es simple, ninguna empresa quiere producir algo que no va a generar ningún tipo de ganancia. Por esto, actualmente muchas empresas recurren a “big data” antes de embarcarse en una decisión crítica, y quienes pueden ofrecer esta información, y al mismo tiempo interpretarla, son ahora un aliado más en la toma de decisiones de muchas compañías.
El manejo de datos (o data management) consiste en la forma en que la información obtenida (tanto a través de canales sociales como de investigación) son almacenados, compilados e interpretados por un sistema de algoritmos que pueden utilizar esta información para definir patrones de consumo. En otras palabras, es un sector de la industria donde el comportamiento de los consumidores es analizado para lograr una mayor comprensión en su toma de decisiones. Su función en el moderno mercado de servicios y productos es tal, que actualmente incluso existen quienes creen que su extensión ha llegado a afectar la privacidad y los derechos de muchos usuarios de redes sociales o de dispositivos inteligentes, como Smartphone o asistentes inteligentes (dígase Alexa o Siri), ya que estos dispositivos son la línea frontal en cuanto a recolección de datos.
Esta intrusión en la privacidad ha llevado a muchos a cuestionarse hasta qué punto las empresas como Google, por ejemplo, tienen una carga ética al compilar la información de todos sus usuarios para luego venderla a otras empresas. Es un tema sensible por sus implicaciones a los derechos de los usuarios, y también porque revive una no muy vieja herida en el Internet, ya que no hace muchos años Edward Snowden expuso cómo el gobierno de Estados Unidos estaba usando estas plataformas para recopilar información sobre todos los usuarios en el internet que, según la CIA, presentaran una amenaza para la seguridad del país. Sin filtros ni limitaciones, era una intrusión bastante grave a la privacidad. Sin embargo, no muchos años después de ese evento, lo mismo continúa ocurriendo a ojos de todos los consumidores, esta vez sin secretismos, ni fachadas por partes de estas empresas, que rastrean cada movimiento de sus usuarios, patrones de búsqueda, de compra e incluso de pensamiento.
Big Data como herramienta empresarial es una excelente solución en toma de decisiones, ofreciendo predicciones de mercado, interpretación de resultados previos y contemplando una visión más global de los consumidores finales. Sin embargo, la misma ventaja usada por estas empresas pueden llevar a que los usuarios de las plataformas que recopilan esta información pierdan algo más que su privacidad, ya que incluso al estar conscientes de que son monitoreados por estas enormes entidades los puede llevar a autocensurar sus pensamientos, por temor a algo como sacado de una novela de George Orwell.
Es una arma de doble filo que para la industria puede representar el ahorro de gastos y una incursión más positivas en sus respectivos mercados, mientras que para los consumidores representa la pérdida paulatina de sus privacidad y del poder que antes mantenía sobre su información, hasta qué punto esto puede llegar a convertir la sociedad en solo una variable más para el mercado, esto solo el futuro lo dirá, pero en palabras de Orwell, “si uno desea mantener un secreto, habrá que mantenerlo en secreto de uno mismo”.
