Por María Jose Castro Martínez y Georgianella Coto Quesada – Estudiantes de la carrera de Relaciones Internacionales e Ingeniería Industrial
Hace más de trescientos años se inició una de las transformaciones industriales, sociales y económicas más importantes de la historia a nivel mundial: la Primera Revolución Industrial. Ésta surgió a partir de la creación de la máquina de vapor y el surgimiento de industrias textiles que permitió el crecimiento económico. Sin embargo, las revoluciones industriales continuaron manifestándose. La segunda de ellas trajo consigo avances tecnológicos en el desarrollo de la electricidad y la producción en masa, y la tercera la invención de la informática. Entonces, ¿qué nos espera de esta cuarta Revolución Industrial o Revolución Industrial 4.0?
La cuarta Revolución Industrial plantea un giro hacia lo digital. El economista alemán fundador del Foro Económico Mundial Klaus Schwab (2016) explica en una de sus publicaciones que esta revolución se caracteriza por la optimización de procesos, la inteligencia artificial y el aprendizaje de máquina que vienen a automatizar cada tarea, desde las más habituales como levantarse hasta la creación de bienes y servicios a nivel empresarial. Entonces, teniendo en cuenta lo anterior, se podría decir que esta revolución podría llegar a facilitarnos la vida. Sin embargo, surgen dudas relacionadas al tema digitalización tecnológica de las tareas en un país tercermundista como el nuestro.
Esta nueva digitalización trae consigo la implementación de la automatización en empresas industriales y de servicios con el fin de mejorar la producción y el flujo de trabajo, creando más en menor tiempo. Asimismo, la calidad mejorará debido a que los nuevos procesos permiten una mayor precisión en detalles, pesos, entre otros. Un ejemplo de esto es la empresa Ford Motor Company que se encuentra en transformación hacia la Cuarta Revolución Industrial al cambiar su forma de producción y al darle un papel protagónico a la tecnología. El cambio permitió un ahorro del tiempo de producción, sus operadores se desplazaron a realizar labores más especializadas en donde fueron más productivos y eficientes en sus procesos, lo que los hizo sentir satisfechos al trabajar de la mano con la tecnología.
Dichas acciones son ejemplo de los grandes beneficios de esta implementación. No obstante, en nuestro país, puede ser una puerta al desempleo por la poca necesidad de mano de obra, lo que podría provocar una mayor desigualdad social. Por otra parte, el ir al lado de la Cuarta Revolución Industrial requiere el desembolsar una cantidad significativa de dinero. A no ser que sean empresas trasnacionales que laboran en nuestro país o aquellas que tengan una suma importante de dinero. Muchas empresas, organizaciones y/o entidades nacionales correrán el riesgo de no poder actualizarse y no adaptarse al nuevo orden mundial si no cuentan con este requisito.
Pese a que la tecnología ha sido de gran ayuda y ha dado paso la creación de proyectos innovadores en nuestro país, empresas pequeñas y sectores no privilegiados podrían verse no preparados para enfrentar estos cambios que ocurren a través del tiempo. Por lo tanto, la buena administración de los recursos para la digitalización de país está en nuestras manos, en las manos del Estado, de lo contrario podríamos vernos en un gran conflicto tanto a lo interno como a lo externo; entiéndase conflicto como problemas primeramente económicos, sociales, ambientales y hasta políticos.
Por lo tanto, es necesario tener claro nuestra realidad y así ver las posibilidades existentes según las circunstancias, para poder adentrarse a este nuevo mundo con las menores repercusiones posibles en donde la adaptación, formación y aprendizaje serán vitales para lograr ir de la mano con esta Revolución Industrial 4.0.
