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COVID-19 en Costa Rica: 22 casos confirmados, 118 descartados

La costarricense Catalina Brenes de 36 años tiene 13 años de vivir en Italia, país que hoy se encuentra en total cuarentena luego de que se convirtiera en la segunda nación con mayor cantidad de casos de la enfermedad COVID-19 causada por el nuevo coronavirus, solo superada por China.

"No había sido, en los 13 años que he vivido en este país, testigo de ninguna emergencia de este calibre", afirma Brenes en una entrevista con Delfino.cr. Durante la pandemia de AH1N1 del 2009, Italia ni siquiera estuvo en el top 10 de países europeos con más casos, contrario a lo que se vive ahora.

A pesar de su alto nivel de vida y su buen sistema de salud (uno de los mejores del mundo y además gratuito), Italia vio un explosivo crecimiento en la cantidad de enfermos y fallecidos por esta nueva enfermedad. En cuestión de días los hospitales se desbordaron, los profesiones en sanidad no dan a basto y la Sociedad Italiana de Anestesia, Reanimación y Terapia Intensiva confirmó que entró a regir el criterio de darle prioridad "a quien tiene más probabilidades de supervivencia", es decir, una sentencia de muerte para los adultos mayores.

La pesadilla para Italia no empezó el 31 de enero cuando se registraron los primeros casos confirmados de COVID-19 en turistas chinos, sino en febrero cuando un joven italiano se reunió con un amigo que había retornado de China tras haber dado negativo para la enfermedad. Se trató de un "falso negativo" pues esa persona infectó al joven y este se convirtió en un super-contagiador durante las dos semanas que tardó en desarrollar síntomas; durante ese tiempo visitó lugares con alta concentración de personas: su trabajo, un partido de fútbol, un bar y visitó a sus padres.

Cuando desarrolló síntomas y fue diagnosticado positivamente, las autoridades italianas no reaccionaron lo suficientemente rápido para ubicar los contactos del joven y a su vez, los contactos de esos contactos, por lo que se inició la transmisión comunitaria, es decir, personas que no habían viajado a zonas de riesgo en el extranjero y que no habían estado en contacto con individuos provenientes de dichos territorios empezaron a enfermar.

De un día para otro la cantidad de casos confirmados de COVID-19 en Italia pasó de 3 a 20; de 20 a 79; de 79 a 150 y continuó creciendo exponencialmente hasta que el 8 de marzo, con 7375 casos confirmados, el gobierno decidió poner bajo cuarentena a 16 millones de personas en la región de Lombardía y otras 14 provincias del norte del país, incluida Verona, lugar donde vive la costarricense Catalina Brenes desde el 2017.

"El mensaje inicial del gobierno fue de cerrar inmediatamente las zonas donde estaban los primeros casos e informar lo antes posible a la población de la situación. En las provincias en las cuales se dio el primer brote del virus las personas acataron inmediatamente las órdenes impuestas, el gobierno controlaba las calles y nadie podía salir. Lamentablemente en el resto de las provincias no fue la misma reacción", detalló Brenes

No puedo hablar por todo el territorio pero sí puedo decir con seguridad que en Verona no había cambiado la vida ni la cotidianidad de los habitantes. En la zona de Lombardía y Veneto las escuelas, kinders y universidades están cerradas desde el 17 de febrero por lo que la medida del gobierno fue inmediata.

Brenes no vio cambios en el comportamiento o las costumbres de la gente en Verona, aunque el tema se conversaba bastante. "Se veía como algo lejano", afirma.

Mientras tanto, los medios de comunicación hacían énfasis en la situación de los italianos en China y en los esfuerzos para repatriarlos. "La primera medida tomada por el gobierno (30 de enero) fue de cancelar todos los vuelos provenientes de China. Lamentablemente el mismo gobierno no se esperaba que el virus lograra entrar de esta manera tan agresiva al país por lo que no se acudió a ningún control riguroso a sus ciudadanos o dentro de los aeropuertos", agregó.

Los lugares principales de Verona, Italia, casi desolados. Foto: Catalia Brenes para Delfino.cr

Cuando se impuso la cuarentena al norte del país la gente entró en pánico. La noche del anuncio oficial, relata Brenes, el último tren de salida de Milán hacia el sur de Italia estaba colapsado por la cantidad de personas que escapaban de la ciudad, al igual que las autopistas. Algo similar ocurrió cuando el gobierno de China anunció que cerraría la provincia de Hubei (que alberga la ciudad de Wuhán): miles de personas huyeron y algunas de ellas, ya enfermas, diseminaron la enfermedad a los lugares que fueron.

Era claro que la situación que se estaba viviendo era caótica para las personas. Me he informado lo más posible en medios de comunicación italianos e internacionales, pero al ver la reacción de las personas y no pensar en que las medidas tomadas eran para evitar aglomeraciones, era inevitable el cierre total del país. La reacción de la población del norte de Italia puso más en riesgo al resto del país por lo que la única manera de frenar el brote era con la medida drástica de cerrar el país entero.

Y así ocurrió. Un día después de anunciar el cierre del norte, el gobierno de Italia se vio obligado a poner en cuarentena todo el país, limitó la libertad de movimiento y advirtió que impondría sanciones a quienes violaran las disposiciones emitidas.

"Se respira un ambiente realmente surreal, sobre todo porque Italia es un país con millones de turistas al año. En Verona todas las plazas están llenas constantemente. En este momento en cualquier plaza se pueden contar con los dedos las personas que caminan a una distancia de más de tres metros entre ellos. Es como si todo fuera una ciudad fantasma, con pocas personas que no quieren interactuar entre ellas", agrega Brenes.

El gobierno ha recomendado no salir de la casa y trabajar desde el hogar o desplazarse solo cuando es necesario.

En este momento entre los ciudadanos hay un sentimiento de solidaridad, pero de mucho miedo y angustia de que las medidas tomadas para salvar la salud tengan repercusiones realmente graves económicamente. Ya en este momento el pequeño y mediano comercio están siendo afectados.

Y la situación empeoró en las últimas horas, pues el gobierno ordenó el cierre de todos los establecimientos comerciales en todo el país, exceptuando únicamente los que venden alimentos y medicamentos.

Este jueves Brenes relató a Delfino.cr que la situación cambia drásticamente cada día.

"Solo se puede salir de la casa para ir al supermercado o a la farmacia. Solo los negocios de supervivencia básica pueden estar abiertos. La desobediencia colectiva en este país ha llevado al cierre total de absolutamente todo el comercio. Es prohibido salir sin un permiso de trabajo y todos los trabajos están obligados a darle a sus dependientes un modo para trabajar desde la casa", detalló.

Además, hasta hace poco el gobierno prohibió ir a los museos, teatros, gimnasios, kinders, escuelas, universidades, centros de belleza, entre otros; y la gente ahora debe guardar distancia de un metro entre sí en cualquier lugar cerrado.

Por ello, Brenes hizo un llamado a los costarricenses:

Por favor, urge que en colectivo hagan caso y las medidas tienen que ser inmediatas. Cuando un país como Italia, con uno de los mejores sistemas médicos del mundo, encierra a sus más de 60 millones de habitantes, es porque el porcentaje de personas vulnerables en el país es realmente alto, alarmante y puede dar paso al colapso del servicio médico.

"La medida de cerrar el país entero se debe a que si sus provincias más avanzadas y con sus mejores hospitales están en el borde del colapso, es realmente alarmante lo que podría pasar en el resto del país. Así que a las personas que aun creen que no es un virus peligroso, les hago un llamado a que se informen de la realidad en Italia, que es una realidad con números y cifras reales a las cuales se está llegando casi a un colapso de uno de los mejores sistemas médicos del país y de Europa", agregó Brenes.

La semana pasada, Giorgio Armani donó a los hospitales de Milán 1 millón 250 mil euros para poder comprar equipo médico necesario para afrontar la crisis.

Los lugares principales de Verona, Italia, casi desolados. Foto: Catalia Brenes para Delfino.cr

La cuarentena ha obligado a los comercios a reinventar su modelo de negocio para poder subsistir. Algunas cadenas de supermercados, comenta la costarricense, ofrecen el servicio de entrega domicilio de manera gratuita a personas mayores de 65 años para que estas no tengan que salir de sus viviendas.

He ido al supermercado recientemente en Verona y puedo decir que algunos productos como el alcohol en gel y todos los derivados para las manos están agotados en todos los supermercados y farmacias, así como las mascarillas. Algunas farmacias están haciendo su propio alcohol en gel, lo cual dejan comprar solo dos envases por persona. Lo básico al menos hasta este momento no falta en ningún supermercado en Verona y estoy segura que el gobierno está tutelando que lo básico no falte en todo el país.

Brenes decidió contar su experiencia para hacer ver la gravedad en la que se puede convertir el COVID-19 si la población, de forma colectiva, no acata las medidas del Gobierno.

"Cualquier medida lleva tiempo para ver los resultados y solo funcionan cuando se respetan colectivamente. Lo importante es que tanto los gobiernos como los medios de comunicación actúen con responsabilidad, transparencia y coherencia para garantizar la tranquilidad de sus ciudadanos", afirmó.

"Es la responsabilidad de las personas menos vulnerables de tutelar la seguridad de las más vulnerables, ya que en muchas familias existen individuos en riesgo. Es un momento de dejar de lado el egoísmo personal y pensar en el colectivo. Dejemos de pensar que no nos puede pasar a nosotros, puede pasarle a cualquier país y a cualquiera de sus ciudadanos; lo importante es no hacer nuestras propias reglas y llevar a cabo las medidas tomadas por el gobierno. Solo de esa manera podemos salvar a los que más están en peligro", agregó.

Es un momento histórico muy difícil para el mundo entero donde o trabajamos en colectivo o es el mismo colectivo que pagara las consecuencias.