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COVID-19 en Costa Rica

La crisis mundial por la COVID-19 ha permitido el aprovechamiento de los recursos tecnológicos como herramientas para luchar contra el virus, así como mejorar el proceso de distanciamiento social para muchos sectores de la población.

La utilización y adaptación de los fines de la tecnología disponible hacia fines de impacto social, llena de optimismo sobre su potencial y posible desarrollo enfocado en fortalecer la capacidad de resiliencia de cada país. Estas adaptaciones están siendo foco de atención en este momento para dar respuesta a la rápida propagación del virus.

El New York Times el día de ayer informaba sobre el traslado de tecnología avanzada de vigilancia desarrollada en China por parte de autoridades británicas en una plataforma para alertar a las personas que han estado en contacto con alguien identificada como infectada con el coronavirus.

El proyecto es un esfuerzo urgente en el desarrollo de una aplicación para teléfonos inteligentes, que adaptaría la tecnología china en un proyecto articulable a las democracias occidentales. El proyecto funcionaría con participación completamente voluntaria y confiaría en la información compartida por sentido de deber cívico.

Tal cooperación podría haber sido impensable meses o semanas atrás, pero un panorama de crisis mundial sigue mostrando las oportunidades de cooperación que existen entre naciones para dar respuestas rápidas a problemáticas comunes.

La propuesta representa uno de los últimos esfuerzos de los gobiernos para combatir el coronavirus. La experiencia de China con los sistemas de rastreo de teléfonos inteligentes para poner en cuarentena a las personas que podrían haber estado cerca de infectados, fue clave en el combate y aislamiento oportuno de grandes masas de la población.

Muchas críticas sobre la transparencia del uso de la información fueron hechas al gobierno de China, y es por esta razón que las autoridades británicas ya presentan soluciones de cómo mantener los beneficios de esta tecnología sin poner en riesgo la privacidad de las personas posterior a este proceso de combate al COVID-19. Este y otros detalles de la adaptación de esta herramienta tecnológica siguen en análisis por investigadores de Oxford.

Estrategias similares están siendo discutidas en el gobierno de Estados Unidos, donde empresas de tecnología han estado conversando con la Casa Blanca sobre el uso de información de localización para la vigilancia de la salud pública.

La disrupción presente y las repercusiones del virus COVID-19 en nuestras vidas todavía no están claras. Sin embargo, ha quedado en evidencia que el desarrollo de plataformas para permitir la continuidad de nuestras vidas y mantener la conectividad social en situaciones extremas como las que está viviendo el planeta en este momento, es necesario para lograr naciones más resilientes.

Desarrollar ecosistemas de innovación para permitir adaptarnos de manera rápida sin comprometer nuestros derechos nunca antes fue tan importante.