Hoy vamos a celebrar abiertamente al diputado Roberto Thompson por, en términos sencillos, dejarse de varas. Es más: vamos a reconocer su posición demócrata e incluso valiente, porque se atreve abiertamente a llevarla la contraria hasta a su propia bancada en un tema muy delicado.

Hablemos con claridad: Restauración Nacional, Unidad Social Cristiana y Liberación Nacional quieren que la votación del lunes (en la que se decidirá la continuidad de Paul Rueda como magistrado de la Sala Constitucional) sea secreta. Así lo han dicho una y otra vez.

El gesto nos dice todo lo que nos tiene que decir, porque no hay vuelta de hoja y estamos todos muy grandecitos para comernos los cuentos que han usado unos y otros para justificar la movida. Es más: nos da pena. Y nos da pena que este país sea incapaz de poner fin de una vez por todas a estas prácticas abiertamente inconstitucionales. Se los recuerda la propia Sala y la ignoran. Se los recuerda la Procuraduría y... también la ignoran. Cada vez que la institucionalidad habla de ética y transparencia en el Congreso y en la Corte arrugan la cara y patean la bola. Es desolador.

Para estas personas amigas de las tinieblas cualquier cuento es bueno cuando de “hacerse los majes” se trata. No hacen por dónde poner las cosas en orden de una vez por todas y acabar con la práctica tica más lamentable de todas: “calladito más bonito”. ¡Cómo nos cuesta dar la cara!

Después los propios diputados y los propios magistrados son los primeros en hablar de los troles en redes sociales. Diay, ¡menudo ejemplo les ofrecen!

Thompson se gana entonces nuestro reconocimiento porque ayer se animó a adelantar que votará de manera pública el lunes. Precisamente: ¡nada se lo impide! ¿Cuál es el miedo que tienen los otros diputados entonces? En palabras de Thompson:

Más que un tema reglamentario es un tema de transparencia y aquí venimos a representar una ciudadanía que la exige. Al final se trata de una decisión propia de la conciencia de cada diputado. En mi caso no tengo ningún inconveniente en hacer público mi voto el próximo lunes. Y más allá de lo que se resuelva al respecto, he considerado hacerlo asi.

Tal cual. No hay que darle vueltas. No hay que salir con que “dice Servicios Técnicos que todo tranqui con seguir apostando por el voto secreto” cuando es evidente que ese “criterio legal” es una burla a los costarricenses, particularmente cuando adrede decide omitir los criterios (de mucho más peso) emitidos por la Sala Constitucional y la Procuraduría en lo que a este tema refiere. Ah... ¡qué conveniente!

Lo más triste, lo más desesperante, es que la justificación “técnica” es... “siempre se ha hecho así”. ¡¡Por amor de Dios!! Menos mal que estas personas no estuvieron a cargo cuando finalmente se aprobó el voto femenino 70 años atrás porque aquí estaríamos todavía diciendo “ahorita no muchacha, es que vieras que siempre se ha hecho así”.

Los propios diputados han aceptado que muy probablemente el resultado de la votación dependerá de si es pública o no. ¿Nos estamos dando cuenta de lo que significa esto? Una tomadura de pelo express para el pueblo.

Voluntad política. Eso es lo que falta. Voluntad política para ir erradicando todos los portillos que, necia e inconstitucionalmente, vivillos de turno encuentran para maquillar movidas que, una y otra vez, son cualquier cosa menos transparentes. Menudo ejemplo.

Editorial es parte del Reporte: Malabares en el MEP, poca afinidad por las armas en Costa Rica y un plan de vivienda para la clase media.