Los nuevos datos anunciados por el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo (SIPRI,) en el que el gasto militar mundial alcanzó los 2,44 billones de dólares lo que supone un aumento del 6,8% con respecto al año 2022, nos reafirman la actual situación de tensión que vive nuestro planeta. Por noveno año consecutivo el gasto militar continúa creciendo, pero a diferencia de otros años y por primera vez desde 2009, el gasto militar ha aumentado en las cinco regiones geográficas definidas por el SIPRI, especialmente en Europa, Asia, Oceanía y Oriente Medio.

La guerra en Ucrania asociada a la alta tensión en Oriente Próximo y el pulso entre Estados Unidos y China, ha generado una nueva especie de carrera armamentística que sigue apostando por el belicismo como respuesta al deterioro de  la paz y la seguridad. Al día no existe ningún opción de detener el conflicto en Ucrania. Incluso a nivel internacional hay una clara ausencia de tratados sobre armas que controlen y limiten su uso. La deteriorada relación entre las dos grandes potencias nucleares-Estados Unidos y Rusia- ha deteriorado los principales acuerdos, incluyendo el tratado de misiles balísticos, el de fuerzas nucleares de rango intermedio, el de fuerzas armadas convencionales e incluso el Nuevo Start que trata sobre el uso armas nucleares.

Rusia continúa aumentando su presupuesto militar por décimo año consecutivo. Durante el 2023 el Kremlin creció un 24% su gasto en defensa lo que supone un 109.000 millones de dólares y un incremento del 57% con respecto al 2014. Al día de hoy Rusia gasta el 16% de su PIB en gasto militar.

Ucrania por su parte fue el octavo país del mundo que más gastó en defensa y eso supone un aumento del 51% con respecto al año anterior. Estos datos incluyen la ayuda militar de al menos 35.000 millones de dólares de Estados Unidos  y la Unión Europea, y dicho gasto también supone un 91% en comparación con el gasto militar ruso.

La guerra en Ucrania también ha confirmado el cambio en la perspectiva de seguridad en los países europeos. Los datos de SIPRI confirman que los 31 miembros de la OTAN continúan aumentando su gasto en defensa. En 2023 dichos países gastaron 1,34 billones de dólares, lo que equivale al 55% del gasto militar mundial. El gasto militar de EE. UU. aumentó un 2,3% hasta alcanzar los 916.000 millones de dólares en 2023, lo que representó el 68% del gasto militar total de la OTAN

Una década después de que los miembros de la OTAN se comprometieran a alcanzar un 2% del PIB en gasto de defensa, los datos de SIPRI reflejan que durante el 2023, 11 de los 31 miembros de la OTAN alcanzaron o superaron este nivel.

China, segundo país del mundo con mayor gasto militar, continúa aumentando su partida en defensa con el objetivo de aumentar la capacidad de acción de combate de su ejército, lo que supone un aumento del 6% respecto a 2022, unos 296.000 millones de dólares.

En Oriente Medio ha habido un aumento del 9% hasta alcanzar los 200.000 millones de dólares. Esta cifra supone el mayor aumento registrado en la región en la última década. Israel por su parte aumentó su gasto militar un 24%, alcanzado los 27.500 millones de dólares en 2023.

La actual situación de inestabilidad mundial ha conllevado a un continuo aumento del gasto militar y con ello un mayor riesgo de una debacle mundial. La apuesta por la paz debe propiciar la negociación, el entendimiento y el repuesto mutuo de las partes para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos actuales.

Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio.