Resultados mostraron que hay mayor salud en los ríos con una zona ribereña diversa, tupida y con sombra.

De 17 sitios de ríos estudiados en la Cuenca Binacional del Río Sixaola, 7 recibieron la calificación de "bueno", 6 "regular", 2 obtuvieron la categoría de "pobre", 2 "muy pobre" y ninguno tuvo "excelente".

El análisis determinó que los ríos con peor salud se ubican en áreas bananeras de la zona fronteriza de Costa Rica y Panamá, y cercanos a los mayores centros de población. Estos son parte de los resultados del biomonitoreo participativo de ríos realizado por la Asociación ANAI en la Cuenca del Sixaola en el 2023, en unión con el Proyecto Conectando Comunidades y Ecosistemas OET-GEF PNUD, autoridades costarricenses y panameñas, organizaciones locales y pueblos indígenas.

El Proyecto Conectando Comunidades y Ecosistemas es implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y ejecutado por la Organización para Estudios Tropicales (OET) con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), y busca evaluar el impacto de las actividades humanas en la salud ecológica de los ríos y quebradas.

El trabajo en campo

La Asociación ANAI fue fundada en 1983 y en el 2000 arrancó su Programa de Biomonitoreo de Ríos para promover la conservación de los ríos y cuencas de la zona de La Amistad Caribe de Costa Rica y Panamá. ANAI adaptó índices a la región para medir la salud ecológica de un río aplicando diferentes técnicas enfocadas en seres vivos.

Se aplican 3 metodologías para evaluar:

  • Ensamblaje de peces mediante la captura con electropesca, siendo devueltos vivos después, o con censos visuales.
  • Macroinvertebrados acuáticos como insectos, camarones y gusanos.
  • Condición del entorno.

En el 2023, se realizaron 17 jornadas en las cuales participaron 58 personas, incluyendo personal de los ministerios de Ambiente de ambos países, dirigentes de territorios indígenas, representantes de organizaciones comunitarias, habitantes locales y una empresa privada.

El biomonitoreo permitió estudiar más de 14 mil peces de 33 especies de las cuales 11 están listadas como amenazadas por la UICN; y más de 7 mil macroinvertebrados acuáticos, animales sin esqueleto interno que viven dentro del agua. En su conjunto los peces y macroinvertebrados son  indicadores de la salud del río.

Los puntos con peor bioclase, muy pobre, están en la quebrada Quiebra Caña en Costa Rica y el canal Washout en Panamá ambos en la subcuenca Bajo Sixaola, donde hay más impacto de la actividad bananera.

El canal Washout también está fuertemente contaminado con aguas residuales y residuos sólidos de las comunidades del corregimiento panameño de Las Tablas, señalaron las organizaciones en un comunicado a la prensa.

Los trechos con calificación de pobre fueron el río Shiroles en la subcuenca del Telire, en el límite de los territorios indígenas Bribri y Cabécar; y el río Carbón en el centro de Bribri, la cabecera del cantón de Talamanca.

De los 12 sitios para los que ANAI disponía de información previa, 8 presentan una tendencia negativa en su salud biológica, 3 se mantienen estable, y solo el río Sand Box presenta una tendencia positiva, gracias a un esfuerzo de restauración que continúa.

Los sitios calificados como bueno se concentran en la subcuenca del río Yorkín y en la de la laguna de Gandoca. Compartieron que en Yorkín hay poca contaminación gracias a la agricultura orgánica y turismo comunitario que practican los pueblos indígenas. Mientras que en Gandoca hay poca intervención, pero se observan los efectos del cambio climático.

Los resultados mostraron que los ríos cercanos a los mayores centros poblados tienen problemas únicos, graves y preocupantes por la contaminación, y que hay mayor salud en los ríos con una zona ribereña diversa, tupida y con sombra.

Al respecto, el co-fundador de la Asociación ANAIBill McLarney, comentó: 

El pez está aquí 24 horas al día 7 días a la semana incluyendo los domingos. Si interpretamos lo que el pez u otro animal dice podemos empezar a entender todo el entorno. Los animales responden a los impactos de la actividad humana. El biomonitoreo nos permite no solo entender la salud de un río en un momento dado, sino a través del tiempo. Genera información para dar seguimiento a los problemas ambientales, plantear acciones, y medir el cambio”.

Mientras que el director de la OETMiguel Méndez González, comentó que la planificación estratégica a largo plazo es esencial para abordar los desafíos ambientales especialmente en el monitoreo de la salud de los ríos.

Desarrollada por instituciones gubernamentales, organizaciones y actores locales, esta planificación ofrece una visión integral y sostenible, permitiendo anticipar cambios, establecer objetivos claros y priorizar acciones. Además fomenta la participación comunitaria”.