Es el 8 de marzo de 2023. Entre una actividad de gritar “no” y un entrenamiento de golpe de palma, suena mi celular. Me ha llegado una inundación de mensajes deseándome un “feliz día de la mujer.”

Mando un par de emojis sin demasiado entusiasmo, y sigo con mi clase de defensa personal. Las participantes gritan, golpean, juegan y conversan sobre temas de género. No es ni una manifestación ni una celebración para el 8M; es parte de la lucha cotidiana para un mundo sin violencia contra las mujeres.

Trabajo hacia ese mundo —el mundo donde todes pueden vivir con libertad y dignidad que demandamos cada 8M— todos los días.

Este año seguramente será parecido. En más de cinco años de impartir talleres de autodefensa holística, he notado un patrón: hay un pico de demanda para talleres de defensa personal durante fechas claves como el 8M y el 25 de noviembre. Un mes antes, varias empresas, municipalidades, hoteles y otros grupos nos llaman para agendar actividades. Y a la vez, grupos aliados nos preguntan si estaremos participando en las marchas.

Cada persona en la red de Mujeres Fuertes Autodefensa toma sus propias decisiones. Yo personalmente suelo elegir dar talleres en esas fechas.

Por cierto, me alegro que hayan tantas instituciones y comunidades que quieran conmemorar el día del 8M con educación sobre el empoderamiento y la prevención de la violencia. Es una manera alineada de reconocer la lucha de las mujeres por la justicia a lo largo de la historia, lo cual, como lo entiendo yo, es exactamente el punto del 8M. Me alegra que tantas personas salgan a marchar, desde las calles de San José hasta las playas de Guanacaste y Limón.

Incluso no me molesta demasiado que me feliciten por ser mujer, aunque no lo hacen ningún otro día del año, y aunque creo que el día merece más solidaridad que felicitaciones.

Lo que me decepciona es la falta de interés (y de fondos o participación) en la justicia y la prevención de violencia los otros 364 días del año. En el contexto de mi trabajo, un taller introductorio de defensa personal de unas dos o tres horas es un inicio, no el objetivo final. Claro que es mejor que nada, y las personas pueden aprender herramientas claves para su seguridad personal en muy poco tiempo.

Pero en el 8M me encantaría ver a todas las empresas, instituciones y personas que apoyan los derechos de las mujeres respaldar sus palabras con una inversión de tiempo más grande. En un curso de 12 horas se pueden transformar vidas y cambiar estadísticas. En un curso anual, consistente y comprometido, se puede transformar una comunidad y una cultura.

El 8M es un día simbólico que señala, representa y conmemora una lucha constante de generaciones, la cual seguimos luchando todos los días. Invito a todes a recordar que el 8 de marzo no es realmente un día especial, sino un día como todos los otros, donde es nuestra responsabilidad y privilegio alzar la voz para la justicia, la igualdad, la paz y la libertad.

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