De forma periódica y especialmente cada inicio de año se enlista por parte de diversos grupos las habilidades más importantes que debe tener el talento humano en un mercado laboral competitivo, como el que vivimos. Mucho antes de la pandemia por la COVID-19, diversos analistas venían proyectando que las habilidades blandas se estaban volviendo un elemento medular en los entornos laborales, y estas han tomado mayor protagonismo producto de las consecuencias de la pandemia, la crisis económica, el retorno de la presencialidad o esquemas híbridos de trabajo/educación, así como el avance vertiginoso de la inteligencia artificial y un mundo cada vez más digitalizado y cambiante.

El informe Future of Jobs 2020 del Foro Económico Mundial identificó las 15 habilidades blandas que los empleadores ven como cada vez más prominentes previo al 2025, y dentro de ellas se encuentran el aprendizaje activo y el aprendizaje continuo.

En los espacios modernos de trabajo, hay cambios constantemente, los colaboradores cambian, las nuevas generaciones son más propensas a la movilidad laboral, la dirección de las organizaciones cambia, las estrategias cambian, entre otros.  Además, la acelerada evolución de la tecnología da como resultado la necesidad de aprender continuamente y adaptarse velozmente a esos cambios.

Debido a lo anterior, y donde la única constante es el cambio, el Growth Mindset nunca ha tenido un rol más importante. Este concepto fue desarrollado y acuñado por la psicóloga Carol Dweck en el 2006, quién lo popularizó y dio a conocer a través de su libro, Mindset: la nueva psicología del éxito. De acuerdo con la autora, el Mindset es una percepción que las personas tienen sobre sí mismas y sus capacidades. Dicho libro, demuestra cómo el tipo de mentalidad “prepara el terreno” tanto para el aprendizaje como para el desempeño.

En palabras sencillas el Growth Mindset, consiste en tener la consciencia de que la inteligencia no es fija y que mediante un aprendizaje continuo y con el interés de tener nuevos retos, se pueden alcanzar las metas y objetivos en diversos escenarios. —habilidad blanda que, actualmente es muy valorada por las organizaciones—. Esta mentalidad de crecimiento se basa en creer en uno mismo y especialmente en nuestra capacidad para cambiar, aprender y desarrollarnos, en donde muchas veces debemos aprender a desaprender.

Las organizaciones que promueven y desarrollan el pensamiento Growth están apostando a generar crecimiento a alta velocidad en nuevos entornos, que usualmente son volátiles e inciertos. Por ello, la clave es desarrollar habilidades blandas junto con habilidades digitales para que los equipos de trabajo puedan enfocarse en la maximización de los productos/servicios, colaboración, trabajo en equipo, adaptación al cambio e innovación. Las personas con una mentalidad Growth buscan aprender cosas nuevas y optimizar lo que ya saben. Esta pasión por el conocimiento y la mejora continua las convierte en personas altamente creativas, productivas e innovadoras; un tipo de colaboradores que cualquier organización desea tener.

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