A menos de dos semanas de las elecciones municipales se siente una carencia de ideas innovadoras entre las personas candidatas a nuestros gobiernos locales. Las plataformas de algunas candidaturas se resumen en frases vacías, otras intentan disputar puestos posicionándose sobre temas fuera de la jurisdicción municipal, como la norma técnica, y muchas ni siquiera han presentado un plan de gobierno al TSE. Este ambiente desalentador para quienes aspiramos a vivir en comunidades más prósperas y saludables, nos hace volver la mirada hacia ideas innovadoras en otras latitudes y soñar acerca de cómo se verían implementadas en nuestra realidad. Una de esas ideas es el Nuevo Acuerdo Verde, la política de inversión pública que pretende luchar contra el cambio climático, estimular la economía y crear muchos empleos de calidad al mismo tiempo.

El Nuevo Acuerdo Verde fue desarrollado por activistas climáticos en los Estados Unidos y ha sido impulsado por la reconocida congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez. Su nombre hace eco del “New Deal”, la respuesta del ex-presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt a la Gran Depresión de los años 30. Se trata de una variedad de políticas e inversiones públicas que abordan la crisis climática y económica, poniendo a las personas a trabajar en empleos verdes, o dicho de otra manera, en empleos que lleven a cabo todas las medidas necesarias para reducir la contaminación ambiental y adaptarnos a los efectos negativos del cambio climático. Actualmente, el Nuevo Acuerdo Verde ya ha comenzado a implementarse en la ciudad de Nueva York, gracias a los esfuerzos de miles de activistas y del alcalde neoyorquino Bill de Blasio.

Esta idea puede ser conveniente para nuestra realidad porque no está pensada solamente para grandes ciudades, sino que puede adaptarse a casi cualquier contexto y lugar, por el simple hecho de que el cambio climático es una amenaza para la humanidad en todas las regiones y lugares del mundo. En los últimos meses hemos visto tragedias climáticas sucediendo en muchas partes; como el ciclón tropical que cobró la vida de 900 personas en África, el huracán que dejó a Puerto Rico sin electricidad por casi un año y los devastadores incendios en Australia provocados por olas extremas de calor. Prácticamente nadie está a salvo de esta amenaza existencial y la región centroamericana no es la excepción, de hecho, es considerada como una región altamente vulnerable a la crisis climática. Bajo estas circunstancias, resulta relevante visualizar un Nuevo Acuerdo Verde en Costa Rica y desde nuestros gobiernos locales.

Tomemos el ejemplo del Cantón Central de San José, un cantón no sólo carente de nuevas ideas sino también de nuevos liderazgos. Johnny Araya ha sido alcalde de San José desde 1998 y su legado de más de veinte años ha sido un caos de ordenamiento territorial, una movilidad urbana obsoleta, ríos urbanos altamente contaminados, un sistema de reciclaje incompetente y una escasa cobertura de áreas verdes. La gestión ambiental de Johnny Araya, al igual que su tiempo en el poder, son insostenibles y necesitan de un cambio.

Un Nuevo Acuerdo Verde desde el Cantón Central de San José podría lograr un reordenamiento territorial masivo, especialmente de las viviendas. Los empleos verdes se pueden dedicar a la construcción de viviendas verticales y de bajo costo. Esto es importante en materia ambiental porque una alta concentración habitacional en el centro del cantón permitiría que menos personas tengan la necesidad de trasladarse por largas distancias hacia sus espacios de trabajo, reduciendo así las emisiones de CO2 causadas por el transporte. El mejor viaje es el que no se hace, sin embargo, en San José sucede lo contrario, la falta de planificación ha generado un crecimiento urbano periférico que obliga a las personas a vivir lejos de donde trabajan y además aumenta su vulnerabilidad a algunos efectos negativos del cambio climático, como deslizamientos e inundaciones en las zonas frágiles y vulnerables donde hoy habitan muchas personas de bajos recursos.

Los empleos verdes también se podrían dedicar a transformar la movilidad urbana, invirtiendo recursos y esfuerzos en sectorización para rutas de buses, sistemas de alquiler de bicicletas, construcción de ciclovías, modernización de la infraestructura peatonal, así como en crear y ampliar espacios de movilidad con prioridad para las personas. Lastimosamente, en el cantón Central de San José la movilidad está basada en un modelo de transporte mayoritariamente de automóviles particulares, lo cual contribuye en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático y contaminan el aire en la ciudad.

Otra posible solución que puede brindar esta política de inversiones es limpiar los desechos contaminantes en comunidades, ríos, playas y espacios urbanos, asegurando el desarrollo económico y la sostenibilidad en esos sitios. Muchas personas se pueden emplear para realizar labores de limpieza y para construir infraestructura que mantenga limpios los espacios públicos. Esto sería ideal para lugares como el río Torres en San José, el cual está repleto de basura y es considerado como uno de los ríos más contaminados del mundo.

Actualmente en San José se producen 500 toneladas diarias de basura, pero la Municipalidad apenas recicla un 2% de esta y no ha logrado instaurar una ruta clara de recolección del reciclaje. Un programa de empleos verdes tendría la capacidad de establecer un programa de reciclaje eficaz, con recolección de camiones en los barrios y centros de acopio. Además, sería posible realizar reciclaje orgánico, con recolección de desechos orgánicos, centros de compostaje y programas de compostaje comunitario.

Un Nuevo Acuerdo Verde permitiría invertir en reforestación de árboles en zonas urbanas y rurales, para reducir el estrés térmico por calor que causa el calentamiento global. Esto es muy necesario en zonas urbanas porque las superficies cubiertas de cemento y edificaciones retienen más el calor, generando islas térmicas peligrosas para la salud de la ciudadanía. Las zonas verdes absorben el calor y además permiten fijar carbono, contribuyendo también con la reducción de gases de efecto invernadero. En la actualidad, el cantón Central de San José cuenta con apenas un 6% de cobertura de zonas verdes.

Las posibilidades para reducir la contaminación ambiental y adaptarnos al cambio climático con un Nuevo Acuerdo Verde son muchas, pero además es una oportunidad para generar empleos de calidad. Miles de personas jóvenes en Costa Rica que quisieran tener un empleo a tiempo completo no lo encuentran. El nivel de paro juvenil es de un 38%, superando en más del triple la ya inaceptable tasa de desempleo general de 11,3%. Podemos hacer mucho para crear empleo y aumentar las oportunidades para las personas jóvenes, asegurándoles no solo estabilidad financiera sino también comunidades habitables y saludables.

Sin embargo, este tipo de política tendría varios retos por asumir en la Costa Rica actual. Hace falta transformar la idea generalizada de que la reducción del gasto público es beneficioso para las finanzas, hace falta construir un Nuevo Acuerdo Verde no solo para los gobiernos locales sino para todo el país y además se necesita retar a los liderazgos tradicionales aferrados al poder.

La idea de que recortar el gasto público debe ser la prioridad del gobierno para mejorar sus finanzas es ampliamente aceptada en Costa Rica, a pesar de ser realmente un mito. No se crea empleo y crecimiento económico despidiendo a trabajadores y recortando el gasto público, por el contrario, se logra aumentando la demanda y el poder adquisitivo de las mayorías, con inversión. La inversión pública estratégica tiene la capacidad de funcionar como un gran estímulo a corto plazo para la economía. Para fomentar el crecimiento deberíamos realizar inversiones con un alto margen de rentabilidad y a la vez intensivas en generación de empleo, con el fin de que muchas más personas tengan suficiente capacidad adquisitiva para comprar los productos y servicios del sector privado. Estas inversiones complementan la inversión privada, pero en Costa Rica sigue siendo muy común la idea de que la austeridad en el sector público mágicamente inspira a inversores, cuando en realidad esto sólo reduce la demanda y desalienta tanto la inversión como la contratación privada. Las ideas de austeridad son incluso propagadas por candidatos a gobiernos locales, cuando defienden la implementación de la regla fiscal y solamente logran plantear proyectos si son concesionados a alguna empresa privada.

Tampoco basta con implementar un Nuevo Acuerdo Verde en algunos gobiernos locales, es necesario que se convierta en política nacional. Para eso se requiere de un gran movimiento de activistas climáticos exigiendo su implementación y aportando a construir sus cimientos, por medio de procesos democráticos y participativos que sean inclusivos, liderados por comunidades vulnerables a la crisis climática, personas jóvenes y personas trabajadoras.

Finalmente, es importante entender que ni ésta idea innovadora, ni ninguna otra serán posibles de lograr si no retamos a los liderazgos tradicionales aferrados al poder. Johnny Araya sirve de ejemplo nuevamente. Han sido más de veinte años de gestión y el cantón Central de San José sigue sin cambiar positivamente, muy por el contrario, cada vez tiene una infraestructura en peores condiciones, zonas más inseguras y una pésima relación con los pocos espacios naturales restantes. Si él y otros no han tenido la dignidad de ceder el poder después de tanto tiempo, ya es hora de que las nuevas generaciones lo tomemos y pongamos en marcha las ideas del futuro.

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