Hay un chiste entre compañeras de trabajo que dice que cuando no sabés cómo titular algo pongás “mitos y verdades sobre...”, y cualquier cosa que rellene ese título funcionará.

Y no es que en esta ocasión no sepa como titular la entrevista que les comparto, pero es que entorno al tema de pensión por jubilación hay un viejo relato que se viene repitiendo, y poco a poco interiorizando entre las personas de mi generación: “de-por-sí no tendremos pensión”.

Varias cosas con este asunto. La primera es ¿qué pasa en los países donde de veras la plata no alcanza para pagar estas pensiones?, ¿qué pasa con la sostenibilidad de nuestros regímenes de pensiones en Costa Rica?, y tercero, ¿qué pasa con las personas que no tienen una pensión? Y claro, ¿por qué parece que a la mayoría ni nos importa? ¡Dios mío!

El superintendente de pensiones en Costa Rica es Álvaro Ramos Chaves. Fue viceministro de Ingresos en Hacienda y también ha sido profesor universitario. Sus preocupaciones macro respecto a Costa Rica están orientadas a los temas demográficos y laborales. 

Ramos es una voz crítica sobre el manejo de los sistemas de pensiones en Costa Rica y se ha manifestado públicamente en contra de la iniciativa legislativa para que las personas puedan retirar el Fondo Obligatorio de Pensiones de manera anticipada. Según él, esto sería vulnerar el pacto social en Costa Rica.

Hace un par de años tuve la oportunidad de conocerlo durante otra entrevista y si algo recuerdo de aquel primer encuentro son sus profundos y hermosos ojos verdes. Son tan llamativos y hermosos como los de la ministra de Hacienda Rocío Aguilar Montoya

Recuerdo que en aquella entrevista Ramos se había sentado de frente a la ventana entonces sus ojos se iluminaban más y me distraían demasiado, como los de la ministra Aguilar. Sabrán ustedes que yo soy como la pez Dory. Entonces, esta vez estratégicamente le pedí que se sentara dándole la espalda a la ventana y así ponerle más atención.

La crítica pública que hace Ramos es clara: la ligereza con la que se ve la sostenibilidad de los regímenes de pensiones no es el problema, sino lo que eso significa: la estabilidad financiera de las generaciones venideras es lo que nos jugamos

PRIMERO LO PRIMERO

¿Cómo funcionan nuestros regímenes de pensiones? Por decencia y dominio propio no utilizaré la palabra que se me viene a la mente para explicar cómo funcionan las pensiones en Costa Rica, pero les haré el cuento corto. 

Según el Ministerio de Trabajo, la Dirección Nacional de Pensiones administra -agárrense- 14 regímenes de pensiones con cargo al presupuesto nacional, los cuales se dividen en tres: contributivos, no contributivos y prejubilaciones. Estos se rigen por la Ley General de Pensiones. Una ley viejísima que fue reformada en el 92, como quien dice para parar la fiesta. 

A este régimen pertenecen las personas a quienes en algún momento se les otorgó una pensión por ser congresistas, beneméritos de la patria, premios magón, etc. 

La reforma del 92 cerró ese “régimen especial” y estableció que las pensiones de la mayoría de los empleados se irían al ya existente fondo de Invalidez, Vejez y Muerte que administra la Caja Costarricense del Seguro Social, que se financia de las cotizaciones de trabajadores y patronos, no por presupuesto nacional. 

El tema es que, aunque esta ley fue reformada hace 27 años, y esos 14 regímenes especiales de pensiones se cerraron, igual nos siguen costando a los contribuyentes casi un 12% del presupuesto nacional. 

Aparte de este “régimen especial” y del IVM, también existe el régimen del Magisterio Nacional, que administra Jupema (sector educación), y existe el régimen del Poder Judicial. 

Y aunque el dicho dice que “en la variedad está el gusto” acá no aplica tan bien. Porque tanto que nos quejamos de la desigualdad social y todo pero si lo pensamos bien permitir jubilaciones de diferentes categorías es la máxima expresión de desigualdad. Es llevar la desigualdad hasta la última etapa de la vida de alguien. 

El Sistema Nacional de Pensiones, de la Superintendencia de Pensiones, explica que nuestra pensión se sostiene por cuatro pilares básicos: Pensión Contributiva Básica (sea del IVM, Magisterio o Poder Judicial), Pensión Complementaria Obligatoria (Régimen Obligatorio de Pensiones-ROP), Pensión Complementaria Voluntaria y Pensión No Contributiva.

Digamos que para la mayoría de personas aplican los primeros dos pilares, luego si alguien quisiera mejorar el ingreso de su pensión a la hora de retirarse podría aportar para la Complementaria Voluntaria y finalmente, la No Contributiva es la que el Estado brinda a las personas adultas mayores en condición de pobreza extrema que nunca cotizaron lo suficiente para tener un ingreso en la vejez. 

Con esto dicho, les comparto mi preocupación personal sobre el tema pensiones y el punto de vista del superintendente. Todo inició porque el “de-por-sí no tendré pensión”, a mí sí me inquieta. No es como que mis papás me van a dejar una herencia millonaria que resuelva mi vejez. 

Por el lado de pensiones algo ha de poder hacerse. Hace algunos meses conversé con el presidente ejecutivo de la Caja, Román Macaya Hayes, y él me recomendó empezar una pensión Contributiva Voluntaria, como quien dice “pa no quedarse sin nada”. 

Obvio sí le hice caso, pero ¿en serio no tendré pensión de la Contributiva Básica, ni la Complementaria Voluntaria, para las cuales ya me rebajan un porcentaje de mi salario todos los meses y a la cual he estado contribuyendo por años? 

Me explica Álvaro Ramos que para que una persona se pensione con 60% de su salario (monto que en teoría le permite a una persona tener una vejez digna), actualmente, entre el patrono y la persona trabajadora deberían estar aportando el 20% de su salario mensual, para que al final de su vida profesional el IVM aporte el 45% y el ROP el 15% para la pensión. 

Para la persona promedio el IVM y el ROP son sus dos partes de la pensión. Se aporta un 10.16% y un 4.25% respectivamente para un total de 14.41%. Por eso yo abogo por subir un 5% más ese aporte, porque así llegamos al 20%.

Y en un régimen donde [la persona] aporta el 20%, sí podemos ofrecer alrededor del 60% de pensión, y por ahí es donde considero que el pacto social de Costa Rica se mantiene estable.

Este país, por una serie de razones sociales, no está preparado para que en nuestra vejez, recibamos menos del 40% de la Caja [de nuestro salario para la pensión].

La piedra en el zapato del IVM es el lío político que significa la Caja para las personas creen que es una institución inútil, desfasada y mal administrada. Con este pensamiento vale la pena decir dos cosas. 

Primero que no es lo mismo la administración de la Caja que la administración del fondo de pensiones del IVM, y lo otro es que, si sí entendemos esa diferencia pero aún así somos muy anti Caja, siempre existe la opción de adoptar el modelo de pensiones Sueco, dice el superintendente:

En Suecia, las pensiones privadas [complementarias obligatorias] aportan un 7% no un 4.25% como en Costa Rica. Por la razón que sea, si usted es de las personas que no le quieren dar un cinco más a la Caja, entonces podría cotizar más para el ROP, un 7 u 8%.

Ramos dice que desde el punto de vista financiero es indiferente quién aporte más o menos para lograr la relación 3:1, que es la relación que le permite a una persona obtener un 60% del salario en pensión, siempre y cuando aporte el 20% de su salario. 

De estos tres regímenes básicos (IVM, Magisterio y Poder Judicial) ¿ninguno es sostenible?

No. El que está más cerca de la sostenibilidad es el del Magisterio nuevo (luego de la reforma del 92). Los empleados que cotizan para el Magisterio aportan el 16% entonces tiene una relación de aporte-beneficio bastante cercana. 

¿Este modelo de aporte, del 16%, es el ideal para el IVM?

—Sí, en parte por eso uso el número 16, me pregunto ¿por qué no pagar [todos] el 16%? Esto claro, reconociendo que los y las educadoras presentan mejores condiciones porque tienen más estabilidad laboral que la gente promedio que cotiza para el IVM.

Pero, en estos asuntos, creo que lo mejor es la universalidad. Que todos paguemos un 16%. También está el Poder Judicial que es diferente, pero hace dos años lo medio arreglamos. ¿Vos sí sabés la historia del Poder Judicial?

No.

—El Poder Judicial tiene su propio fondo [de pensiones] pero tenía un déficit de 5.4 millones de millones de colones, a valor presente.

Los beneficios eran extraordinariamente buenos, los aportes del Poder Judicial son muy buenos aportan casi el 28% del salario, pero los beneficios eran tan ridículamente buenos que ni aún así alcanzaba.

En mi opinión, incluso con la reforma reciente, siempre quedó un hueco importante, pero aún estamos esperando el nuevo estudio actuarial para ver en cuánto quedó [el déficit]. 

El ROP es nuestro fondo complementario obligatorio más conocido porque es el que aplica para la mayoría (de mortales). Sin embargo, en Costa Rica existen muchos más fondos complementarios, sobre todo de instituciones públicas. Por ejemplo, los fondos de los vendedores de lotería, del ICE, del BCR, del ICT. 

La mayoría de estos fondos, según el Ramos, tienen una estructura que no los hace tan preocupantes. Dice que los fondos que más le preocupaban cuando ingresó a la superintendencia en 2015 eran el fondo complementario del Banco Nacional, al cual lograron concretar una importante reforma, y el fondo de empleados de la Caja: 

Este [fondo de empleados de la Caja] tiene un déficit de un millón de millones de colones. Entonces, uno hasta que se marea con estas cosas. Uno dice, un millón de millones por aquí, otros millones de millones por allá… ¿Cuándo vamos a pagar todo esto?

Y a nadie parece importarle. 

—No, a los que les importa es a los que están viendo cómo no cambian [el sistema de aportes] para poder llevarse todo ese dinero y que los demás paguemos. Esa es la impresión que tengo yo. 

¿La creación del ROP obedece a un complemento de la pensión básica previendo que no alcanzará?

—Correcto. La lógica es esta: en el 2000 la Caja daba 60% [de pensión sobre el salario], ya era obvio que no podía continuar dándolo. Entonces dijeron ¿por qué no pactamos que algún día a la Caja solo le alcanzará para aportar el 45%, y el 15% que falta sea aportado por el ROP?

Todo mundo parece haber estado de acuerdo. Hubo miles de negociaciones, si vos leés lo que se escribió en aquel momento ese parecía haber sido el pacto implícito. 

Lo que pasa es que, 20 años después la Caja no ha bajado un céntimo de beneficios. En este momento yo brinco de la felicidad porque la Caja se ha comprometido a darme el 60% + 15% del ROP. Es decir, me voy con 75% de pensión. Brinco en una pata.

Sin embargo, yo sé que es imposible que en las condiciones actuales la Caja me vaya a pagar el 60% cuando me pensione, eso no va a suceder. 

¿Faltó visión cuando se creó el sistema de pensiones?

—Que interesante que lo decís. Pero, si te remontás a la creación del IVM hace 70 años, la esperanza de vida era mucho más baja. Tu esperanza de vida condicionada, es decir, tu esperanza de vida al nacer era de 82 años.

Una mujer se pensiona de 65 años. Pregunta, ¿cuántos años de esperanza de vida te quedan al pensionarte? La mayoría de gente diría que si te vas a morir de 82 y ya tenés 65 años, entonces te quedan 17, sin embargo, eso es erróneo. Si vos llegaste a los 65 tu esperanza de vida aumenta 22 años, para una costarricense. 

Es decir, a nivel estadístico vos sos una superviviente y entonces tenés que recalcular tu expectativa de vida. 

Cuenta la leyenda, honestamente no me he sentado a documentarlo pero en algún lado debe estar, que el actuario que diseñó el IVM en los años 40 calculó la expectativa de vida condicionada bien, y que a una persona que se pensionaba de 65 le alcanzaba con un aporte del 7.5% [del salario]. 

El problema es que ese cálculo fue en los años 40 y no se recalculó en los siguientes 60 años, hasta el año 2009. Con un agravante: durante la década del 80 se bajó la edad de retiro, incluso hasta los 55 años. 

Entonces, lo que ha existido a lo largo del tiempo es una pésima gestión de un régimen que se diseñó relativamente bien. El régimen ha sido manoseado durante 50 años. Eso es lo que a uno le da una gran tristeza. 

Por eso, en países donde esto [los regímenes de pensiones] se manejó con más profesionalismo son países con 150 o 200 puntos del PIB ahorrados en pensiones, aquí tenemos 8 puntos del PIB ahorrados en el IVM.  

EN EL MUNDO

De esos países que no les ha ido tan bien con el sistema de pensiones, ¿cuál podemos tomar en cuenta?

—Grecia. Los pensionados llorando afuera del banco porque no les pudieron pagar. 

¿Sucedió allá algo que podamos relacionar a Costa Rica?

—No, de lo que sucede en Costa Rica no hay muchos ejemplos a nivel mundial. En parte porque no es común un país con tanta cobertura [social] como la tenemos nosotros. A la vez que, la mayoría de países previos a nosotros [en sistemas de cobertura universal] han tenido transiciones demográficas mucho más lentas. 

Lo resumo así: cuando yo nací en 1983, en promedio las mujeres daban a luz a cuatro bebés, para cuando cumplí 20 años, ya las mujeres solo tenían dos bebés. Un proceso absurdamente rápido. Muy pocos países han bajado tan rápido la tasa de fecundidad. 

EL MITO DE SUBIR LA EDAD DE PENSIÓN Y LA PENSIÓN DE LUJO

Aunque la edad oficial para pensionarse es de 65 años, si la persona tiene suficientes cuotas puede pensionarse antes. Por tanto, la edad promedio para pensionarse en Costa Rica es de 63 años.

Esto, dice el superintendente, es un error gravísimo porque imaginemos que somos una persona con un salario de un millón de colones, logramos 450 cuotas y nos pensionamos de 60 años.

Probablemente, la pensión que nos otorguen será más o menos de 600 mil colones. 

Ahora, imaginemos que somos la misma persona, con el mismo salario, con las mismas cuotas, pero nos pensionamos de 65, ¿cuánto nos darán? ajá, los mismos 600 mil colones. 

Acá lo que sucede es que la Caja (si cotiza para el IVM) terminará subvencionando más a quien se pensiona antes a costas de una población cada vez más reducida. Esto  se conoce como un error actuarial, porque la persona que se jubiló de 60 años le costará al fondo de pensiones un 35% más que la persona que se pensionó según la edad que corresponde por ley. 

Entonces, cuando alguien dice que para hacer sostenible los regímenes de pensiones se debe subir la edad de retiro, el superintendente Ramos dice suave, suave, primero hagamos cumplir la ley que ya existe. 

¿Qué pasa con las personas que no tienen pensión actualmente?

—A este perfil de persona es lo que llamo “el hueco de la dona”. Porque a las personas muy muy pobres normalmente se les otorga una pensión No Contributiva;  a las personas que contribuyeron a alguna de toda esta fauna y flora algo recibirán. 

Pero, los que quedan por fuera representan un problema serio, porque empieza a ocurrir violencia patrimonial. O tienen algún hijo o hija que les mantenga (que esto era más posible cuando nuestros abuelos tenían 8 hijos, pero ahora tenemos una generación de gente sin hijos), o si no es pobre porque tiene algún flujo de ingresos, usualmente de zonas rurales venden su parcela, pero se gastan la plata y entonces se empobrecen más rápido. 

¿Cómo solucionar este desbalance?

—La solución más elegante es una pensión universal, lo que pasa es que sale muy caro. 

Pero, mientras más rápido nos deshagamos de las pensiones de lujo del sector público y definamos cómo funcionarán todas las complementarias más rápido resolveremos. 

Quisiera salir de una duda para confirmar que le comprendí. En una dinámica donde el tope de pensión del IVM es millón y medio y la lógica de que una pensión de lujo es todo aquel monto que se obtiene aunque no se haya cotizado para recibir, entonces…

—En mi opinión, muchas de esas pensiones complementarias caen ahí [en pensión de lujo].

Pero muchísima gente las recibe. 

—Sí, y cuesta verlo porque están como debajo del radar. 

Entonces, ¿la gente que gana más dinero está más subvencionada?

—Implícitamente. 

¿Y esto también cabe dentro de la categoría de pensión de lujo?

—Usando la definición técnica y política sí. La técnica es: cuando la pensión que te dan es superior a lo que aportaste, y la política es, si este es un país que decidió que a nivel de pensiones debe haber un tope de un millón y medio, ¿qué hacemos teniendo gente que superan ese tope?

Acá cabe Magisterio y Poder Judicial, con topes mucho mayores.

—Hay gente que dice que [esto es así porque] estos regímenes cotizan más, pero aquí hay un concepto de solidaridad. 

Por ejemplo, si sos una doctora de la Caja y ganás super bien porque sos parte del equipo que separó a los siameses te van a dar un millón y medio por el IVM (suponiendo que todo saldrá normal), entonces ¿por qué una jueza se puede llevar cuatro millones?, ¿cuál es el mérito que tiene la jueza que no tenga la cirujana que sabe separar siameses? Nadie me lo ha podido explicar. 

Es decir, ¿qué es lo que tiene de especial para la sociedad la jueza? ¿Si se decidió que la mayoría de personas va a recibir máximo millón y medio, por qué hay una categoría de ciudadanos que puede recibir más que eso?

A nivel político ni moral lo entiendo, a nivel legal por supuesto que lo entiendo. Pero esa no es la discusión, me parece que la discusión debería ser ¿cómo queremos que sea nuestro sistema de pensiones?

Me gusta imaginar un sistema de pensiones parejo para todo el mundo. Mismas reglas, mismas contribuciones. Mismo todo. Luego podríamos entrar a la discusión de pensión universal. 

PARA NUESTRA GENERACIÓN ¿QUÉ?

Número uno: Sí se puede tener pensión. Si lo tomamos en serio, todavía podemos tener pensión. 

Número dos: Será más pequeña que la de nuestras madres y abuelos. 

Número tres: Habrá que pagar más por ella y esperar más tiempo por ella.

Reformas y plazos: Todavía tenemos hasta las siguientes dos mesas de diálogo, en teoría hasta 2022. Aunque el presidente ejecutivo de la Caja quiere adelantarlo para 2020. Para esta segunda mesa de diálogo es probable que el superintendente Ramos ya no esté. 

El periodo de Álvaro se vence antes de la mesa y él no quiere repetir:

Me parece un mal hábito de la gente reelegirse todo el tiempo. Creo que uno debería cumplir los ciclos que están asignados, salvo situaciones muy excepcionales. Y eso en mi caso no se cumple.

Usted dice haber cumplido un ciclo, ¿qué satisfacción se lleva?

—Me hubiera gustado que se hicieran más cosas, pero este es un puesto vacilón. Le ponen un nombre rimbombante “superintendente de pensiones”, pero la letra menuda dice que no se puede hacer mucho. El músculo legal es poco.

¿Quién decide sobre los sistemas de pensiones alternos? Los diputados. ¿Quién decide sobre el IVM? La Caja. Entonces, en frío, el poder de maniobra es mínimo. Si acaso existe el poder de persuasión que en mi caso, mi gran orgullo es la reforma al Poder Judicial, pero quienes ponen la firma son los y las diputadas. 

Por ejemplo, con el retiro anticipado del ROP nos oponemos, pero los diputados tienen la última palabra. 

Por ejemplo, las pensiones de lujo yo las quitaría mañana, pero no tengo ese poder, para bien o para mal. Tal vez alguien estaría feliz de que yo las quite, pero así como yo las podría quitar mañana viene alguien que las pone. 

Entonces, también hay que tener mucho cuidado en cómo se distribuye el poder. Acá tengo un principio cardinal de cómo debería ser la institucionalidad costarricense: quien tiene el poder debe tener la responsabilidad.

Preferiblemente, que nadie tenga demasiado poder, ni demasiada responsabilidad, ese es el mejor de todos los mundos. 

***

Luego de una hora-cuarenta minutos, cerramos la entrevista. Álvaro Ramos Chaves se despide de mí, no sin antes recordarme que en algún momento se sentará a escribir sobre el tema de pensiones, pero es que ahora mismo ha estado ocupado.

El superintendente procura que las personas, todas, estén al tanto de la importante transición demográfica por la que estamos atravesando, y que esa debe ser razón suficiente para que en 2035 tengamos resuelto cómo debe ser nuestro sistema de pensiones.

Siguiendo en la línea que veníamos desde hace dos semanas, acá aparte de entender el ecosistema de pensiones en Costa Rica, no está de más recordar también que aún estamos a tiempo de tomar decisiones para las generaciones más jóvenes tengamos una pensión digna al momento de jubilarnos.

Siempre pueden contactarme a [email protected]