La amalgama (unión) entre el oro y el mercurio es posible, pero muy pocas veces la ciencia es aliada del ejercicio político. El Cambio Climático, es un claro ejemplo. Dentro de las múltiples funciones del quehacer científico, yace un compromiso ulterior: revelar la verdad de un proceso u hecho con datos y evidencias certeras. Donde la responsabilidad e independencia académicas, libres de dogmas religiosos, orientaciones políticas o económicas, primen sobre los intereses de unos u otros, en aras del bien común.
El informe publicado en La Nación "Contaminación con mercurio y drenaje ácido causada por la minería ilegal en Crucitas", responde a un esfuerzo interdisciplinario e independiente de científicos costarricenses, con reconocida trayectoria nacional e internacional en geología, geoquímica e hidrología química. Un esfuerzo científico con el único objetivo de subrayar la grave situación generada por la acción de la minería ilegal en Crucitas. E impulsados por el evidente desconocimiento sobre la dinámica del transporte de contaminantes y solutos, en aguas superficiales y subterráneas, afectadas por la actividad ilegal, en la sociedad civil y entes gubernamentales.
El jerarca del MINAE, en declaraciones publicadas en La Nación, considera sesgadas las conclusiones y recomendaciones, a su vez que pone en duda el origen de los fondos y la manera cómo se realizó el muestreo. Es nuestra obligación indicar que la investigación, cuyos resultados provienen de un laboratorio acreditado (ASL-Vancouver) para el análisis de mercurio y otros metales pesados, fue enteramente financiada por recursos de proyectos vigentes del grupo de investigadores, quienes consideramos una obligación moral-científica con el país y los ciudadanos de la región, invertir recursos y nuestro tiempo en el entendimiento geoquímico de la presencia y dispersión de los solutos y contaminantes externos. Ante la duda de cómo fueron recolectadas las muestras de sedimentos fluviales y agua, debemos aclarar que ingresamos al igual que lo han hecho los "coligalleros": caminando y bajo nuestra propia voluntad y responsabilidad. Bajo el supuesto que las quebradas y riachuelos son de dominio público.
Consideramos oportuno, explicar en un lenguaje llano, qué es el mercurio, cómo se moviliza y dispersa, y cuáles son las implicaciones para los ecosistemas y la salud de los ciudadanos cercanos a la zona afectada. El mercurio es un elemento altamente tóxico. El contacto crónico (a largo plazo) afecta primordialmente el sistema nervioso central y los riñones. El mercurio puede volatilizarse (es decir, convertirse en un gas) y ser transportado por las masas de aire a otras zonas, para luego depositarse mediante la lluvia. Este fenómeno, puede ser natural, ejemplo de ello son las erupciones de los volcanes Turrialba, Poás o Rincón de la Vieja, expulsando mercurio que luego es depositado con la lluvia o junto a las partículas de polvo y ceniza.
El tiempo de residencia (su duración en la atmósfera) oscila entre horas (como mercurio oxidado) hasta un año (como mercurio elemental). Incrementado el impacto espacio-temporal (más área en mayor tiempo) de la pluma de deposición (lo que regresa a la superficie). En los suelos, por su parte, el mercurio forma complejos (se une químicamente a otras sustancias afines) con el contenido orgánico o las arcillas, disminuyendo su movilidad. Sin embargo, en ausencia de una capa vegetal o del horizonte orgánico del suelo (20-30 cm), el mercurio puede movilizarse a otras zonas rápidamente, acelerando su transporte superficial. En los ecosistemas, el mercurio tiende a bioacumularse (se acumula en tejidos vegetales y animales como metilmercurio, una especie muy tóxica), y a medida que asciende en la cadena trófica (por ejemplo, de un alga o un insecto a un pez) su concentración aumenta (biomagnificación).
El desastre ambiental de Crucitas no debe ser sometido a un simple cálculo o manejo político. En la era del conocimiento y las sociedades debidamente informadas, los resultados científicos —sean financiados o no por entidades gubernamentales— deben ser comunicados a los ciudadanos, mientras se analizan las opciones para remediar la contaminación puntual de la minería ilegal. Tales actitudes culminan en aumento de la incertidumbre social, alimentan las aseveraciones pseudo-científicas o carentes de la rigurosidad necesaria, limitando la unión de capacidades, recursos y soluciones para un problema que ha sobrepasado la dimensión estrictamente política.
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