La epidemia de violencia contra las mujeres y que aqueja a todo el planeta, implica una carga enorme para el desarrollo de cualquier sociedad. Como Costa Rica no se encuentra exenta de ello, urgen medidas reales, claras y eficientes para detenerla.
La violencia contra el género femenino no se limita al ámbito intrafamiliar, todo lo contrario y para muestra un botón: La mejor jugadora de fútbol profesional Ada Hegerber, fue galardonada con el Balón de Oro por su excelente profesionalismo y desempeño. Durante la gala se topó con el presentador Martin Solveig quien haciéndose el chistoso le hizo una pequeña y “simpática” solicitud a la futbolista: ¿Puedes bailar o sabés twerking (perreo)? La mujer visiblemente contrariada contestó con un seco: No y se retiró del lugar ante la mirada atónita del público.
Aunque el gracioso presentador se disculpó después asegurando que se trataba de una simple e inocente broma, la anécdota sirve para ilustrar el nivel de violencia y acoso al que —un día sí y otro también— cualquier mujer se ve expuesta, independientemente del ámbito en el que se desempeñe. La violencia contra las mujeres ha sido y es gratuita. No hay que hacer absolutamente nada para exacerbarla, tal parece que es parte de la naturaleza de muchos hombres ejercerla a placer.
Aparte de la creciente ola de femicidios que tendemos a padecer dentro de nuestros hogares, en semanas recientes, varias mujeres turistas han sido asesinadas mientras disfrutaban de diferentes lugares de ocio en Costa Rica.
Nuestro país, otrora promocionado y escogido como destino turístico por todo tipo de extranjeros, mostraba una leve alza como preferido por mujeres de diferentes nacionalidades que empoderadas, se sentían seguras en suelo tico. La situación ha cambiado, los crímenes de estas turistas enlodan, asustan y crean una imagen completamente negativa de lo que ofrece el ICT por todo el mundo.
Como no existe institución alguna que dedicada específicamente a evitar y disminuir la violencia hacia el género femenino esté dando resultados positivos, quizás sea el Instituto Costarricense de Turismo el que desesperado por no matar a la gallina de huevos de oro, se preocupe de una buena vez por proteger a las mujeres que nos visitan. Las advertencias, consejos y todo tipo de precauciones nunca están de más cuando de resguardar la vida de cualquier persona se trata.
Cada vez que una mujer es asesinada peligra el total de la raza humana. Los hombres que les temen, odian y asesinan lo saben y aunque no les importa, el resto de la población debe tenerlo en cuenta si queremos subsistir como humanidad.
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