Esta no es la primera vez que como mujer, filósofa y profesora, me refiero al acoso sexual que campea dentro del país, a vista y paciencia de las autoridades encargadas de impartir justicia, las cuales pese a titánicos esfuerzos ejecutados principalmente por otras féminas, se perciben infructuosos más allá del miedo a denunciar éste tipo de conductas contrarias a la ley.

Porque se puede amedrentar a quien no reconoce la diferencia entre un acosador sexual y un gremio entero dedicado a ello, caso en particular expuesto en los centros de enseñanza superior como por ejemplo la Universidad de Costa Rica, donde parece que le han dado la espalda al sol en relación con este tema, pese a las reiteradas campañas publicitarias que se exponen en diferentes medios de comunicación y esto lo expreso, desde una visión critico-social de la realidad que acontece dentro de esta supuesta “casa de estudios superiores”, por no nombrarla de otra manera.

Según lo argumentan las mismas estudiantes, estos espacios no son ambientes libres de violencia, a pesar de los comunicados de prensa que realiza la misma Universidad en conjunto con otras organismos y donde es evidente que no se quiere reconocer, lo que expresan decenas de muchachas en las redes sociales institucionales, en el hashtag #UCRLibreDeAcosoSexual y además #QueElMiedoNoTeCalle, donde es más que lamentable leer los comentarios que le dedican las víctimas de acoso sexual a las “altas autoridades de la Universidad”, en el sentido del doble discurso que manejan hacia el exterior.

Como órganos administrativos encargados de impartir su propia justicia, estas entidades miran hacia otro lado menos a donde tienen que mirar y de eso no tenemos la menor duda, por lo apreciado in situ o se están lavando la cara pero frente a sí mismos, debido a que todo el resto de la nación ya se ha dado cuenta de la verdad que se esconde detrás, con este tipo de engañosa e hipócrita publicidad, según lo denuncian las propias jóvenes en el sentido de que estos esfuerzos no sirven para nada más que lucrar con el erario público en nombre de la equidad social.

Que mal ejemplo y mala administración de los recursos que pagamos todos los costarricenses, para que nuestras jóvenes sean objeto de acosadores sexuales avalados por las mismas dependencias que les dan una palmadita por la espalda y borrón y cuenta nueva.

Es increíble que las mismas estudiantes se refieran a las instancias a lo interno de estas instituciones como ineficientes y alcahuetas al respeto de estos temas, siendo en el caso específico de la Universidad de Costa Rica una vergüenza a lo interno de este país y próximamente a lo externo.

Así mismo, ya no se puede violentar más la integridad de las mujeres en ese denominado “centro de enseñanza superior”, o mejor dicho “república independiente sin límite de suma” sino se toman las medidas correspondientes y se empieza a sancionar a los acosadores, quienes se encuentran más que empoderados y legitimados en relación con el abuso que ejercen hacia las víctimas, sin que las autoridades encargadas de resolver los hechos en realidad hagan algo al respecto, más allá de esperar a que prescriban los plazos correspondientes o terminen las funciones administrativas frente a las que se encuentran a cargo, para salir con las manos limpias de todo esto y gozar de una jugosa pensión del Estado.

Por ello, es necesario endurecer las normas que rigen a esta Universidad y que en realidad no amparan a las estudiantes ya que están hechas a favor de los agresores y acosadores sexuales, los cuales necesitan acumular sanciones continuas en el tiempo para que tal vez y solo tal vez, se les suspenda en el mejor de los casos si son reincidentes y si no lo son, se les amoneste o se les advierta sobre su conducta, evidenciando que la autonomía universitaria es autónoma cuando le conviene y cuando no, se auxilia en otros organismos del Estado.

Porque como dicen allá en la “academia”, cada quien está por su lado y más si alzas la voz, y denunciás a tu superior o en todo caso profesor que fue el que al fin de cuentas te cosificó, según el agudo análisis que se argumenta a lo interno de esta institución…

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