En el escenario nacional actual, con el desmejoramiento de muchos de los servicios públicos y la mediocridad casi imperante en el aparato estatal, la Caja Costarricense del Seguro Social se ha sostenido como el garante de la paz social de nuestro país. A pesar de tantos gobiernos y tantos corruptos que la han desangrado, gracias al apoyo del sector privado -que es quien la sostiene- así como la mística de muchos profesionales ahí dentro, ha logrado sobrevivir.
Pero es que la importancia del seguro social en nuestro país parece no ser llevado al nivel que corresponde, y el fiel reflejo de ello es que al día de hoy no exista ningún funcionario de la cúpula administrativa o directiva, preso. Y por supuesto, tanto “proveedor” que ha estafado y corrompido. Recientemente estalló la sorpresa de proveedores con procesos administrativos por faltas e incumplimientos contra la CCSS, archivados por los mismos funcionarios que se supone deben sancionarlo y ser garantes de los fondos sociales.
Pero a pesar de eso, es tantísimo el dinero que recibe la Caja, así como el esfuerzo de gran parte de su personal, que sigue ahí. No obstante, esto puede acabarse, y no por culpa de la corrupción de forma directa, sino por culpa del déficit fiscal.
El pasado jueves, Alberto Barreix, del BID, destacó como uno de los mayores riesgos de Costa Rica, el endeudamiento interno, donde la Caja Costarricense del Seguro Social es el mayor tenedor de bonos del Gobierno. Es decir, ante el faltante de ingreso, el Estado se endeuda, tomando dinero de la CCSS y entregándole “bonos” de inversión a cambio. Según el Banco Central, en abril pasado, la CCSS tenía en su poder bonos del Gobierno por el orden de los ¢1,8 billones. Estos son bonos que, de continuar la crisis, el Estado no podrá pagarle a la CCSS, y por ende, el dinero de pensiones y seguro social, simple y llanamente desaparecerá.
Así, llegará el día en que el seguro de enfermedad no podrá comprar un medicamento, luego mantener un equipo y al final, ni para acetaminofén o el recibo eléctrico. Y en las pensiones, nuestros adultos mayores se quedarán sin su pago a fin de mes y, por ende, condenados a la miseria.
Si el Gobierno quiebra, esto supondrá una quiebra bancaria que quebrará la Seguridad Social también. ¡La situación es gravísima!
Según comentaba Alvaro Pereira, jefe de la División Económica de la OCDE y exministro de Economía y Empleo de Portugal, a causa del nivel de endeudamiento del Gobierno, el país no puede postergar más la aprobación de la reforma fiscal: "Hace un año visité Costa Rica y dije que estaban jugando con fuego. El fuego ya está aquí y es hora de actuar".
Ya es hora de dejar de jugar con el futuro de los costarricenses, la reforma fiscal debe entrar ya, pero también debemos tomar medidas serías en cuanto al gasto, activos del Estado que no repercuten en servicios directos esenciales o en ingresos, y algunas empresas públicas. Es hora de avanzar en la necesidad de determinar si es necesario contar con más de 1 banco público o si se necesita una fábrica de licores.
La Caja es vital, y la crisis que atravesamos, la tiene en riesgo, para salvarla, deben ponerse todas las opciones sobre la mesa. No vaya a ser que lleguemos al punto “donde no haya luz ni para un electrocardiograma”.
Pero, según nuestros diputados: ¡Tranquilo Bobby, tranquilo!
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