Cuando tenía 13 años el esposo de mi prima llegó al país desde Israel. Recuerdo que vino a nuestra casa, salió al patio, respiró y dijo que el aire de Costa Rica era increíble; la frescura que se respiraba hacía de ese un momento mágico. Pero hoy Costa Rica no huele a frescura de montaña, hoy huele a sangre, la sangre de mujeres asesinadas mientras un grupo de personas lucha desesperadamente por quitarnos derechos humanos.
Lo personal es político
Uno de los aspectos más influyentes de nuestra vida —aunque lo ignoremos— es la política. Afecta desde las relaciones sociales más públicas, hasta nuestras relaciones íntimas, plagadas de nuestros secretos más oscuros. Hoy enfrentamos una probabilidad de tener un presidente que considera a las mujeres siervas del hombre y que tiene planes de cambiar el INAMU por el Instituto para la Familia y la Equidad de Género, dejando por fuera a aquellas que no pertenezcan a una familia... como mujeres agredidas en relaciones lésbicas o mujeres trans que empiezan a vivir en y de la calle desde la adolescencia. Supongo que estas últimas no serían consideradas mujeres, ni siquiera seres humanos... después de todo su plan de gobierno menciona “Para los restauradores es imposible aceptar que haya más de dos géneros, que estos estén divorciados del sexo al nacer…” (pág. 126).
La violencia nos afecta a todas y todos, se vive en diferentes niveles y desde múltiples perspectivas. Lo que le afecta a usted me afecta a mí también... una de las manifestaciones de violencia más grandes que podemos cometer es la victimización seguida de la invisibilización de problemáticas sociales y culturales que asechan contra la seguridad y derechos de poblaciones vulnerables. No podemos pretender ser las personas más discriminadas y taparnos los ojos cuando a alguien se le quitan sus derechos, no podemos gritar por ayuda cuando clamamos por la muerte de aquellos que no viven o ejercen su religión o su sexualidad como nosotros.
Estamos a días de cambiar el futuro de Costa Rica y quien ha liderado las encuestas todo este tiempo —no vamos a hablar de Opol— es un hombre que ha llamado a las mujeres siervas pues a sus ojos las mujeres son aparatos reproductores cuya aspiración debe ser la de ser madre y esposa, antes de —por ejemplo— ser profesional en el ámbito laboral. Detrás de él se paran hombres como Antonio Álvarez Desanti, que dicen ser defensores de los derechos humanos, pero buscan cualquier oportunidad para intentar saciar su sed de poder sin importar a quien pisotean en el camino...
De Álvarez no se esperaba mucho, duele más ver mujeres que dicen apoyarnos y estar ahí para crecer juntas, pero brincan a la primera oportunidad de ser el foco de atención y hundir a otras más vulnerables, como Leonora Jiménez que “defendió” a Laura Moscoa, una mujer parte de esta misma campaña que atenta contra la vida de las mujeres que quieren o necesitan abortar, que violenta la vida de personas LGBTIQ+, ¡que le pide a personas dejar los tratamientos de salud y acudir a la fe! Una mujer que respalda la idea de quitar el principal apoyo a mujeres que son víctimas de violencia en sus hogares...
Un feminismo integral no se construye desde un apoyo ciego a cualquier mujer, solo por ser mujer, se construye desde el acompañamiento a aquellas que lo necesitan, esto incluye criticar y denunciar prácticas violatorias a los derechos humanos. No incluye apoyar a una mujer que dice que las niñas deben aspirar a ser primeras damas en lugar de presidentas. Estas son las personas que han llenado el aire de sangre y luego han intentado lavarse las manos como se lavan las paredes de una iglesia que llenaron de grafiti en el intento de hacer valer los femicidios de tantas mujeres en el mundo.
Sí, a los hombres también los asesinan a diario y a una escala más alta que a las mujeres, pero estos hombres no son asesinados por sus esposas, novias o exparejas, estos hombres son asesinados por otros hombres, en actos violentos por demostrar quién carga con la masculinidad más fuerte. Pero si hay algo que todas estas muertes tienen en común, las de las mujeres y los hombres, es que fueron culpa del patriarcado.
Hoy enfrentamos un partido con un candidato a la presidencia que llama a personas de zona rural ignorantes, que dice luchar contra la violencia hacia la mujer en el espacio laboral aunque solo haya anunciado a 3 mujeres como parte de su equipo, que presenta un candidato a la vicepresidencia que dejó claro que piensa discriminar laboralmente a personas por su orientación sexual y que presenta un plan de gobierno que promete eliminar políticas que protegen la identidad de género y la orientación sexual...
No podemos olvidar que nuestra decisión cambiará el futuro del país y consecuentemente nuestras propias vidas, quizás no le afecte a usted directamente, pero recuerde que lo que le afecta a su prójimo ... termina por afectarle también a usted. No podemos pretender tapar el sol con un dedo ni intentar ser el centro de atención en luchas ajenas, a veces solo debemos callar, prestar atención y desde ahí apoyar, pero nunca usar nuestro privilegio como excusa para violentar a toda persona que no viva su vida de acuerdo al cristianismo establecido no en la Biblia, sino en el Plan de Gobierno 2.0 del Partido Restauración Nacional... Después de todo eso no es tener derecho a ejercer la religión como así lo desee cada persona, eso es adoctrinamiento.
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