Les contaba sobre la ineficiente regulación que ha seguido el país y la permisiva y complaciente actitud del Banco Central para con los bancos adquirientes y emisores de plásticos en el sistema financiero nacional. De igual forma, les conté de la ley 9831 y su reglamentación, que obliga al Banco Central a fijar topes o límites máximos en dichas comisiones. Hoy quiero contarles con detalle de que se trata este procedimiento y quiénes de manera directa o indirecta han venido quebrando el brazo de las autoridades del Banco Central y claramente, incidiendo en una regulación incorrecta, siguiendo discrecionalmente normas y principios técnicos no acordes con la realidad del mercado costarricense y mucho menos con la mejor marca o norma internacional a que los obliga la ley.
La historia de esta captura regulatoria creciente del Banco Central no es nueva, ya sucedió algo similar con las propuestas para la definición de las tasas de usura. Ya conocemos que en el Banco Central se defiende a un oligopolio financiero en contraposición de ponerse del lado de los consumidores. Pero veamos ahora, ¿qué proponen y por qué? Iniciemos dejando claro que la regulación y definición de las comisiones máximas de intercambio y adquirencia están a cargo del Banco Central, tal como lo define la ley 9831 del mes de marzo del 2020 que dice, “El Banco Central de Costa Rica será responsable de emitir la regulación de la presente ley y de vigilar su cumplimiento, en atención del interés público y garantizar el menor costo posible para los afiliados, siguiendo las mejores prácticas internacionales” Así las cosas, el Banco Central deberá proponer una trayectoria que nos lleve a condiciones similares a la mejor práctica internacional en un período de 5 años.
Es sin duda importante el bajar las comisiones a niveles de norma internacional para así lograr obtener los beneficios de mayor bancarización y acceso de parte de los consumidores y de los distintos comercios, que claramente estarían reduciendo sus costos de transacción en el mercado. Una regulación de comisiones de intercambio que siga las mejores prácticas internacionales puede causar que se genere un mayor uso de tarjetas de crédito y débito, lo cual a su vez tiene efectos positivos en la economía del país en cuestión al aumentar la bancarización de la población, en particular de los sectores de bajos recursos, mayor fiscalización de las transacciones y reducción de la informalidad, también induciría mayor crecimiento y eficiencia en el sector servicios de la economía y reduciría el manejo de efectivo, además para grupos menos favorecidos, generaría más acceso a crédito y a menor costo.
Lamentablemente el Banco Central ha seguido un procedimiento totalmente antojadizo que pretende fijar las nuevas comisiones a partir de comparar a Costa Rica países con comisiones de intercambio altas (México, Brasil, Argentina, Sudáfrica y Azerbaiyán), cuando la base de datos de su propio estudio publicado contaba con observaciones de los países con la regulación más avanzada y mejores prácticas internacionales en el tema. Además, el BCCR para regular las comisiones de intercambio de ambos tipos de tarjetas, débito y crédito, utilizó comisiones de intercambio de tarjetas de crédito. Esto provoca que las comisiones de tarjetas de débito sean más altas de lo que deberían, cargando un costo mayor a los usuarios de débito. Resultado de lo anterior, la regulación establecida por el BCCRconcluye en una comisión de intercambio máxima de 2.00% para 2021 y de 1.25% en 4 años. De un análisis de la propia base de datos utilizada por el BCCR, se observa que la comisión de intercambio máxima regulada en Costa Rica es de las más altas del mundo. Asimismo, la comisión regulada en Costa Rica de 2.00% es la más alta de una lista de 61 países contemplados por el BCCR. Para que tengamos una idea, Costa Rica sería 100 por ciento más caro que el Reino Unido que tiene una comisión de 0.2 por ciento. Qué vergüenza señores del Banco Central, ustedes no saben o quieren leer la ley que los obliga a llegar a mejores prácticas. En 4 años, la comisión de intercambio de 1.25% estaría por arriba de la comisión de 42 de 61 países de la muestra del BCCR. La mejor norma internacional está cercana a .5 por ciento actualmente. Sin considerar que es muy probable que dentro de cuatro años el resto de los países también disminuyan sus comisiones.
La propia Comisión de Promoción de la Competencia COPROCOM ha dejado de manifiesto la escasa competencia producto de la altísima concentración de mercado, donde dos proveedores representan más del 90 por ciento de los adquirientes en este mundo de las tarjetas. De igual forma, queda claro en los estudios del Ministerio de Economía MEIC que los mercados no reflejan los costos de transacción reales producto de la creciente automatización.
Es así como, el Banco Central está en contra de los consumidores financieros, una vez más. Es extraño que sus autoridades aplaudan el ingreso a la OECD y ahora que les toca poner orden en su propia casa, salgan con normativa antojadiza y discrecional que claramente se aparta de las mejores prácticas internacionales. Señores del Central, “lo que es bueno para el ganso, también debería ser bueno para la gansa”, por qué razones y a quienes ustedes defienden en este tema, a los ciudadanos que marca la ley deben representar y defender o a ese pequeño grupo corporativo de entidades financieras que claramente quieren seguir cobrando comisiones de hasta 10 veces la mejor marca internacional.
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