
La definición de metas para el 2026 debe incorporar el autocuidado y la salud mental como eje estructural del bienestar integral.
Cada fin de año, los propósitos suelen concentrarse en metas materiales o de rendimiento personal —adquirir una vivienda, mejorar la condición física, ahorrar o aprender un nuevo idioma— mientras la salud mental, pilar del bienestar integral y del logro sostenible de cualquier objetivo, continúa relegada a un segundo plano.
Según datos de la Caja Costarricense del Seguro Social entre 2019 y 2023, los días de incapacidad por trastornos de ansiedad aumentó un 152%, al pasar de 180.402 a 455.512 días. Mientras, los episodios por depresión variaron de 157.853 a 166.023 días, un crecimiento moderado del 5.18%
A criterio del Dr. Aaron Ocampo, director de la Escuela de Psicología de la Universidad Hispanoamericana es necesario volver a lo básico replanteando nuestras obligaciones, metas y el tiempo destinado:
¿Qué implica lo básico? ¿Cuánto tiempo le dedico a mis hijos, a mi pareja, a mi familia y cómo poder incrementarlo? Porque en el fondo uno puede tener un trabajo, pero cuando el trabajo se acaba, se termina esa ilusión y nos dimos cuenta de lo que hemos sacrificado y más tiempo al trabajo que a la persona. Entonces, es importante volvernos a reconectar con lo básico y ¿qué implica eso? Abrir los ojos y voltear hacia adentro, hacia los que verdaderamente nos quieren. El manejo de los hobbies, el manejo del tiempo para descansar y de actividades que promuevan la salud mental”.
Para cumplir con este objetivo, el Dr. Ocampo da algunas recomendaciones:
- Reducir el uso de celular y las redes sociales durante momentos importantes para fomentar vínculos reales y profundos.
- Cultivas o desarrollar hobbies y pasiones. Actividades como cocinar, dibujar, bailar o practicar jardinería ayudan a desconectarnos del estrés diario y a reconectar con nuestra esencia.
- Descanso de calidad. Dormir entre 7 y 9 horas mejora la función cerebral y reduce el riesgo de trastornos emocionales. Dejar el trabajo y los dispositivos fuera de la cama.
- Prácticas de relajación. Incorporar técnicas de meditación, respiración diafragmática o relajación progresiva para manejar el estrés y la ansiedad.
- Promueve la inteligencia emocional. Aprender a gestionar tus emociones y a responder de manera constructiva a los eventos inesperados.
Es crucial comprender y aceptar que no todas las crisis se resuelven con el paso del tiempo. “Cuando una persona carece de herramientas emocionales o de un plan de acción, es probable que necesite el apoyo de un profesional. En casos de intervención en crisis, es fundamental contar con alguien entrenado que pueda ayudarle a tomar las mejores decisiones. Este apoyo permite definir el problema, dar espacio a las emociones, reconocer cómo se está experimentando la angustia, la tristeza, el desagravio o incluso la ira, identificar posibles soluciones y aferrarse a un plan de acción. Posteriormente, es indispensable realizar un seguimiento al proceso”, explicó el Dr. Ocampo.
De esta forma, incluir la salud mental en las metas de fin de año no solo mejorará el bienestar, sino que también fortalecerá la capacidad para alcanzar otros objetivos y metas.





