
La nutricionista Ana Cristina Gutiérrez recuerda que aprender a leer etiquetas y comer con conciencia puede marcar la diferencia para cuidar la salud metabólica y prevenir enfermedades crónicas.
Hablar de alimentación implica reflexionar sobre lo que ponemos en nuestro plato puede marcar la diferencia entre una vida saludable y una llena de riesgos metabólicos. En medio del ritmo acelerado actual, la conciencia alimentaria se ha convertido en una herramienta clave para cuidar el cuerpo y prevenir enfermedades.
Según Ana Cristina Gutiérrez, nutricionista de Herbalife, tener conciencia alimentaria significa “prestar atención a lo que comemos y cómo lo hacemos, entendiendo que cada decisión influye en nuestro bienestar”. No se trata solo de contar calorías, sino de reconocer qué nutrientes aportan los alimentos y cómo nos hacen sentir.
Adoptar este enfoque permite tomar decisiones informadas, evitar comer por impulso y mejorar la relación con la comida. “Cuando somos conscientes de por qué y para qué comemos, dejamos de hacerlo por ansiedad o costumbre, y comenzamos a nutrirnos de verdad”, señala Gutiérrez.
Saber leer etiquetas
Una de las formas más efectivas de cuidar la salud metabólica es aprender a leer las etiquetas nutricionales. Lo primero y más importante al leer una etiqueta nutricional es verificar el tamaño de la porción y el número total de porciones en el envase. "Las porciones están estandarizadas para facilitar la comparación entre productos similares", explica Gutiérrez.
Además, se debe saber que la lista de ingredientes se ordena de mayor a menor cantidad presente en el producto. Esta lista es crucial para determinar la calidad general del producto, así como identificar alérgenos y aditivos que pueden ser de importancia según las características individuales de cada persona.
Finalmente, en cuanto a las calorías, la etiqueta indica la cantidad de energía que proporciona una porción del alimento y cómo se distribuye entre grasas, carbohidratos y proteínas, datos esenciales para interpretar correctamente la etiqueta.
Azúcares y grasas ocultas
Para identificar azúcares añadidos, se deben buscar términos como jarabe de maíz de alta fructosa, sacarosa o maltosa en la lista de ingredientes. “Mientras más cerca del inicio aparezcan, mayor será su cantidad”, advierte la nutricionista. También recomienda limitar las grasas saturadas y eliminar las grasas trans, vinculadas a enfermedades cardiovasculares.
Elegir con conciencia
Comparar productos similares permite elegir opciones más saludables y equilibradas. “Aprender a interpretar las etiquetas nutricionales es un paso fundamental hacia una vida más sana y consciente”, afirma Gutiérrez.
En un mundo donde la diabetes continúa en aumento, detenerse a leer una etiqueta puede ser más que un hábito, puede ser un acto de prevención y autocuidado que marque la diferencia en nuestra salud metabólica.




