Toda la materia vibra. Las moléculas y las células de nuestro organismo también. Ser coherente es una invitación a armonizar con las frecuencias vibracionales del entorno que nos rodea para crear resonancia.

Una buena manera de aumentar la resonancia de la energía productiva es hacer una breve sesión de trabajo profundo a primera hora el lunes para tener claras las prioridades de la semana. Otra forma más estoica de reproducir energía favorable es hacer primero lo más difícil. Ambas actividades generan una sensación de logro que merece celebrarse. ¿Se imaginan celebrar los primeros logros de la semana el lunes a las 8:30 am?

Podemos dedicar la vida entera a crear hábitos para mejorar nuestro bienestar y afinar el sentido de propósito. Pero la esencia de nuestra mejor versión está en encontrar un conjunto muy pequeño de hábitos que representen el 80% de la persona que queremos ser. Es preferible ser consistente alcanzando este porcentaje de nuestra mejor versión que aspirar a ser perfectos y no llegar nunca.

La administración del tiempo es una ciencia fascinante con múltiples herramientas para ser más efectivos cumpliendo nuestros objetivos en el tiempo disponible. El famoso libro “Cuatro mil semanas” de Oliver Burkeman que sugiere que la vida promedio de un ser humano tiene unas 4000 semanas de duración y nos pregunta qué haremos de manera intencional con cada una de ellas. Grandes expertos han postulado formas de hacer eficiente cada minuto de nuestra gestión ejecutiva. El ser humano busca, de manera incesante, cómo sacarle más provecho a esa ficción que es el tiempo, incorporada de manera arbitraria a nuestras vidas y que lo usamos como una medición de todo lo que valoramos como bienestar.

En mi experiencia, desde la creación de hábitos de bienestar, el descubrimiento de propósito, la longevidad y el impacto de la huella que dejamos tras nuestro paso, lo que siempre funciona es calendarizar nuestro tiempo descontando ocho horas de sueño reparador cada noche. Sin esta pieza fundamental de regeneración celular no llegaremos muy lejos ni en nuestra vida ni en nuestro día. Importante poner en perspectiva cuántos minutos de sueño nos roba la economía de la atención en la que participamos a través de nuestros dispositivos electrónicos.

La inteligencia artificial le está dando a la humanidad una oportunidad única de nivelar la cancha desde el punto de vista de adquisición de conocimientos, desarrollo de destrezas y emprendimientos productivos. Pero la velocidad a la que evoluciona la tecnología también seguirá desnivelando la cancha a favor de quienes más rápido e incorporen estas destrezas y en contra de quienes se quedan rezagados.

Nuestros ancestros vivían en absoluta libertad y extrema abundancia en un planeta gigantesco de recursos ilimitados. Hoy en día es muy poca la gente que tiene la libertad de elegir qué hacer con el 100% de su tiempo. Los recursos naturales ya no alcanzan para satisfacer necesidades ilimitadas de todas las personas y demás formas de vida. Aquello del desarrollo sostenible hay que tomárselo con seriedad porque es la aspiración colectiva de garantizar ambas –libertad y abundancia– que hoy carecemos aunque quieran contarnos otra historia.

Escuche el episodio 296 de Diálogos con Álvaro Cedeño titulado “Resonancia energética”.

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Este artículo representa el criterio de quien lo firma. Los artículos de opinión publicados no reflejan necesariamente la posición editorial de este medio.