Los parques nacionales de Costa Rica fueron establecidos primordialmente para la conservación de la biodiversidad y los paisajes naturales. Así lo establece tanto nuestra legislación ambiental como las diversas convenciones internacionales ratificadas por nuestro país. Estas áreas obedecen a un objetivo básico de conservación y como actividad derivada de esta, se establece y promueve el disfrute de los visitantes y el desarrollo turístico.

Profundizando un poco más, es importante preguntarnos ¿por qué conservamos? En primer término, conservamos por respeto a la vida de miles de especies vegetales y animales. Esto es algo fundamental que a veces se ignora o se minimiza, la importancia de respetar la vida de otras criaturas, nuestros hermanos menores, que comparten con nosotros este planeta y que merecen respeto y consideración. Un elemento filosófico que es fundamental, dentro del surgimiento de una nueva conciencia. En segundo término, conservamos por el acceso a los servicios eco-sistémicos que proveen los territorios protegidos:  aire, agua, suelo, biodiversidad, eco-turismo, investigación, productos no maderables, desarrollo mental y espiritual, entre otros.

Dentro de esto, es fundamental que el sector turístico que aprovecha los parques nacionales, lo haga con total respeto de la integralidad ecológica de estos sitios, es decir, sin ocasionar alteraciones significativas a los ecosistemas y paisajes presentes en los parques nacionales.  Debe entonces forjarse una simbiosis entre parques nacionales y turismo, de modo que ambas actividades se complementen y beneficien.

En ese sentido, en los parques nacionales, la conservación de la biodiversidad debe ser la prioridad y así debe ser aceptado y respetado por los tomadores de decisiones e interesados del sector turismo. Primero la conservación y segundo el turismo, así de claro y contundente. Es por ello inadmisible que parte del sector turístico de nuestro país trate de poner al turismo por delante de la conservación y de la calidad ecológica de nuestros parques nacionales. Promover, por ejemplo, una mayor visitación que la que un sitio puede admitir según sus límites o umbrales ecológicos, llegando incluso a la a saturación turística, no solo es ilegal, sino que representa una negación de la razón de ser de los parques nacionales y un pésimo enfoque y visión de la actividad turística.

Es claro también que los parques nacionales no son unidades aisladas del contexto social, viven usualmente rodeados de comunidades que interactúan e utilizan sus recursos y servicios eco-sistémicos. Resulta entonces fundamental que las comunidades y los operadores turísticos, se integren a las actividades de conservación por medio de concesiones de servicios no esenciales (alimentación, hospedaje, porteo, etc) o bien a través del desarrollo de actividades e infraestructura ligadas al turismo que visita el parque (cabinas, restaurantes, transporte de turistas, tiendas, reservas privadas, etc). De ese modo, las comunidades y empresas serán las principales interesadas en mantener la integralidad ecológica de los parques, siendo estos la principal fuente de ingresos para su negocio turístico. La simbiosis antes mencionada se habrá así establecido.

Por otra parte, es muy importante que estas empresas turísticas, aporten económicamente para la conservación del sitio y la mejora de la infraestructura turística de los parques. Esto puede realizarse por medio de impuestos, donaciones o proyectos sostenibles específicos. Fundamental en esta simbiosis resulta también la educación ambiental de visitantes y pobladores, sobre todo niños y jóvenes, para que aprendan a valorar los parques nacionales, su gran legado para el futuro. ¿Que puede haber más constructivo que llevar a niños a los parques nacionales, enseñarle de sus maravillas y permitirles que se llenen de naturaleza, silencio, paz y armonía?

Aparte del ecoturismo tradicional, las nuevas corrientes y necesidades nos ofrecen nuevos nichos de mercado para el ecoturismo, como son las actividades ligadas al llamado estado del bienestar: yoga, meditación, tai chi, músico-terapia, tratamientos con aguas termales, clínicas y tiendas naturistas, baños de bosque, terapias de silencio, entre otros.  Igualmente, las charlas sobre diferentes temáticas ambientales y de conservación, impartidas por el personal del parque nacional o por especialistas invitados, permitirían dar una mejor calidad del servicio turístico, educar ambientalmente y generar ingresos adicionales.

La conservación como fundamento filosófico y conceptual prioritario de los parques nacionales y un ecoturismo consciente y responsable como su aliado, serán los elementos primordiales que permitirán a estas áreas protegidas continuar siendo en el futuro, pilares para el desarrollo económico de nuestro país y para el crecimiento mental y espiritual de sus visitantes y de nuestra sociedad.

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