El aumento sostenido de los desastres naturales, potenciado por el cambio climático, impacta las dinámicas sociales y económicas globales y plantea desafíos crecientes para la atención y protección consular de los Estados. En este contexto, la labor del Servicio Exterior Mexicano adquiere relevancia estratégica ante un escenario de crisis climáticas cada vez más frecuentes e intensas.
De acuerdo con el informe “El costo humano de los desastres”, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR) y el Centro de Investigación sobre la Epidemiología de los Desastres (CRED), entre 2000 y 2019 se registraron 7,348 desastres asociados a amenazas naturales, lo que equivale a un promedio anual de 367 eventos. Estos fenómenos afectaron a más de 4,000 millones de personas en el mundo y provocaron la muerte de 1.23 millones.
Las cifras evidencian un incremento del 74.5 % en la incidencia de desastres respecto al período 1980-1999, una tendencia que, lejos de revertirse, continúa en ascenso. Esta evolución se confirma en el estudio “2024 Desastres en cifras: un año caluroso y tormentoso”, también elaborado por el CRED, que reporta 393 desastres registrados a nivel global durante el año pasado.
El cambio climático actúa como un factor multiplicador de estos riesgos. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) ha señalado al 2025 como uno de los años más cálidos jamás registrados, según su reporte “Estado del clima mundial”, en el que se destaca la persistencia del aumento de los gases de efecto invernadero y el ascenso del nivel de los océanos, factores que están contribuyendo a fenómenos ambientales cada vez más severos. Estas alteraciones conllevan repercusiones sociales, económicas, alimentarias y sanitarias, al agravar las desigualdades existentes, erosionar la resiliencia de las comunidades y propiciar desplazamientos humanos a gran escala.
En este contexto, el impacto del cambio climático resulta particularmente relevante para las labores de protección consular que México brinda a través de su Red de Embajadas y Consulados. Una mayor ocurrencia de desastres eleva la probabilidad de casos que involucren riesgos a la vida e integridad de personas mexicanas, desde turistas varados por la interrupción del transporte aéreo, hasta connacionales afectados por emergencias humanitarias derivadas de inundaciones, tifones, terremotos o explosiones volcánicas.
México cuenta con una gran tradición en materia de asistencia y protección consular, respaldada por un Servicio Exterior Mexicano (SEM) profesional y con una sólida experiencia en la atención de situaciones extraordinarias. Esta capacidad institucional ha permitido responder de manera oportuna a crisis complejas, coordinando evacuaciones, facilitando la emisión de documentos de emergencia y brindando acompañamiento consular en escenarios de alta vulnerabilidad.
No obstante, los desafíos generados por los efectos del cambio climático están planteando nuevas exigencias para el Servicio Exterior Mexicano, cuyo personal no está exento de los riesgos ambientales y sanitarios que acompañan los fenómenos extremos.
Un ejemplo ilustrativo se observa en la Región del Pacífico Occidental, donde en 2023 se identificaron 17 tormentas tropicales y tifones, según datos de la OMM, mientras que en el 2025 se reportaron 26 fenómenos de esta naturaleza, es decir, un 53% más que hace dos años. Ante estos hechos, las Embajadas y Consulados de México en la zona trabajaron incansablemente en la activación de los protocolos consulares y el seguimiento permanente de la situación en sus respectivas adscripciones, con el objetivo de identificar y atender posibles casos de asistencia tanto durante los eventos como en las etapas posteriores, marcadas por inundaciones y deslaves. A ello se suman otros desastres naturales, como los terremotos de alta magnitud ocurridos en este año en Filipinas, Japón y Myanmar.
Frente a este escenario, el Servicio Exterior Mexicano se mantiene firme en su vocación de servicio y en la atención ciudadana, demostrando su capacidad de adaptación ante un entorno cada vez más complejo. Ciertamente, en un panorama de crecientes crisis climáticas, resulta fundamental continuar con el fortalecimiento institucional del SEM, a fin de dotarlo con los recursos y herramientas necesarias para el adecuado desempeño de sus funciones, en beneficio de las comunidades mexicanas en el exterior.
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