Muchas veces pensamos que la política es un monstruo que se traga a la gente buena y creemos que cuando una persona honesta entra a la Asamblea el sistema la corrompe. Sin embargo la síntesis de conocimientos del modelo de redes de Watts y Strogatz junto con el trabajo de Robert Axelrod sobre la evolución de la cooperación nos dice algo muy diferente y esperanzador.

Las investigaciones de Damon Centola sobre puntos de inflexión social demuestran que los sistemas políticos funcionan como redes o telarañas gigantes. Si entendemos estos estudios descubriremos que no necesitamos cambiar a todas las personas para arreglar el país sino que solo necesitamos que las personas correctas se conecten de la forma adecuada tal como lo sugiere la ciencia de redes.

Existe la teoría conocida como los seis grados de separación que dice que todos estamos conectados por una cadena corta de conocidos. En la política esto es aún más cierto. La Asamblea Legislativa es un mundo pequeño donde lo que pasa en una comisión puede afectar a todo el plenario muy rápido.

Esto significa que un buen ejemplo o una mala maña puede viajar velozmente de una curul a otra siempre y cuando existan los puentes necesarios para transmitirlo.

Para entender por qué los esfuerzos aislados fallan debemos distinguir entre dos formas de influencia:

  • Contagio Simple: es inmediato y requiere apenas un contacto para propagarse tal como ocurre con los virus.
  • Contagio Complejo: se aplica a la integridad. Adoptar posturas valientes es socialmente riesgoso por lo que una persona no cambiará su conducta al ver a alguien más hacerlo sino que necesita la prueba social de ver a un grupo de diputaciones actuando bien para atreverse a imitarlas.

Por eso enviar a una sola buena persona a luchar contra el mundo no funciona porque necesita refuerzos.

Aquí está la clave del cambio. Estudios recientes demuestran que no necesitas convencer al 100% de la gente para cambiar una cultura sino que solo necesitas alcanzar una masa crítica del 25%.

  • Si las personas diputadas honestas y comprometidas son menos del 25% la inercia del sistema las aplasta.
  • Pero en el momento en que ese grupo supera el 25% se produce un punto de quiebre. La influencia se dispara y lo que antes era la excepción como la honestidad empieza a convertirse en la nueva regla para todas las personas.

Para que la gente buena transforme la política no basta con tener buenas intenciones sino que necesitan estrategia:

  • Hacer equipo (Clúster): las diputaciones honestas deben mantenerse unidas. Deben formar un bloque sólido que se proteja mutuamente para crear un espacio seguro donde la integridad puede sobrevivir.
  • Identificar a los conectores (Hubs): hay personas que conocen a todo el mundo y funcionan como un aeropuerto principal. Si logramos que esos liderazgos adopten buenas prácticas el mensaje llegará a todos los rincones de la Asamblea mucho más rápido.
  • Ser puentes y no islas: el grupo honesto no puede aislarse creyéndose superior. Debe construir puentes con otros partidos porque si se aíslan no pueden contagiar sus buenas ideas al resto de las diputaciones.

La ciencia ya nos dio el mapa pero nosotros tenemos que caminar la ruta. No podemos seguir votando por figuras solitarias esperando milagros porque ya sabemos que el sistema termina por aislarlas. En estas elecciones tenemos una misión clara y es llevar a la Asamblea esa masa crítica del 25% necesaria para inclinar la balanza.

Tenemos la oportunidad matemática de cambiar la historia. Vamos a elegir a ese grupo de personas valientes que se cuidarán las espaldas y contagiarán la integridad al resto del plenario. Tu voto es el hilo que teje esa red.

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