Herediano de raíces profundamente musicales, Daniel Rojas Wang se ha consolidado como productor y compositor de música de cine para estudios como DreamWorks, Marvel, Nickelodeon e Illumination.

Hay vidas que parecen escritas por la melodía. La de Daniel Rojas Wang es una de ellas. Desde niño, la música no fue un descubrimiento, sino el aire que respiraba: creció rodeado de partituras, ensayos y conversaciones sobre arte en su hogar herediano, un espacio donde ambos padres —Clarencia Wang y Edgar Rojas, músicos clásicos de gran trayectoria— alimentaron una sensibilidad artística que más tarde se convertiría en su camino.

Con motivo del estreno y el impacto internacional de KPop Demon Hunters, Delfino.cr conversó con él para adentrarse en la historia del compositor costarricense que hoy forma parte de algunas de las producciones más influyentes del audiovisual global.

De Heredia al mundo

Daniel Rojas Wang nació y creció en Santo Domingo y San Pablo de Heredia, en un hogar donde la música era el lenguaje cotidiano. Sus padres fueron miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional, así como profesores en la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional. Ese entorno marcó profundamente su identidad artística.

Desde muy pequeño yo ya tocaba piano con mi mamá [...] Cuando ella daba clases yo siempre andaba por ahí. Diría que mi primer recuerdo sería el piano antes de la guitarra o cualquier otro instrumento”.

Daniel con su familia en Costa Rica.

Creció observando que vivir de la música no solo era posible, sino cotidiano. El costarricense afirmó que crecer en un hogar donde sus padres vivían de la música le dio, desde temprano, la perspectiva de que era posible construir una carrera profesional en ese mundo:

Yo creo que eso es algo que a mucha gente le cuesta imaginar porque sobre todo en un país como Costa Rica, las artes muchas veces se ven como carreras que no son factibles, pero viniendo de una familia en que mis dos padres eran músicos profesionales y de eso vivíamos como familia, yo siempre vi que sí era posible. Mis papás trabajaban mucho, ellos tocaban y también daban clases. Mi papá era profesor del colegio Saint Francis. Y también dirigían bandas, hacían música de cámara, tocaban en eventos diferentes. Entonces, yo diría que para mí considerar la música como una carrera fue bastante natural porque fue como crecí".

Daniel junto a su esposa, Jamila Hache.

El salto al jazz y la decisión de dejar Costa Rica

Tras terminar el colegio, Daniel sabía que su pasión no estaba en la música clásica, sino en el jazz. No obstante, en Costa Rica no existía formación universitaria en ese estilo.

“No había dónde estudiar jazz de una manera oficial, entonces mis papás me dijeron que ellos me apoyaban en esa decisión mientras yo lograra conseguir algún lugar que me ayudara con una beca”, relató.

Así llegó a la Universidad de North Texas, una institución reconocida mundialmente por sus programas de jazz. Allí estudió guitarra y jazz arranging, el equivalente a composición. Ese paso abriría la puerta a una carrera internacional que lo llevaría a Los Ángeles, donde ha residido por más de 15 años.

Una carrera entre Marvel, DreamWorks, Nickelodeon e Illumination

Rojas Wang ha trabajado en decenas de producciones de alto perfil. Entre las más destacadas se encuentran:

A esto se suman múltiples nominaciones, discos de platino —seis en total; tres de ellos directamente vinculados a su trabajo— y reconocimientos como el premio Harold Arlen de ASCAP en 2020.

Más de cinco años para crear un mundo musical: el desafío de KPop Demon Hunters

Rojas Wang asegura que este ha sido su proyecto más demandante y largo de su carrera, ya que trabajó en él por cinco años y medio.  Aunque la versión final incluye solo cuatro canciones, detrás hubo incontables versiones, escenas reescritas y conceptos que desaparecieron o mutaron:

Hicimos docenas de canciones y cientos de versiones. Y hubo canciones que la escena en total desapareció, hubo canciones que terminaron siendo otra cosa. La historia cambió muchas veces, o sea, a través de los cinco años la película se reescribió muchas veces y las canciones se reescribieron múltiples veces. Entonces, aunque al final solo quedan cuatro, fueron años de trabajo arduo. El inicio de un musical original no está basado en ningún tipo de historia previa. Todo es posible".

El proceso también exigió investigación profunda sobre la cultura coreana, desde instrumentos tradicionales hasta estilos vocales históricos como el pansori. “Me tocó estudiar bastante de toda su historia musical, es un país de mucha riqueza”, narró el compositor y productor costarricense.

La oportunidad de participar en la película surgió gracias al creador y productor ejecutivo de Kipo and the Age of Wonderbeasts, Rad Sechrist, esposo de Maggie Kang, directora de KPop Demon Hunters.

Hace muchos años, cuando Maggie estaba empezando a desarrollar la idea, ella me comentó del proyecto porque necesitaban alguien de música como para empezar a planear qué es lo que vamos a hacer y yo fui la primera persona en el departamento de música en esa película, porque éramos solo Maggie, Chris Appelhans y yo. Y muy rápidamente yo traje a Ejae al proyecto porque necesitábamos esa voz femenina y verdaderamente coreana que yo no tenía, entonces fue como el proyecto perfecto para traerla y era una amiga mía de hace mucho tiempo que yo ya había trabajado con ella muchas veces y trabajamos muy bien, entonces me pareció que era la oportunidad perfecta".

Juntos exploraron cómo fusionar tradición y modernidad en una producción global. En esa línea, compartió:

Desde un principio la idea también era colaborar con productores coreanos que se dedican a eso completamente. Entonces, yo estuve más del lado como de escribir alguna de la música, pero siempre colaborando con un sello discográfico en Corea y varios productores coreanos que trajeron como ese elemento ya más auténtico del país. Y en cuanto a los aspectos también musicales de tradición, como la música pansori, que es una música vocal coreana de hace muchos años, lo metimos sobre todo en uno que se llama Hunter's Mantra, que de hecho lo cantó Ejae para que fuera como una conexión al nuevo mundo, pero de un estilo de música muy antiguo. Entonces básicamente buscamos la manera de integrar música coreana de antes como elementos modernizados".

Una colaboración que creció desde la amistad

Mucho antes de trabajar juntos en KPop Demon Hunters, Daniel Rojas y Ejae ya compartían una amistad cercana y una gran química creativa. Su conexión no nació en la industria, sino en años de confianza, proyectos anteriores y experiencias musicales compartidas, lo que convirtió su colaboración en algo fluido y natural desde el primer momento.

Cuando surgió la oportunidad de producir la canción In Another World, la transición de un entorno cinematográfico a uno más personal fue orgánica. “Yo la veo como una hermana musical. Cuando ella tuvo la oportunidad de sacar su propio tema como artista, me invitó a producirlo”, expresó Daniel.

Para el compositor tico, el reto principal fue crear una balada que destacara la capacidad vocal de Ejae de manera íntima y cuidada:

Como hemos trabajado tanto en proyectos audiovisuales, queríamos algo más propio de ella, algo que se enfocara en la música que a ella le gusta hacer y ella siempre dice que "No quiere ser la estrella, sino que sus canciones sean la estrella". Entonces, queríamos una canción que brillara por sí misma, que tuviera un sonido que enseñara tanto el rango vocal como también diferentes estilos vocales de interpretación y aunque el fondo de la canción es bastante simple, a veces componer una balada es más complicado, porque a la hora de hacer una canción grande como algunas de la película, son muchos tracks. Entonces hay donde esconderse un poco más, o sea, estás produciendo, poniendo cosas encima y es como si uno está haciendo un platillo muy complicado que tiene muchas especies y muchos condimentos, a veces entre todos se van revolviendo y es un poco más fácil de controlar que hacer un platillo muy único que tenga tres ingredientes y que hay que hacerlo muy bien".

“Una balada no tiene tantos elementos, pero todos se escuchan. Hay que hacerlo con mucho tacto”, explicó, refiriéndose a la delicadeza de producir un tema sencillo pero impactante, donde cada detalle cuenta.

Gracias a esa amistad previa, la colaboración no solo fue productiva, sino también enriquecedora: permitió que ambos exploraran nuevos estilos y formas de expresión, llevando su trabajo conjunto más allá de la película.

Mirar hacia adelante: nuevos horizontes y una apuesta por la tecnología

Aunque su trayectoria reciente está profundamente ligada a la animación, Daniel visualiza un giro en su carrera:

En mi campo las carreras son bastante largas por lo general, entonces creo que tengo mucho camino por recorrer, mucho que aprender todavía y muchos más proyectos que quiero hacer. Me gustaría salir un poco de la animación. He estado haciendo mucha animación estos últimos años y aunque me encanta, quisiera pasarme un poco más a lo que es live action, ya como con actores y actrices reales. Ya yo he hecho bastantes proyectos así, pero últimamente -yo diría los últimos 7 o 8 años- he estado muy enfocado en animación y siento que KPop Demon Hunters es como una buena manera de, no diría finalizar, pero ponerle una pausa tal vez a eso, y enfocarme un poquito más en otro tipo de proyectos, como para cambiar de canal, aunque, obviamente, con todas las ganas de regresar a algo así en un futuro cercano". 

Además de la música, Daniel también dedica tiempo a un proyecto personal junto a su esposa, Jamila Hache: la aplicación para actores Rafy. “Es una herramienta para que los actores puedan practicar y grabarse audiciones. Aunque no tiene nada que ver con la música en sí, es un proyecto al que le pongo mucho tiempo y dedicación”, detalló.

Para el costarricense, Rafy representa la unión de sus dos pasiones: arte y tecnología:

Siempre me ha interesado encontrar maneras de que la tecnología pueda ayudar a los artistas de manera ética, sin quitarle nada al arte, sino que le agregue y lo facilite. Eso es exactamente lo que busca hacer Rafy”.

En los próximos años, planea enfocarse más en este lado de su carrera, desarrollando herramientas que empoderen a los creadores y complementen su trabajo musical con innovación tecnológica.

Un mensaje para quienes sueñan con dedicarse a la música

Para este productor y compositor musical, hoy existe más oportunidad que nunca: "Un músico de Costa Rica puede terminar siendo escuchado en Indonesia o en Finlandia y las fronteras no existen tanto con el internet. Entonces eso ha permitido la posibilidad de que haya una distribución mucho más equitativa y lo que importa más que todo es la música en sí y ya de dónde conecte la gente, pues allá pasará automáticamente”.

En ese sentido, concluyó:

Para la gente que sueña con esto, mi consejo sería producir la música, hacer los proyectos que uno quiere y tratar de ponerlos en el mundo. Uno de los grandes problemas que muchos músicos o artistas tenemos es que todo queda en el disco duro de la computadora, porque nunca se manda nada y obviamente ahí nunca nadie lo va a escuchar, pero si uno se compromete a lanzar y poner cosas afuera en el mundo, hay oportunidad de que la gente lo descubra".