Cada diciembre, el Sorteo Extraordinario Navideño despierta ilusiones, expectativas y sueños colectivos. El llamado “Gordo Navideño” se convierte, por unas semanas, en un tema central de conversación nacional. Sin embargo, cuando el premio mayor no sale o no es reclamado, emerge con fuerza un sentimiento de molestia, frustración e incluso enojo social, situación que volvió a hacerse evidente tras el primer sorteo navideño de diciembre de 2025.

Más allá de la reacción emocional —comprensible desde la ilusión individual—, lo verdaderamente preocupante es la falta de conocimiento y reconocimiento del propósito social de la Junta de Protección Social (JPS) y del papel fundamental que cumplen las Organizaciones de Bienestar Social (OBS), principales beneficiarias de los recursos que esta institución genera.

La JPS: una empresa social, no una simple administradora de lotería

La Junta de Protección Social no es una simple administradora de sorteos, como erróneamente suele plantearse en el debate público. Se trata de una empresa social del Estado costarricense, cuya actividad económica consiste en la comercialización legal de la lotería como instrumento de financiamiento solidario.

Su finalidad no es el lucro privado, sino la generación de recursos con un destino social claramente definido por ley. Cada billete vendido no representa únicamente una posibilidad de premio, sino un aporte directo al sostenimiento de servicios de cuido, atención, protección y acompañamiento social brindados por las OBS en todo el país.

Gracias a estos recursos —incluidos los premios no reclamados o los premios mayores que no salen— se financian hogares de larga estancia para personas adultas mayores, centros diurnos, albergues, organizaciones que atienden personas con discapacidad, niñez en riesgo, personas con enfermedades crónicas y comunidades en situación de pobreza. No se trata de un “sobrante” ni de dinero sin destino, sino de fondos con finalidad social expresa y legalmente establecida.

Premios no reclamados: solidaridad que sostiene servicios esenciales

Cuando un premio no es reclamado o el premio mayor no sale, esos recursos no desaparecen ni se pierden. Se redistribuyen entre las OBS debidamente inscritas y fiscalizadas, permitiendo cubrir gastos esenciales como alimentación, medicamentos, salarios de cuidadores, terapias, transporte, mantenimiento de infraestructura y atención diaria de miles de personas.

Resulta paradójico que parte del malestar social provenga de quienes desconocen que, gracias a ese mismo sistema solidario que hoy cuestionan, existen servicios que, de otro modo, colapsarían. En un país que envejece aceleradamente y enfrenta una profunda crisis de cuidados, estos recursos representan un auténtico salvavidas institucional.

Lotería legal versus lotería ilegal: una diferencia ética insalvable

Desde esta perspectiva, es indispensable trazar una línea clara: quienes comercializan loterías ilegales carecen de autoridad moral y social para cuestionar el modelo solidario de la JPS, así como para opinar sobre el destino de los recursos que esta genera.

La lotería ilegal no aporta al bien común, no financia hogares, centros diurnos ni programas sociales, no está sujeta a fiscalización ni a controles públicos, y extrae recursos de la economía social sin retribuir nada a la colectividad. En términos éticos y sociales, se trata de una práctica que debilita el sistema de protección social y erosiona los principios de solidaridad que sostienen al Estado Social de Derecho.

Pretender equiparar la actividad de la JPS con estructuras ilegales de comercialización de lotería no solo es conceptualmente incorrecto, sino profundamente injusto con las miles de personas que dependen de los recursos que la Junta canaliza.

El verdadero problema: una erosión de la solidaridad

El malestar social no es únicamente económico; es también cultural. Refleja una pérdida preocupante de perspectiva colectiva. Costa Rica ha construido históricamente su modelo de bienestar sobre principios de solidaridad, redistribución y corresponsabilidad social. Cuando se deslegitima la función de la JPS o se cuestiona el apoyo a las OBS sin información, se erosiona uno de los pilares fundamentales de ese modelo.

No se trata de negar la ilusión legítima de ganar un premio, sino de comprender que la lotería en Costa Rica no es solo un juego individual, sino un mecanismo colectivo de protección social.

Más información, menos indignación: un llamado a la coherencia social

Lo ocurrido con el sorteo navideño de 2025 debería convertirse en una oportunidad para informar, educar y reflexionar, no para dividir. El país necesita más pedagogía social sobre el funcionamiento de su sistema de bienestar y menos reacciones impulsivas basadas en el desconocimiento.

Defender a la Junta de Protección Social es defender un modelo de empresa social que transforma una actividad económica en un instrumento de redistribución solidaria. La discusión nacional debe elevarse: no se trata de quién ganó o no ganó el premio, sino de qué modelo de país estamos dispuestos a sostener.

Porque cuando el Gordo no cae, la solidaridad sí. Y esa, aunque no tenga número ganador, es la que sostiene a Costa Rica.

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