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Mejorar la velocidad de tu internet empieza por entender qué la afecta y qué puedes hacer para acelerarla.

Muchas personas buscan cómo aumentar la velocidad de su conexión porque sienten que es lenta, se detiene al reproducir videos o se cae durante las videollamadas. La realidad es que las velocidades anunciadas por los proveedores suelen ser el máximo teórico, no lo que recibes en tu casa todos los días. “Diversos factores pueden debilitar tu conexión, desde hardware antiguo hasta interferencias en el Wi-Fi”, explica Acer, un líder en el mercado IT. Juntos, hemos hecho una guía en la que aprenderás por qué tu internet puede sentirse lento, cómo medir su velocidad y qué pasos simples puedes seguir hoy mismo para mejorarla. 

La importancia de la velocidad de internet

“La velocidad de tu internet afecta prácticamente todo lo que haces en línea. Una conexión rápida y estable hace que el streaming sea más fluido, las descargas más rápidas y los videojuegos en línea más responsivos. También ayuda a que las videollamadas sean claras, sin interrupciones ni congelamientos. Incluso tareas simples, como navegar por sitios web, se sienten mucho más ágiles con una buena conexión”, asegura Acer.

Hoy en día, muchos hogares tienen varios dispositivos conectados al mismo tiempo. Teléfonos, laptops, tabletas, televisores, bocinas inteligentes y consolas de videojuegos comparten la misma red. Si tu velocidad es baja, todos compiten por el ancho de banda y se ralentizan entre sí. Una buena velocidad garantiza que toda la casa pueda trabajar, estudiar y entretenerse sin interrupciones.

La velocidad también tiene impacto en la seguridad. Cuando tu red está saturada o funciona mal, las actualizaciones pueden fallar y dejar tus dispositivos vulnerables. Una conexión estable mantiene todo actualizado y funcionando como debe.

En resumen, una mayor velocidad mejora la comodidad, la productividad y la calidad de tu experiencia en línea.

Por qué la velocidad que recibes no siempre coincide con lo que anuncia tu proveedor

Los proveedores suelen promocionar velocidades que representan el máximo rendimiento posible bajo condiciones perfectas. En realidad, la mayoría de las personas no ve esos números exactos en casa. Las velocidades publicadas se basan en pruebas de laboratorio con conexiones por cable, aisladas y libres de interferencias. En el hogar, tu velocidad depende de condiciones reales que rara vez son ideales.

Otro motivo es la congestión de la red. Cuando muchas personas en tu zona usan internet al mismo tiempo, la red de tu proveedor puede ralentizarse. Esto ocurre sobre todo en horas pico, como en las noches, cuando la mayoría está viendo videos, descargando archivos o jugando en línea. Aunque pagues por un plan rápido, compartes parte de la infraestructura con otros hogares.

Además, los proveedores suelen usar lenguaje como “hasta” en los contratos. Esto significa que prometen una velocidad máxima, no una garantizada. Aunque es legal, genera expectativas más altas que el rendimiento real.

Por último, el tipo de conexión influye. La fibra suele ofrecer velocidades muy cercanas a las anunciadas. Cable, DSL y satélite presentan más variaciones según la distancia, la calidad de la línea y las condiciones climáticas. Por eso, dos personas con el mismo plan pueden tener resultados distintos.

Factores dentro de tu hogar que también afectan la velocidad

Incluso si tu proveedor entrega la velocidad correcta hasta tu hogar, varios elementos internos pueden ralentizar la conexión. Los más comunes son:

  • Tu enrutador Wi-Fi: los modelos antiguos no soportan altas velocidades. La ubicación también importa: paredes, pisos, electrodomésticos y muebles pueden debilitar la señal.
  • Limitaciones de los dispositivos: muchos dispositivos antiguos no soportan bandas rápidas. Por ejemplo, algunos celulares y laptops solo se conectan a 2.4 GHz y no al más veloz 5 GHz. Si un dispositivo no admite 5 GHz, se quedará en la banda lenta aunque tu enrutador sea moderno. Chips Wi-Fi antiguos, controladores desactualizados o hardware limitado también reducen la velocidad. Aplicaciones en segundo plano pueden ralentizarlo aún más.
  • Interferencias: microondas, teléfonos inalámbricos, dispositivos Bluetooth, monitores de bebé y las redes Wi-Fi de tus vecinos pueden interferir con la señal.
  • Distancia al enrutador: la señal se debilita cuanto más lejos estés. Habitaciones en otros pisos o detrás de paredes gruesas suelen recibir menos velocidad.
  • Conexión por cable vs Wi-Fi: el Ethernet ofrece la velocidad más estable. El Wi-Fi es más cómodo pero mucho más sensible a la distancia y a la interferencia.
  • Problemas de software: malware, sistemas operativos desactualizados y extensiones pesadas del navegador pueden hacer que la conexión se sienta lenta aunque no lo sea.

Tipos de conexión a internet y bandas Wi-Fi

Cada tecnología tiene un rendimiento distinto en condiciones reales:

  • Fibra óptica: la opción más rápida y confiable. Usa señales de luz y suele ofrecer velocidades muy cercanas a las anunciadas.
  • Cable: usa cables coaxiales. Puede ser rápido, pero disminuye la velocidad en horas pico.
  • DSL: usa líneas telefónicas antiguas. Es más lento y depende de la distancia al nodo del proveedor.
  • Internet fijo inalámbrico: llega por señal desde una torre cercana. Su rendimiento depende de la distancia, el clima y los obstáculos.
  • Satélite; disponible casi en cualquier lugar, pero con velocidad limitada y alta latencia debido a la distancia que recorre la señal.

Conocer tu tipo de conexión te ayuda a entender qué velocidad puedes esperar realmente. Por ejemplo, 2.4 GHz es más lenta, pero con mayor alcance, ideal para dispositivos antiguos o habitaciones alejadas (es la banda más congestionada). El de 5 GHz es mucho más rápida, con menor alcance, recomendada para dispositivos modernos cerca del enrutador, ideal para streaming y juegos. Mientrask, el de 6 GHz (Wi-Fi 6E y Wi-Fi 7) es la más rápida y con menos congestión; funciona mejor en dispositivos compatibles y cerca del enrutador y es perfecta para descargas rápidas, streaming 4K/8K y gaming. Si tu dispositivo no soporta Wi-Fi 6, 6E o 5 GHz, nunca alcanzará la velocidad completa de tu plan. Lo mismo ocurre con un plan rápido conectado a un enrutador antiguo.

Hacer un test de velocidad es la forma más simple de saber qué estás recibiendo realmente en comparación con lo que pagas. Un test muestra tu velocidad de descarga, carga y el ping. Con estos datos puedes saber si el problema es tu proveedor, tu red interna o un dispositivo específico. Usa herramientas confiables como Speedtest (Ookla), Fast.com (Netflix) o la página de pruebas de tu propio proveedor.

Si los resultados son bajos en todos los dispositivos y horarios, el problema puede ser de tu proveedor. Si el problema ocurre solo en ciertas áreas o equipos, el origen está en tu red interna.

Consejos para acelerar tu internet en casa

Hay varias acciones prácticas que puedes realizar sin cambiar tu plan. Por ejemplo, mover tu enrutador a un mejor lugar (posición central, abierta y elevada); reiniciar tu enrutador con regularidad, cada semana o dos puede mejorar su desempeño; usar la banda de 5 GHz cuando sea posible; conectar por cable los dispositivos importantes y reducir la interferencia del Wi-Fi. Además, actualizar el firmware del enrutador; reemplazar equipos antiguos; limitar la cantidad de dispositivos activos y realizar escaneos de malware en tus dispositivos.

“Mejorar la velocidad de tu internet es más fácil cuando entiendes qué la afecta. Una vez que sabes cómo hacer pruebas y detectar las causas reales, puedes resolver la mayoría de los problemas por tu cuenta. La ubicación del enrutador, las limitaciones de los dispositivos, la interferencia de la señal y el hardware desactualizado influyen directamente en la velocidad. Con los pasos adecuados, puedes disfrutar de una conexión más rápida y estable para trabajar, ver contenido y jugar”, concluye Acer.