En las próximas semanas nos corresponderá elegir a las personas que dirigirán nuestro país. Para una mejor elección debemos plantearnos varias preguntas:
- ¿Son mejores hoy los servicios de salud que brinda la Caja Costarricense de Seguro Social en comparación con hace 4 años?
- ¿Está la educación pública más fortalecida?
- ¿Hay más seguridad en su barrio?
- ¿Hay menos violencia en el país?
- ¿El ambiente goza de más protección ahora que al inicio de esta década?
- ¿Pueden la prensa y usted ser igual de críticos y no temer represalias por sus comentarios en contra de las políticas del actual Gobierno?
- ¿Las carreteras por las que transita y el transporte público satisface sus necesidades de movilidad?
- ¿Confía hoy en sus gobernantes?
- ¿Hay más diálogo y respeto entre nuestros dirigentes o se callan las voces disidentes?
- ¿Se construyeron puentes y se buscó el consenso entre las opiniones distintas?
- ¿Se asumieron las responsabilidades por los fallos cometidos o se repartió la culpa entre otras instituciones por la ineficacia estatal?
Si sus respuestas fueron mayoritariamente sí, su voto por la continuidad está justificado. El crecimiento económico del país (y la Región) puede también explicar su voto por la continuidad, aun cuando mucho de este repunte puede explicarse por la disciplina fiscal aprobada en gobiernos anteriores.
Sin embargo, si usted piensa que el país requiere un ajuste, ha llegado la hora de elegir y, con su voto, redirigir el rumbo del país. Los datos fácticos provenientes del Estado de la Nación son claros: listas de espera sin resolver en la C.C.S.S., aumento de la mortalidad infantil, inversión en salud con pérdida de recursos reales por tercer año consecutivo, caída en la inversión en vivienda, cultura y recreación y una constante reducción en los recursos destinados a becas. La educación pública sufre un rezago agravado por los recortes financieros y la falta de motivación de docentes y estudiantes. Los homicidios llegaron a alcanzar tasas históricas y se constituyen en la principal causa de muerte en adolescentes y personas adultas jóvenes. Costa Rica se convirtió en uno de los principales puertos de envío de droga a Europa. Los humedales del Caribe y las playas de Guanacaste están en peligro por presuntas omisiones del Ejecutivo. Nunca se ha polarizado tanto el país como en los últimos años: la voz irrespetuosa y bravucona parece imponerse al diálogo y a la concordia. La culpa no se asume, se traslada a las Instituciones que certifican la legalidad de los procesos. La Contraloría General de la República, el Poder Judicial y hasta el mismo Tribunal de Elecciones son villanos que “no dejan trabajar”, en lugar de aliados para asegurar la participación ciudadana, el respeto a leyes y reglamentos, y el fortalecimiento y desarrollo de la democracia.
Aún vivimos en democracia. Estamos a tiempo. Piense su voto.
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