Estudio de la UNA advierte que Nosara alcanza niveles de violencia comparables con los de Puerto Príncipe, Colima y Acapulco.

Un estudio del Observatorio de Turismo, Migraciones y Sustentabilidad de la Región Chorotega (Obtur) de la Universidad Nacional (UNA) señaló que, aunque en 2024 disminuyó la mayoría de las categorías delictivas en los distritos costeros con mayor desarrollo turístico e inmobiliario en Guanacaste, el nivel de criminalidad sigue siendo elevado en relación con su población y cantidad de visitantes.

El coordinador del Obtur-UNA, Esteban Barboza, explicó que la desigualdad persistente impulsa un crecimiento inmobiliario acelerado y desordenado en distritos como Nosara, Tamarindo y Sardinal, además de un mercado de drogas vinculado a las experiencias de “desenfreno” que se asocian al turismo en esas zonas. “Esas parecen ser las explicaciones más plausibles de los altos índices delincuenciales de estas zonas costeras en comparación con distritos no costeros, a excepción de las cabeceras centrales de Nicoya, Santa Cruz y Liberia”, señaló Barboza.

Nosara en la mira

El informe detalla que, aunque el número total de homicidios en las regiones litorales con mayor desarrollo turístico descendió de 44 a 34 entre 2023 y 2024, los datos de Nosara resultan alarmantes: se registraron 11 homicidios en 2024, frente a 13 el año anterior.

Con base en el estándar internacional de la Organización Mundial de la Salud (OMS), una tasa superior a 10 homicidios por cada 100.000 habitantes ya se considera epidémica. “Nosara supera esa cifra 12 veces y media”, advirtió Barboza.

De acuerdo con el investigador, esa tasa coloca al distrito costero guanacasteco en niveles similares a los de Puerto Príncipe (Haití), Colima y Acapulco (México), consideradas entre las ciudades más violentas del mundo. La mayoría de los asesinatos, añadió, obedecen a ajustes de cuentas entre bandas que se disputan el control del mercado local de drogas.

Barboza también indicó que el alto número de delitos en distritos con fuerte desarrollo turístico, segundas residencias y alta visitación lleva a cuestionar si estos hechos son una amenaza al sistema turístico o un síntoma del propio modelo económico imperante. Entre los factores que podrían explicar este panorama mencionó la conflictividad socioambiental, la especulación inmobiliaria, la escasez de agua, la falta de oportunidades para la población local y la “simbiosis institucional con modelos extractivistas”.

Turismo en jaque

“Estas cifras son indicadores de un problema serio que la mayoría ve como una amenaza al sistema turístico de Guanacaste, pero que pocos observan como una consecuencia inevitable de la forma en que este sistema se conforma”, señaló Barboza. Añadió que, aunque en 2025 se registra un menor ingreso de turistas al país, no puede atribuirse a razones de seguridad, ya que la imagen de un destino no se deteriora de inmediato por factores delictivos salvo en casos extremos como conflictos armados.

El académico advirtió, sin embargo, que la inseguridad sostenida sí puede afectar la visitación a mediano plazo, especialmente en un país tan dependiente del turismo extranjero como Costa Rica.

Finalmente, Barboza subrayó la necesidad de repensar el modelo de desarrollo turístico dominante en Guanacaste. “El crimen se nutre de la desigualdad, la falta de oportunidades y los modelos de desarrollo e instituciones extractivistas. Es necesario impulsar formas más inclusivas de desarrollo turístico y diversificar las acti