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La ilusión de abrir un paquete puede transformarse en decepción cuando el producto no cumple lo prometido.

Definitivamente, las compras en línea han transformado la forma en que la población adquiere productos y servicios, especialmente cuando se trata de importarlos buscando mejores opciones. Sin embargo, el atractivo de los llamados “ofertones” ofrecidos por algunos casilleros informales o sitios web de origen asiático puede convertirse rápidamente en una pesadilla para los consumidores que buscan calidad, respaldo y tranquilidad.

El precio real de lo barato

A primera vista, las ofertas en plataformas poco confiables parecen una oportunidad imperdible: precios bajos y la promesa de productos “igualitos” a los de la foto. No obstante, la experiencia demuestra que, en muchos casos, estos portales entregan artículos de pésima calidad, sin garantía y, en la mayoría de las ocasiones, muy diferentes a lo publicitado en la plataforma. El ahorro al que el cliente le apuesta se diluye ante gastos inesperados, demoras interminables y la imposibilidad de reclamar o devolver productos defectuosos, engañosos o equivocados, peor aún desecharlos porque no podrá utilizarlos.

De la alegría al desencanto

Típicamente, cuando llegan los paquetes comprados internacionalmente se despierta una mezcla de emoción, expectativa y recompensa porque es literalmente la culminación de una espera que combina curiosidad y deseo.

Cada compra que se hace simboliza una pequeña conquista personal y el resultado tangible de una búsqueda que a lo mejor le tomó horas.   Luego viene el ritual positivamente emocional cuando llega el paquete y hay que abrirlo. Es como destapar un misterio aunque sepamos lo que compramos, porque se convierte en una experiencia sensorial (ver, tocar, oler). Si el producto cumple lo prometido, el cerebro libera dopamina porque entonces valió la pena.

Sin embargo, cuando el producto no cumple con las expectativas, no funciona, resulta de mala calidad o simplemente no llega, la emoción se transforma en frustración, enojo e impotencia. La ilusión inicial se desvanece y da paso a la sensación de haber sido engañado o de haber perdido tiempo y dinero. También aparece una decepción más profunda, la ruptura de la confianza de cara a la tienda o el sistema de compra.

Entonces, ese momento que debía ser de satisfacción se convierte en un recordatorio de vulnerabilidad como consumidor, especialmente cuando el reclamo o la devolución son imposibles desde otro país.

Tome en cuenta los riesgos de comprar en algunos sitios web asiáticos

  • Productos son de baja calidad y no cumplen con las especificaciones
  • Falta de garantía y respaldo en caso de defectos o insatisfacción.
  • Procesos de devolución imposibles
  • Demora de semanas o meses de entrega
  • Riesgos de fraude y pérdida total del dinero invertido

Antes de dejarse seducir por un “ofertón” sin soporte, recuerde QUE  su dinero, su tiempo y sus emociones valen más que cualquier promesa vacía. Recuerde siempre que usted lo vale y lo merece.  Apueste por calidad, seguridad, garantía, inmediatez y satisfacción. Consulte siempre las condiciones de compra y los canales oficiales de comercios reconocidos, recomienda la gerente de marca de SuperBox.