
El oído también necesita descanso. Cuidar los momentos de silencio es tan importante como disfrutar de los sonidos. Así como el ojo se cansa de mirar una pantalla, el oído se fatiga de escuchar sin parar.
En la era de la hiperconexión digital-videollamadas, audífonos, música continua, audios y notificaciones constantes-surge un nuevo padecimiento silencioso: el “oído cansado” o fatiga auditiva. Se trata de una sobrecarga sensorial que agota tanto el oído como la mente, producto de la exposición constante a ruidos ambientales, uso prolongado de auriculares, exceso de reuniones virtuales y la incesante avalancha de estímulos sonoros que acompañan la vida moderna.
Desde el punto de vista audiológico, Mauricio Aguilar, de JR Sánchez Audiología, explica que “el sistema auditivo está diseñado para detectar y procesar sonidos, pero también necesita pausas. Sin descanso, termina ‘quemado’, y eso se traduce en fatiga”.
Aunque no es un diagnóstico médico oficial, especialistas lo describen como un fenómeno creciente que puede convertirse en el verdadero “estrés auditivo de la era digital”.
La American Speech-Language-Hearing Association (ASHA) advierte que este agotamiento aparece porque el cerebro debe trabajar el doble para procesar y filtrar los sonidos en entornos saturados, lo que deriva en cansancio físico, dificultad de concentración, irritabilidad y sensación de presión o pesadez en los oídos.
Señales del “oído cansado”
El audiólogo Mauricio Aguilar de JR Sánchez Audiología detalla las principales manifestaciones:
- Sensación de zumbido, presión o “pesadez” en los oídos al final del día.
- Dificultad para seguir conversaciones, especialmente en ambientes ruidosos.
- Tendencia a subir el volumen constantemente en dispositivos.
- Fatiga mental y menor capacidad de concentración tras reuniones o jornadas de audio intensivas.
Factores que lo potencian en la modernidad
- Uso excesivo de audífonos y auriculares inalámbricos: largas horas de música, podcasts, clases virtuales o videojuegos.
- Sobrecarga digital: múltiples alertas sonoras de celulares, computadoras y dispositivos inteligentes.
- Ambientes urbanos ruidosos: tráfico, construcción y locales comerciales con música constante.
- Teletrabajo y educación en línea: videollamadas prolongadas que obligan al uso intensivo de auriculares.
¿Cómo prevenirlo?
El descanso auditivo es tan esencial como el sueño para el cerebro. El experto consultado recomienda:
- Aplicar la regla 60/60: no más del 60% del volumen máximo y no más de 60 minutos seguidos con audífonos.
- Hacer pausas auditivas de 5 a 10 minutos cada hora en ambientes silenciosos.
- Usar protectores auditivos en conciertos o entornos de ruido elevado.
- Practicar la higiene digital: reducir notificaciones sonoras y equilibrar momentos de silencio durante el día.
- Realizar chequeos auditivos periódicos, igual que se revisa la vista o la presión arterial.
En un mundo donde cada día se está más rodeados de estímulos, reconocer y prevenir el agotamiento auditivo es clave para proteger la salud y la calidad de vida a largo plazo. Pero el silencio es más que la ausencia de ruido. Los momentos de calma permiten que su cerebro descanse, reduce el estrés general y promueve la claridad mental.




