
Casi 15% de la población adulta costarricense padece la enfermedad.
La diabetes mellitus tipo 2 continúa creciendo en Costa Rica y ya afecta al 14,8% de la población adulta, según los datos más recientes del Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social.
En el 2010 la prevalencia era del 10,8% y para el 2014 había subido al 12,8%. El aumento sostenido en los últimos 15 años coloca al país frente a una situación alarmante de salud pública.
El Colegio de Profesionales en Nutrición (CPN) advierte que este escenario exige acciones inmediatas de prevención. Emmanuel Solórzano, vocero del colegio, señaló:
El aumento de la diabetes tipo 2 es un problema que no podemos seguir viendo como inevitable. Requiere un abordaje preventivo claro y acciones contundentes desde la nutrición y la educación para reducir el impacto en la población”, aseguró el doctor
Aunque hombres y mujeres muestran prevalencias similares, los adultos mayores son el grupo más afectado.
Entre las personas de 65 años o más, la prevalencia alcanza un 30,9% en mujeres y un 38,3% en hombres.
En jóvenes de 20 a 39 años las cifras son menores, pero el riesgo va en aumento, sobre todo por el sedentarismo y el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas.
El impacto económico y social también es considerable. Estimaciones internacionales calculan que el gasto anual por persona con diabetes supera los 2.800 dólares, una carga creciente para la CCSS y el sistema de salud en general.
La evidencia científica respalda que la alimentación saludable es una de las herramientas más poderosas de prevención.
Seguir un patrón alimentario con frutas, vegetales, leguminosas, cereales integrales, yogurt, semillas y frutos secos, y con alto contenido de fibra, reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad y mejora el control en quienes ya la padecen.
Por el contrario, los alimentos ultraprocesados, las comidas rápidas y las bebidas azucaradas son los principales detonantes.
En Costa Rica, el 14,7% de la energía diaria que consume la población urbana proviene de azúcares añadidos, siendo las gaseosas y jugos industrializados la mayor fuente.
Un mito frecuente es que las personas con diabetes deben eliminar los carbohidratos de la dieta. El vocero añadió:
No se trata de eliminar carbohidratos, sino de mejorar su calidad. Frutas, lácteos, tubérculos y leguminosas son fuentes importantes que deben mantenerse en un plan nutricional balanceado.”
El abordaje recomendado por el CPN se centra en la educación nutricional y en la promoción de cambios sostenibles: pérdida de peso gradual en quienes lo requieran, reducción de bebidas azucaradas y ultraprocesados, y un plan de alimentación adaptado a cada persona. Incluso, patrones saludables sostenidos en el tiempo pueden llevar a casos de remisión de la diabetes tipo 2.
El Colegio de Nutricionistas reitera su llamado a la población a tomar medidas urgentes: adoptar hábitos de vida más activos, moderar el consumo de azúcar y procesados, y buscar acompañamiento profesional para lograr cambios sostenibles.
“La prevención y la educación nutricional son la clave para frenar la diabetes y proteger la salud de los costarricenses”, concluyó el Dr. Solórzano.
La obesidad y la acumulación de grasa, factores clave en el desarrollo de la diabetes tipo 2
La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el organismo utiliza la glucosa, la principal fuente de energía.
A diferencia de la diabetes tipo 1, donde existe una deficiencia absoluta de insulina, en la diabetes tipo 2 el cuerpo sí produce insulina, pero las células no responden de manera adecuada a esta hormona, generando un fenómeno conocido como resistencia a la insulina.
Cuando aparece esta resistencia, la glucosa no logra ingresar con eficiencia a las células para ser utilizada como energía, lo que produce un aumento en los niveles de azúcar en la sangre. Con el tiempo, esta condición sobrecarga al páncreas, que debe producir más insulina, y finalmente puede llevar a un agotamiento de su función.
La obesidad, y en particular la acumulación de grasa en la zona abdominal, es uno de los factores más estrechamente ligados a la diabetes tipo 2.
El exceso de tejido graso provoca alteraciones metabólicas y libera sustancias inflamatorias que dificultan la acción de la insulina en músculos, hígado y tejido adiposo.
De esta forma, el sobrepeso y la obesidad no solo representan un problema estético, sino que son determinantes en la aparición y progresión de la enfermedad.