
La compañía promueve un sistema alimentario más fuerte, diverso y sostenible, conectando a productores, comunidades y consumidores para garantizar la seguridad alimentaria del mañana.
El mundo depende de un sistema alimentario global que enfrenta desafíos cada vez más complejos. La pandemia, las crisis climáticas y las disrupciones logísticas han demostrado que producir alimentos no basta: se necesita un sistema resiliente, capaz de anticiparse, resistir y adaptarse ante el cambio.
Para 2030, el planeta tendrá 500 millones de habitantes más. Alimentar a esta población requerirá aumentar la producción de alimentos en un 70% antes de 2050 entre 45 y 50 millones de toneladas métricas adicionales por año y hacerlo con menos tierra y agua, en un contexto marcado por el cambio climático.
Tomando en cuenta estas premisas, fortalecer la resiliencia alimentaria es el llamado urgente y necesario que nutrirá el futuro. Por ello, Cargill colabora con sus socios en toda la cadena de valor para hacer de la agricultura parte de la solución, conectando a las personas productoras con herramientas, capacitación y apoyo financiero que fortalezcan sus operaciones, la salud del suelo y su productividad.
Durante 160 años, eso es lo que hemos hecho: fortalecer los lazos entre agricultores, trabajadores de primera línea y los clientes a quienes servimos. Hoy estamos orgullosos de cómo nuestros esfuerzos colectivos se unen para alimentar al mundo de manera segura, responsable y sostenible”.
señaló Verónica Castro, vicepresidenta y directora ejecutiva en Centroamérica de Cargill Food Latinoamérica.
Para Castro, invertir en la resiliencia del sistema alimentario es invertir en el bienestar de las personas y la estabilidad del entorno, asegurando el abastecimiento local y fortaleciendo las comunidades rurales. Esto se refleja en programas como Nutriendo el Futuro, Prosperando con Nuestros Clientes y Resiliencia de Medios de Vida, con los cuales la empresa impulsa microempresas, apoya a clientes e incrementa la seguridad alimentaria.
En nuestra región, buena parte de los alimentos que llegan a los hogares proviene de pequeños agricultores. Al poner tecnologías innovadoras en sus manos, los ayudamos a ellos y al sistema alimentario en generala desarrollar resiliencia, ahora y para lo que venga. El progreso de un país se construye desde la prosperidad de quienes producen sus alimentos”, añadió Castro.
Diversificar lo que se cultiva y consume
En el mundo, cerca del 75% de los alimentos proviene de apenas 12 cultivos y 5 especies animales, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En Centroamérica, esta concentración también limita la capacidad de respuesta ante enfermedades, plagas o crisis de precios. Por ello, promover la diversificación de cultivos, fuentes proteicas y sistemas productivos es esencial para fortalecer la seguridad alimentaria.
Como respuesta, Cargill impulsa el acceso a alimentos nutritivos y de alta calidad mediante una estrategia centrada en la diversificación de su portafolio de proteínas. La compañía ha integrado al mercado regional huevos frescos a través de sus marcas Tip-Top (Nicaragua), Norteño (Honduras) y Pipasa y Kimby (Costa Rica). Este esfuerzo se suma a la unificación de su negocio de alimentos en América Latina para ofrecer un portafolio más amplio con proteínas, aceites, harinas, cacao, edulcorantes, almidones y productos a base de tomate, entre otros.
Conexiones que mueven
Actualmente, una cuarta parte de todos los alimentos del mundo cruza fronteras, lo que hace que las personas que impulsan las cadenas de suministro agrícola sean esenciales para garantizar la seguridad alimentaria global. Fortalecer estas cadenas asegura que los alimentos lleguen a quienes los necesitan.
En Centroamérica, cerca de 10,000 colaboradores de Cargill —en oficinas, granjas, plantas de producción, centros de distribución y puntos de venta— son el corazón de estas conexiones y parte de la solución para un sistema alimentario dinámico y sostenible.
La seguridad alimentaria futura depende de las decisiones que tomemos hoy. A pesar de los desafíos que enfrenta el sistema alimentario, debemos fortalecer las conexiones que nutren al mundo, mientras impulsamos el crecimiento de nuestros clientes y comunidades”, apuntó Castro.
La comida que cada persona consume tiene una historia que contar. Antes de dar el primer bocado, una red global de personas trabajadoras que abarca países, culturas y habilidades hizo su parte para cultivar, producir y transportar ese alimento desde su origen hasta el plato.
Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, Cargill celebra esta oportunidad para reflexionar sobre la importancia de fortalecer los sistemas alimentarios globales, garantizando el acceso equitativo a los alimentos y la conservación de los recursos del planeta para las generaciones futuras.