
La prevención del suicidio requiere un esfuerzo conjunto entre familias, instituciones educativas, sector salud y sociedad civil.
En Costa Rica, las cifras son alarmantes. Entre 2019 y 2023 se registraron 6.526 intentos de suicidio en personas de 15 a 35 años, siendo los adolescentes de 15 a 19 años quienes encabezan los casos, seguidos del grupo de 20 a 24. Solo en 2023, 1.461 mujeres y 764 hombres intentaron suicidarse, según la Dirección de Vigilancia de la Salud. El suicidio ya es la tercera causa de muerte entre jóvenes a nivel mundial, de acuerdo con la OPS.
En 2024 la tasa de intentos de suicidio por cada 100,000 habitantes aumentó ligeramente a 81.6 en la población general, comparado con 75.2 en 2023. De nuevo, las mujeres se vieron más afectadas, con una tasa de 103.2, mientras que en los hombres la tasa subió a 51.6. Para la novena semana del 2025 continúan mostrando esta tendencia, con una tasa de 16.9 para mujeres frente a 6.3 para hombres. Es importante señalar la alta incidencia en la población femenina de 15 a 19 años, con 24.8 por cada 100,000 habitantes, y en las de 20 a 24 años, con una tasa de 32.1. Aunque la muestra de la semana 9 del 2025 es más pequeña, subraya la persistencia del problema en estos grupos.
A nivel regional, la Organización Panamericana de la Salud advierte que cada año mueren cerca de 100.000 personas por suicidio en las Américas y la tendencia continúa en aumento. La pandemia, la violencia, el desempleo y el estigma hacia la salud mental han aumentado el problema.
Las señales importan
Quien atraviesa ideación suicida suele mostrar cambios de conducta: aislamiento, expresiones de desesperanza, abandono de responsabilidades, alteraciones del sueño o incluso comentarios directos sobre “querer desaparecer”. Ante estas señales, el silencio no es opción.
El director de Psicología de la Universidad Fidélitas, Álvaro Solano, señaló:
Escuchar sin juzgar, validar las emociones y acompañar a la persona en la búsqueda de ayuda profesional son pasos vitales. Nunca se debe minimizar lo que siente, ni dejarla sola si hay riesgo”.
El rol de los educadores es un puente hacia la vida
Recientemente la Universidad Fidélitas capacitó a todo su cuerpo docente en el abordaje del comportamiento suicida y uso de recursos institucionales para afrontar situaciones de riesgo.
Durante estas capacitaciones, impartidas por especialistas en salud mental, se brindan herramientas para:
- Reconocer señales de alerta.
- Romper mitos sobre el suicidio.
- Escuchar de forma empática.
- Activar el Protocolo Institucional de Atención de Riesgos por Ideación Suicida, que incluye la evaluación inicial, clasificación del riesgo y realizar una referencia acompañada inmediata a servicios de salud o emergencias.
La docente de Psicología de Fidélitas, Alexandra Hall Fernández, explicó:
Las personas profesionales en educación no necesariamente tienen que serlo en salud metal, pero sí pueden ser un puente. Con sensibilidad y preparación básica, pueden convertirse en agentes protectores que escuchen, acompañen y deriven a tiempo”.
Factores que aumentan el riesgo
Entre los elementos que inciden en la ideación suicida destacan:
- Depresión, ansiedad y otros trastornos emocionales no tratados.
- Ciberacoso, presión en redes sociales y problemas de autoimagen.
- Violencia intrafamiliar, abuso o entornos disfuncionales.
- Estigma hacia la búsqueda de ayuda.
- Falta de recursos de apoyo oportuno.
¿Cómo ayudar?
Escuchar sin juzgar puede salvar más vidas que cualquier consejo. Si alguien cercano expresa ideas suicidas:
- Converse con calma y pregúntele directamente si piensa en suicidarse.
- Escuche sin emitir juicios.
- Valide sus emociones y transmítale que no está solo.
- Active redes de apoyo: familia, amistades, profesionales.
- Busque atención inmediata en servicios de salud o, en emergencia, llame al 9-1-1.
Prevenir el suicidio es responsabilidad de todos
La prevención del suicidio requiere un esfuerzo conjunto entre familias, instituciones educativas, sector salud y sociedad civil. Como señala la OPS, se trata de un problema de salud pública prevenible, siempre que se priorice la salud mental, se fortalezcan los factores protectores y se construyan comunidades de apoyo.
En Costa Rica existen líneas de ayuda como “Aquí estoy” del MEP (24591598/99), la línea 1147 del PANI, la 800-Amanece de La Piedad, línea Aquí Estoy del Colegio Profesional de Psicología (800-2737869) y servicios de emergencia a través del 9-1-1.
Escuchar salva vidas. La prevención empieza por reconocer que el dolor emocional es tan real como el físico, y que pedir ayuda no es signo de debilidad, sino de valentía. Lema 2024-2026: “Cambiar la narrativa”