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Un estudio global de BCG muestra que la mayoría de las personas desean una vejez saludable, pero confunden los medios con los fines.

Cada vez más, las personas quieren llegar a la vejez disfrutando de vitalidad: viajar, bailar o seguir explorando pasiones personales. Sin embargo, un nuevo estudio global de Boston Consulting Group (BCG) revela una contradicción en los hábitos de los consumidores, pues, pocos actúan de manera consistente para alcanzar dicha vitalidad. Esta brecha, denominada la paradoja de la longevidad, refleja cómo las personas suelen confundir los medios (dieta, ejercicio, sueño) con los fines (bienestar, propósito, alegría), lo que genera frustración y desmotivación.

De acuerdo con la investigación, realizada a más de 9.000 personas en 19 países, apenas un 12 % de los consumidores logra integrar de forma sostenible hábitos que apoyen el envejecimiento saludable. Incluso en mayores de 56 años con condiciones preexistentes, solo el 40 % toma medidas activas. Los jóvenes muestran gran interés, pero combinan conductas contradictorias: usan aplicaciones de bienestar y relojes inteligentes, pero también practican doomscrolling (pasar horas en el celular deslizando la pantalla), consumen bebidas azucaradas o saltan comidas.

Andrés Giraldo, Managing Director & Partner de BCG, explicó:

Los consumidores no quieren solo vivir más, quieren vivir mejor. Buscan experiencias que conecten sus ambiciones personales con productos y servicios tangibles: desde apps de bienestar hasta suplementos personalizados. El reto está en traducir esa motivación en cambios duraderos”.

El informe muestra que el envejecimiento saludable está impulsando un ecosistema de consumo en expansión: aplicaciones digitales, relojes o anillos inteligentes, clínicas de longevidad y suplementos diseñados a la medida. En mercados emergentes, como latinoamérica, predominan remedios naturales y consumibles; mientras que en países desarrollados crece la demanda de terapias mentales, diagnósticos avanzados y servicios personalizados. India, Sudeste Asiático y Medio Oriente ya reportan que el 70 % de los consumidores usa tecnología asociada a longevidad.

Ya no se trata solo de prevenir enfermedades: los consumidores quieren invertir en experiencias que prolonguen su bienestar. Esto abre un espacio enorme para marcas que ofrezcan soluciones personalizadas, confiables y accesibles.

El estudio destaca que la motivación nace del “por qué” de cada persona, sus ambiciones de salud, y que la personalización es el vehículo para convertirlas en hábitos. La adopción de tecnologías basadas en inteligencia artificial (IA) está creciendo rápidamente: plataformas como Noom (peso), Sondermind (salud mental) u Ovum (salud femenina) ya convierten metas en planes de acción diarios, gamificados y conversacionales.

Sin embargo, la confianza sigue siendo un factor decisivo. Aunque el 80 % de los consumidores afirma que compartiría sus datos personales a cambio de experiencias más personalizadas, persisten los temores frente a la privacidad. Las soluciones exitosas serán aquellas que equilibren innovación tecnológica con seguridad y transparencia.

Giraldo añadió:

El envejecimiento saludable ya no es un tema de nicho: es un ecosistema en expansión que está transformando los hábitos de consumo en todo el mundo. Los hallazgos muestran que los consumidores están listos para dar el salto de la intención a la acción, siempre que encuentren soluciones personalizadas, accesibles y confiables”.