
Envejecer no debería significar quedar excluido de la vida social, cultural, laboral o comunitaria. No obstante, para muchas personas adultas mayores en Costa Rica, la falta de condiciones adecuadas para movilizarse de forma segura y digna se ha convertido en una barrera persistente que limita su autonomía y, por lo tanto, su desarrollo durante la etapa de la vejez.
La movilidad es un derecho humano que permite a las personas ejercer otros derechos fundamentales, como el acceso a la salud, la educación, al ocio, a la participación social y política. Por ello, hablar de movilidad y de transporte público digno para personas adultas mayores es un tema central para una sociedad inclusiva que garantice el acceso a los derechos de las personas mayores.
En materia reglamentaria, Costa Rica ha avanzado en el reconocimiento formal de los derechos de las personas mayores. Por ejemplo, con la ratificación de la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos de las Personas Mayores, la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez o la Ley 7935. El derecho a la movilidad está reconocido en la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (2015), la cual establece que los Estados deben de garantizar condiciones de accesibilidad y transporte adecuado, así como políticas públicas que promuevan la autonomía y la participación de este grupo poblacional.
El transporte público actual tiene muchas oportunidades de mejora para cumplir con los derechos humanos. Hay situaciones recurrentes, por ejemplo, unidades que no cumplen con los requerimientos adecuados de accesibilidad física; escalones altos, falta de rampas para poder pasar de la acera al transporte. Se han presentado casos de malos tratos por parte del personal conductor, irrespeto a los asientos designados como prioritarios los cuales además son insuficientes para ser utilizados por la población mayor, con discapacidad o las mujeres embarazadas.
En zonas rurales se presenta negación o mal uso del cobro del pasaje, así como horarios y recorridos que no contemplan las necesidades reales de desplazamiento de la población mayor. Todo esto produce un círculo vicioso: al no sentirse seguras ni respetadas, muchas personas mayores dejan de salir de sus casas, lo que a su vez afecta su salud física y emocional, su participación social y su autonomía, limitando así el acceso a otros derechos.
Promover el derecho a la movilidad implica contar con aceras seguras, amplias y sin obstáculos, paradas de buses protegidas del sol y de la lluvia, con un acceso adecuado para subir y bajar del transporte hacia la acera, con asientos prioritarios adecuados y suficientes. A su vez, señalización visible y amigable, sistemas de transporte adaptados y con personal capacitado y participación activa de las personas mayores en estos procesos de mejoras.
Además de vehículos adaptados e infraestructura; se requiere de un cambio cultural. Se necesita de una sociedad que respete los ritmos, las necesidades y los aportes de las personas mayores, y que entienda la movilidad como una dimensión clave del bienestar ya que más que solo desplazamiento implica libertad, autonomía y participación.
Desde AGECO seguiremos promoviendo los derechos humanos para que Costa Rica avance hacia un país donde todas las personas puedan moverse con dignidad, sin importar su edad.
Escrito por: Andrea Dotta Brenes, Coordinadora del Proceso de Derechos Humanos de AGECO.