Cuando, en la anterior administración, fue noticia la designación del nuevo jerarca del ministerio de Hacienda, me fue intrascendente. Es normal, en todo gobierno.

Pero, cuando se informó de la renuncia del novel ministro, sí me llamó la atención, pues estuvo pocos meses en el cargo. De inmediato, le puse atención.

Y, es que, a partir de ahí, hubo una explosión mediática sorpresiva y supe que el tal ministro era un costarricense que había estado fuera del país por casi 40 años y, además, fue investigado por acoso sexual, por su entonces patrono, el Banco Mundial. Todavía no me interesaba los dimes y diretes. Pero, cuando fue noticia, de primera plana, de que este señor, del todo desconocido, pretendía ser candidato a la presidencia de la República, fue cuando me llené de desconfianza.

Y, así, el bombardeo de la prensa y de políticos contrarios, hizo sonar las alarmas y el señor exministro fue el foco de atención de todo el país. Era pan de todos los días.

Desde ahí le seguí los pasos al exministro y cuando se le echó más leña al fuego, vi que ese tico, que vivió lejos y a la sombra, se las traía, pues sus arrebatos, de todo tipo, siempre pasados de tono, no pasaban ajenos a nadie.

Así, la figura de un Rodrigo Chaves Robles, como candidato a la presidencia, fue de mi total desagrado. Lo vi como un sujeto inescrupuloso, que hacía alarde del “alto cargo” que tuvo en aquel banco y de que su casa, en un exclusivo residencial, la compró, “al contado”, en un millón de dólares y que prometía que, de ser electo presidente, se “comería la bronca”; exclamación que, ahora y tras más de 3 años como presidente, iba a ser parte de su indecente vocabulario y su manera inapropiada de ejercer tan alto cargo.

Hoy, y aunque nunca quise escribir sobre este señor, lo que me colmó el vaso (¡y el baso!) fue lo que sucedió en el aniversario de la anexión del Partido de Nicoya.

Ya sabía, por varios medios, que el presidente Chaves era de un lenguaje vulgar y sus “audiencias” de los miércoles (popularmente llamadas “circonferencias”) eran más propias de alguien que se lo creyó y sus exabruptos, groserías, lenguaje soez, ordinario, corriente, común, chabacano, rústico, pedestre, inculto, trivial,  lo “matiza”,  con  peleas, gritos y una arrogancia tal, por su gran ego, contra  periodistas, fiscalía general, policía judicial, contraloría,  jueces, jerarcas de los otros poderes del Estado, etc., sin ningún límite.

Para esta ocasión, según medios de prensa y redes sociales, su pachuquismo, engreimiento, petulancia, jactancia, vanidad, soberbia, arrogancia, altanería, altivez, orgullo, fanfarronería, endiosamiento, ensoberbecimiento, no faltaron en su “discursos” en Guanacaste, que no fueron para celebrar el histórico hecho de la anexión, sino para hacer, lo que ha hecho durante toda su “gestión”: promover la confrontación, la división, el machismo, la gritería de borracho de cantina, junto a su aliada incondicional,  su madrina Pilar, quien se sumó al acto político, que sustituyó, para horror de guanacastecos y ticos, en general, una fecha de gran  trascendente, en nuestra historia patria.

Han pasado más de tres años de esta “administración”, pero de obras y servicios de los que pueda dar cuenta, el señor Chaves y su “gobierno”, queda debiendo. No ha hecho nada; ¡absolutamente nada!

En otras palabras, cuando, de ser un completo desconocido, inició su campaña política y  ganó la presidencia de la República,  la continuó desde Zapote y en cuanto lugar visita, con su séquito, promoviéndose como salvífico y “líder” de su obsesiva idea de una “tercera” República, que le asegure su permanencia en el cargo, cual dictador, al estilo Bukele u Ortega y, obviamente, sin elecciones, pues sus pretensiones son “profundas”, tanto que no habrá división e independencia de poderes, ni contraloría, ni tribunal de elecciones, etc., pues, al decir de este “preclaro gobernante”, los costarricenses somos víctimas de una institucionalidad que sólo males nos ha traído, desde 1948.

La diputada Cisneros, nos llama “básicos”.¡Vaaya ironía!, de quien se refugió en Costa Rica y hoy muerde la mano que se le extendió, siendo una joven peruana que estudió en la U.C.R. y logró hacer carrera en los círculos de prensa, que “su” gobierno, hoy llama “canallas”.

Por eso, los bochornosos actos en Guanacaste parece que son la fresa en el pastel, con “emputadas” y acoso infantil, que nadie podrá detener pues, como lo vi, casi espiquizofrénico,  desde su llegada al edificio de Hacienda, es un tipo que tiene a Costa Rica, al borde del precipicio. Espero que esta pesadilla pase y Chaves, “se traslade” a La Guácima de Alajuela, bien lejos de todo y de todos.

Igual, Pilar que se vaya para Desamparados donde tendría tiempo de sobra, para platicar con Ofelia.

Sin duda, este cuatrenio, será conocido como el gran paréntesis de la Costa Rica que, famélica, en harapos y de rodillas, clama porque la saquen del charco, donde fue lanzada, sin pudor alguno.

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