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La transacción fue premiada por el American Bankruptcy Institute como una de las más destacadas del año en abril, y será también galardonada por The M&A Advisor en setiembre.

A veces, una reestructuración no solo salva a una empresa: salva empleos, mantiene viva una marca, y redefine el rumbo de una industria. Y en el caso de Red Lobster —la cadena de mariscos más grande del mundo— esa segunda oportunidad llevó sello costarricense.

Jorge Arturo González Calderón, joven abogado formado en la Universidad de Costa Rica y con una maestría en Harvard Law School, fue parte del equipo legal internacional de la firma Proskauer Rose LLP que lideró la reestructuración financiera y legal de la emblemática cadena. El caso fue recientemente premiado por el American Bankruptcy Institute (ABI) como una de las operaciones más destacadas del año, ganando el premio ABI Asset Sale of the Year: 2024 Real Estate Award, en abril de este año.

En setiembre, The M&A Advisor también reconocerá a la transacción durante los International M&A Awards, en dos categorías: Transacción Regional del Año para Norteamérica, y Transacción del Año en el Sector Consumo Discrecional (Más de $100 Millones).

González, quien desde hace tres años radica en Estados Unidos, y actualmente ejerce como abogado en Nueva York, tuvo un rol destacado en el diseño y ejecución del plan que permitió a Red Lobster salir de la quiebra bajo el marco del Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de EE. UU.

El equipo legal de  Proskauer Rose LLP representó a un grupo de prestamistas encabezado por Fortress Investment Group, que asumió el control de la empresa como parte del acuerdo, condonando parcialmente una deuda de más de $300 millones.

González explicó:

Una reestructuración bien ejecutada no es el final de la historia de una empresa: es su segunda oportunidad para volver a aportar valor, empleo e innovación a la sociedad”.

Un caso  de cruces y jurisdicciones transfronterizas

El camino no fue sencillo. La operación requirió no solo negociación legal, sino una visión transfronteriza, conocimiento técnico y manejo de múltiples intereses: desde acreedores y proveedores hasta empleados, autoridades judiciales y nuevas figuras de gobernanza. Parte de la complejidad recayó, incluso, en conflictos de interés del antiguo dueño, la tailandesa Thai Union, que simultáneamente era proveedor clave de la cadena.

La transacción incluyó la creación de un fideicomiso para reclamar judicialmente daños ocasionados por la gestión previa, renegociación de contratos, cierre de puntos de venta no rentables, y el nombramiento de un nuevo equipo ejecutivo. Jorge, por su parte, asumió desarrollo buena parte de su trabajo con socios en Canadá, donde Red Lobster también tenía operaciones, y aportó una mirada integral desde su experiencia en sistemas legales de diversos países.

Curiosamente, el nuevo CEO de Red Lobster, Damola Adamolekun, nombrado para liderar la nueva etapa de la empresa, había ocupado anteriormente el mismo cargo en P.F. Chang’s, y durante ese periodo viajó a Costa Rica como parte de sus funciones.

Espejo para Costa Rica

El caso de Red Lobster llega en un momento en que Costa Rica también enfrenta situaciones de inestabilidad financiera empresarial. La quiebra de Desyfin, una entidad con larga trayectoria en financiamiento empresarial, así como otros procesos corporativos en los sectores comercio, construcción y servicios, reavivan la discusión sobre la necesidad de contar con mecanismos modernos, ágiles y eficaces para la reestructuración de empresas en dificultades.

El abogado costarricense añadió:

Latinoamérica, y Costa Rica en particular, tienen mucho que ganar si fortalecen sus procesos de reorganización. La Ley Concursal fue un paso importante, pero necesitamos que más empresas, asesores y autoridades la utilicen como alternativa real frente a la liquidación”.

Desde su perspectiva, casos como Desyfin pudieron explorarse —al menos en su etapa inicial de crisis— bajo una lógica similar a la del Capítulo 11 estadounidense, que busca preservar valor, evitar efectos dominó en otras empresas proveedoras y proteger empleos:

Cada vez que una empresa viable desaparece por falta de un proceso adecuado, perdemos más que activos financieros: se erosiona confianza, se pierden empleos y se fragmenta tejido empresarial”.

Talento costarricense en la gran liga legal

González representa una nueva generación de juristas ticos con formación global y vocación transformadora.

Hoy, como único miembro hispanohablante del equipo de reestructuración corporativa de Proskauer, su apuesta es seguir abriendo camino a través del derecho comparado. González comentó:

La profesión legal es muy territorial. Haber logrado ejercer en Estados Unidos no solo ha sido un reto profesional, también es una oportunidad para poner en práctica modelos que podrían inspirar mejoras en nuestros países”.

“Latinoamérica tiene mucho que aprender del modelo del Chapter 11. Costa Rica ya dio un paso con la Ley Concursal, pero todavía hay espacio para fortalecer los mecanismos que salvan empresas antes de que sea demasiado tarde”, añadió.

Los reconocimientos de ABI y de The M&A Advisor —más allá de los trofeos— confirman que el talento costarricense destaca en derecho internacional; y  que, con visión y estrategia, también desde el derecho se construyen segundas oportunidades.