
En el marco del Día Nacional del Farmacéutico, este 12 de agosto, el Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica recuerda y celebra su historia.
En un país que valora profundamente su sistema de salud, pocos recuerdan que la primera mujer profesional de Costa Rica no fue médica ni enfermera, sino farmacéutica. Su nombre era Felícitas Chaverri Matamoros, conocida cariñosamente como “Lita”, y su legado sigue más vigente que nunca.
En 1917, Lita se convirtió en la primera mujer en graduarse de una carrera universitaria en Costa Rica, marcando un antes y un después en la historia del país. Su elección de estudiar farmacia no fue casual: fue un acto valiente, disruptivo y profundamente político en una época donde las mujeres apenas tenían acceso a la educación secundaria, y mucho menos a la universitaria. Su decisión fue una declaración de principios: la ciencia también es territorio femenino.
Con solo 17 años, decidió que quería estudiar Farmacia, una carrera considerada exclusiva para hombres. Tras varios días de deliberación, la Junta Directiva del Colegio de Farmacéuticos le permitió ingresar en 1912, al no existir norma expresa que prohibiera su admisión. Cinco años después, el 23 de noviembre de 1917, se graduó con honores, consolidando no solo el derecho de las mujeres a estudiar farmacia, sino el derecho de todas las mujeres a acceder a la educación superior en Costa Rica.
Retrato de Felícitas Chaverri Matamoros
Una historia que inspira al sector farmacéutico hasta hoy
Lita nació en Atenas el 9 de mayo de 1896, hija de don Vicente Chaverri Solera y doña Teresa Matamoros González. Fue una de las primeras bachilleres del sistema mixto en el Liceo de Heredia y una estudiante brillante en la Escuela de Farmacia.
Luego de graduarse, trabajó como jefa del departamento de Drogas y Estupefacientes del Ministerio de Salubridad Pública, y también cultivó una sensibilidad poética que plasmó en publicaciones de la época. Falleció en San José el 6 de octubre de 1934, a los 40 años, dejando un legado invaluable para la salud pública, los derechos de las mujeres y la profesión farmacéutica.
En el marco del Día Nacional del Farmacéutico, este 12 de agosto, el Colegio de Farmacéuticos de Costa Rica recuerda y celebra su historia como el símbolo de una profesión que ha sabido evolucionar sin perder su esencia: la vocación de servicio, el rigor científico y el compromiso con la salud pública.
Dr. José Gatgens, presidente del Colegio, destacó:
Desde el Colegio de Farmacéuticos extendemos un cálido reconocimiento a todas y todos los profesionales de la farmacia, cuya labor ha sido clave en la construcción de un sistema de salud más equitativo, eficiente y humano. Son guardianes del bienestar colectivo, y su aporte merece ser valorado cada día”, expresó el
Hoy, más de un siglo después, la presencia de personas farmacéuticas en Costa Rica es sólida y creciente. En cada botica de pueblo, farmacia de barrio, hospital o centro de especialidades, hay profesionales que siguen el ejemplo de Lita: estudian con rigor, se actualizan constantemente, escuchan, educan y acompañan a quienes más lo necesitan.
Durante emergencias, pandemias o desastres naturales, han sido parte esencial de la primera línea. Y en la cotidianidad, son la guía experta, el consejo cercano, el rostro familiar que vela por el uso responsable de los medicamentos. Son científicos y científicas al servicio de la comunidad, y su labor merece visibilidad, respeto y reconocimiento.
Gatgens concluyó:
Que esta fecha no sea solo una celebración, sino también un llamado a honrar el poder transformador del conocimiento, la valentía de quienes abrieron camino y el impacto de una profesión que, ayer y hoy, es fundamental para la salud de Costa Rica. Que el nombre de Felícitas “Lita” Chaverri Matamoros siga brillando como lo que es: la raíz de una historia de igualdad, ciencia y servicio", concluyó Gatgens.