
La tendencia de buscar destinos remotos y experiencias de desconexión está ganando una tracción sin precedentes en el panorama del turismo de lujo, impulsada por la creciente fatiga digital y la necesidad humana de reconectar.
En un mundo donde la hiperconectividad difumina las fronteras entre el trabajo y el ocio, el deseo de escapar de las notificaciones constantes y la presión de estar siempre "en línea" se ha convertido en una prioridad.
De hecho, un informe de HBX Group para 2025 revela que un contundente 85% de los viajeros muestra interés en vacaciones para desconectar, lo que subraya el impacto significativo del estrés digital en las decisiones de viaje de los consumidores. Esta búsqueda de silencio, naturaleza y autenticidad sin filtros es la respuesta a una sociedad que anhela restaurar el equilibrio mental y físico, encontrando en la lejanía y la simplicidad el verdadero lujo.
En respuesta a esta creciente demanda, Hideaway Río Celeste emerge como un santuario de lujo y paz. Situado estratégicamente junto al mítico Río Celeste, en la exuberante región de Guatuso, Alajuela, el hotel ha sido meticulosamente concebido para ofrecer una desconexión consciente y completa.
Gabriela Mora, gerente general del Hotel Hideaway Río Celeste explica que "en Hideaway Río Celeste, entendemos que el lujo contemporáneo reside en la posibilidad de escapar verdaderamente. Nuestras instalaciones están intrínsecamente diseñadas para integrarse armoniosamente con el exuberante paisaje, permitiendo a nuestros huéspedes sumergirse en la belleza natural sin sacrificar la comodidad o la privacidad. Es un santuario donde la única 'conexión' que realmente importa es la que se establece con la naturaleza".
Hideaway Río Celeste ofrece una gama de experiencias que van más allá del simple alojamiento de lujo. Sus villas y suites, por ejemplo, están concebidas para ofrecer vistas espectaculares y una sensación de aislamiento, con arquitectura que complementa el entorno, no que lo domina.
También brinda acceso exclusivo a senderos que pasan a través de la selva tropical en excursiones guiadas privadas, llevando a los huéspedes a descubrimientos asombrosos del ecosistema local sin salir del hotel.
Asimismo, cuenta con un ingreso privado a un sección de Río Celeste donde las personas pueden bañarse en sus aguas. En los casos de que las personas quisieran ver la catarata o el Parque Nacional Tenorio pueden visitarlo ya que está muy cerca a solo 1.2 km del hotel.
Además, el hotel ha creado entornos diseñados específicamente para la meditación, la reflexión y la reconexión personal, desde plataformas de yoga en medio del bosque y se pueden encontrar espacios para la contemplación y meditación.
Todo esto se complementa con una gastronomía que celebra los ingredientes locales y sostenibles, ofreciendo un sabor auténtico de Costa Rica en un ambiente sereno.
Mora concluye que “en el panorama actual del turismo de lujo, la verdadera sofisticación reside en la capacidad de ofrecer una desconexión auténtica. Los viajeros ya no buscan solo la opulencia, sino la serenidad de entornos remotos y la inmersión en experiencias que les permitan desconectarse del ruido digital y reconectar con la naturaleza y consigo mismos. Esta tendencia, impulsada por la fatiga de la hiperconectividad, redefine el lujo como la invaluable oportunidad de encontrar paz y renovación en destinos que priorizan la tranquilidad y la autenticidad sobre la constante disponibilidad”.