La medallista olímpica Claudia Poll, junto con los exnadadores Marcela Cuesta y Manuel Rojas contaron su historia a Interferencia de la UCR.
La medallista olímpica Claudia Poll, junto con los exnadadores Marcela Cuesta y Manuel Rojas, rompieron el silencio para denunciar públicamente haber sufrido agresiones físicas, psicológicas y sexuales de su exentrenador Francisco Rivas, un referente histórico de la natación costarricense.
En declaraciones exclusivas para Interferencia, plataforma periodística de las radios de la Universidad de Costa Rica (UCR), Poll dijo que, pese a sus logros, en las que se incluye la única medalla de oro olímpica del país y dos bronces, jamás repetiría esos éxitos en las mismas condiciones: “Yo sufrí todas las agresiones posibles… Todas”.
Siempre revisaba mis cosas personales, me robó celulares, investigaba mis redes sociales por años para saber información sobre mí (…) Pagó para que grabaran conversaciones mías y luego me repetía temas de esas conversaciones".
Agregó Poll:
Revisó mi basura. Una vez sacó condones usados de la basura de mi casa, les sacó fotocopia y me enseñó y me exigió que le dijera de quién eran. A mi pareja, cuando se dio cuenta que estábamos iniciando una relación, le dijo que se podía coger a cualquiera menos a mí, que yo estaba solo para entrenar. El aislamiento era necesario para evitar que hablara y que contara lo que me sucedía".
Las denuncias señalan un patrón sistemático de abuso que, aseguran, era un “secreto a voces” en la natación costarricense. Según contaron a Interferencia, los hechos incluyeron violencia física (golpes con varillas, chancletas y lesiones provocadas durante supuestos masajes), humillaciones públicas, control extremo de la vida privada e incluso amenazas para silenciar a las víctimas.
“Si usted abre la boca, yo la destruyo. Acuérdese que yo soy una gloria nacional”, relató Cuesta que le dijo Rivas, quien hoy, con 75 años, sigue entrenando.
Cuando tenía muy pocos años, él de una u otra forma trató de tocarme y yo inmediatamente lo rechacé. Nunca más lo volvió a hacer, pero me llevó a la agresión psicológica”.
Cuesta, nadadora olímpica en Seúl 1988, recordó que el miedo y el aislamiento la hicieron abandonar la natación siendo aún adolescente, pese a su prometedora carrera.
No he podido hacer las paces con el agua. Porque yo entro a la piscina y es una película inmediata y yo la rechazo”.
Interferencia documentó que Cuesta realizó la denuncia ante la Federación Costarricense de Deportes Acuáticos (Fecoda), pero este ente decidió archivar el caso por prescripción. Los hechos que Cuesta denunció se registraron entre 1978 y 1988, y el documento se presentó en 2024. Cuesta y Poll, que fungió como testigo del caso, lamentaron la respuesta de la federación y señalaron que existen obligaciones morales y éticas para proteger a nuevas generaciones de atletas.
El Comité Olímpico Nacional (CON) sí anunció que abrirá una investigación. Su presidente, Henry Núñez, confirmó al medio de comunicación universitario que el caso será revisado por la Comisión de Deporte Seguro, encargada de dar seguimiento y acompañamiento a víctimas.
Poll, Cuesta y Rojas relataron las agresiones al medio Interferencia. Fotografía: Sebastián Avendaño / Interferencia.
Manuel Rojas, por su parte, narró cómo su carrera fue truncada tras recibir maltratos físicos y psicológicos. Contó que fue suspendido del equipo tras expresar críticas hacia Rivas, y describió los golpes recibidos durante un supuesto masaje antes de competir.
La respuesta de otras entidades deportivas, como el Instituto Costarricense del Deporte y la Recreación (Icoder), fue criticada por Cuesta por considerarla evasiva. El ministro de Deportes, Donald Rojas, dijo que las federaciones tienen autonomía para investigar y sancionar, mientras que el Icoder sólo interviene en ciertos tipos de denuncias.
Poll explicó que su objetivo al contar su historia es exigir que se promuevan leyes y mecanismos que permitan escuchar a las víctimas.
Son como dos mundos. Uno es Claudia la que nadó, la que triunfó, la que lo logró, y otra es Claudia la que sufrió en silencio”.
Las denuncias, recogidas con rigor por Interferencia, han reabierto un debate nacional sobre los abusos en el deporte y la necesidad de reformas profundas para proteger a las y los atletas costarricenses.
Rivas niega acusaciones
El entrenador de natación Francisco Rivas negóas acusaciones de agresión física, psicológica y abuso sexual presentadas por los exnadadores. En declaraciones a La Nación, Rivas calificó las denuncias como “totalmente falsas” y aseguró: “Sobre una agresión de cualquier clase, rotundamente digo no”.
Sobre Marcela Cuesta, afirmó que ella “nadó muy poco tiempo” bajo su dirección y que no la ve desde hace 37 años.
Marcela Cuesta era una niña, y no me está diciendo la fecha, no tengo ni idea y no es cierto”.
Respecto a Rojas, destacó que incluso años después él regresó a entrenar con él en categoría máster y le confió a sus hijas para que también entrenaran.
Rivas también rechazó las afirmaciones de Poll sobre supuesta intromisión en su vida privada. “No llegué nunca a ese extremo. Mi actitud era no recomendar las gaseosas o la comida chatarra, nunca como imposición. Meterme en la vida privada de cada uno, no. Eso es falso”, agregó.