
Grupo Financiero Mercado de Valores asegura que es clave la asesoría sobre cómo invertir con visión y propósito, para avanzar con éxito en las diferentes etapas del inversionista.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) la esperanza de vida en Costa Rica es actualmente de 81 años, por eso, es prioritario tomar decisiones financieras conscientes a lo largo de la vida, no solo pensando en el futuro, sino en garantizar bienestar y tranquilidad en cada etapa del camino. Con este objetivo, el Grupo Financiero Mercado de Valores presenta una guía básica de los momentos clave que se deben considerar para invertir con visión y propósito, construir independencia financiera y abrir la puerta a nuevas posibilidades que trascienden lo convencional.
“El patrimonio no es solo una acumulación de bienes o dinero. Es una expresión tangible de nuestras decisiones, valores y aspiraciones. Gestionarlo adecuadamente implica reconocer que nuestras necesidades y prioridades evolucionan con el tiempo, y que cada etapa de la vida requiere un enfoque distinto”, mencionó Silvia Jiménez, directora comercial del Grupo Financiero Mercado de Valores.
Desde la creación del capital, pasando por su crecimiento y consolidación, hasta su transferencia, cada fase exige una mentalidad distinta y una estrategia alineada con el momento de vida. Las personas deben analizar en cuál de las siguientes etapas se encuentran y de ello dependerá las decisiones que deban tomar:
Etapa 1: Generación del patrimonio – El punto de partida
Esta etapa suele coincidir con los primeros años de vida laboral. Aquí, el objetivo es aprovechar al máximo los ingresos actuales para construir un futuro sólido. El dinero, en esta etapa, representa más que cifras: puede simbolizar libertad, seguridad o incluso ansiedad. Por eso, es fundamental tomar decisiones conscientes y preguntarse: ¿Estoy actuando desde la urgencia o desde la intención?
Revisar los hábitos de consumo, establecer metas claras y visualizar la vida ideal en 5 o 10 años permite alinear las decisiones financieras con los valores de cada persona.
Etapa 2: Acumulación del patrimonio – Consolidar con visión
A medida que se avanza en la vida, quizás con una familia, una carrera estable o un negocio en crecimiento, el enfoque cambia. Se trata de hacer que el dinero trabaje para nosotros, sin perder de vista el equilibrio entre disfrutar el presente y construir el futuro.
No siempre se decide con lógica; sin embargo, se pueden diseñar entornos y hábitos que ayuden a tomar mejores decisiones. La complejidad del patrimonio en esta etapa requiere asesoría, acompañamiento y una visión estratégica.
Etapa 3: Gestión del patrimonio – Proteger lo construido
Preservar el patrimonio implica anticiparse a los cambios, gestionar riesgos y mantener un equilibrio. Aquí, el patrimonio se convierte en una herramienta para sostener el estilo de vida con estabilidad.
La prevención, la diversificación y la claridad emocional son claves. También es un momento para revisar objetivos, evaluar si las decisiones están guiadas por la calma o el estrés, y asegurarse de contar con una red de apoyo confiable. Nuestros asesores y el acompañamiento desde la empatía y la escucha activa, son claves en esta etapa.
Etapa 4: Preservación y sucesión – Disfrutar y dejar legado
En la etapa de jubilación o madurez financiera, el patrimonio se convierte en una herramienta para disfrutar, sin culpa ni miedo, los frutos del esfuerzo y, al mismo tiempo, pensar en el legado.
Transferir el patrimonio no es solo heredar bienes: es transmitir valores, aprendizajes y decisiones que impacten positivamente a las siguientes generaciones. Por ejemplo, una persona puede organizar sus activos para que generen rentas: propiedades alquiladas, bonos con rendimiento periódico y un fideicomiso que financiará los estudios de sus nietos.
Invertir bien es evolucionar con propósito
“Cada etapa es una oportunidad para vivir en coherencia con nuestros valores y dejar un legado que trascienda lo económico. Así como cambia nuestra vida, cambia también la manera en que usamos el dinero. Invertir bien no es una receta: es una evolución. Y cada etapa tiene su estrategia, su propósito y su momento”, recalcó Jiménez.