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Falta de apoyo político, acefalía institucional y retrocesos en transparencia limitan severamente la capacidad del SICA.

El más reciente Informe Estado de la Región —publicado por el Programa Estado de la Nación del Conare— advierte que el proceso de integración regional está atravesando su mayor crisis desde la creación del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) en 1991. A pesar de los crecientes desafíos compartidos por los países de la región —como el cambio climático, la inseguridad, el crimen organizado y las presiones migratorias— el debilitamiento del SICA ha minado su capacidad de articulación y respuesta conjunta.

Según el documento, entre 2021 y 2024 se acentuaron tres factores clave en esta erosión institucional:

  • Caída en la actividad política: Las cumbres presidenciales se redujeron drásticamente, reflejando el desinterés de los mandatarios. De celebrarse hasta cuatro veces por año entre 2000 y 2010, pasaron a menos de una por año en la actualidad.
  • Acefalía prolongada: El cargo de Secretaría General del SICA permaneció vacante durante 27 de los últimos 48 meses, obstaculizando decisiones estratégicas y alimentando una percepción de inoperancia.
  • Retrocesos en transparencia: Herramientas como el Sistema de Cooperación Regional (SICOR) se encuentran desactualizadas y el acceso a información institucional se ha vuelto aún más limitado.

Estos problemas estructurales —sumados a la morosidad de varios países miembros y la alta dependencia de financiamiento externo— han debilitado severamente la capacidad del sistema para formular políticas públicas regionales efectivas.

Problemas comunes, respuestas aisladas

El Informe alerta que, a pesar de compartir fenómenos como la migración irregular, el crimen organizado, la pérdida de biodiversidad y el impacto de eventos climáticos extremos, los países centroamericanos responden de forma desarticulada, muchas veces en contradicción entre sí. Esta falta de coordinación ha elevado los costos sociales, políticos y económicos de la inacción.

Casos como el tránsito de migrantes extracontinentales por la región CARD o la expansión de redes criminales transnacionales evidencian la urgencia de contar con mecanismos de gobernanza regional robustos. En este contexto, la fragmentación institucional es una vulnerabilidad adicional.

El rol de Costa Rica y los desafíos del liderazgo regional

El Informe reconoce que Costa Rica ha mantenido un compromiso institucional con el proceso de integración y ha participado activamente en el SICA. No obstante, también ha expresado críticas al funcionamiento del sistema, especialmente en temas de eficiencia, uso de recursos y transparencia. Esta postura ha limitado su disposición a asumir compromisos más profundos dentro del sistema, aunque el país mantiene un potencial importante como actor de liderazgo.

Recuperar el proceso de integración es fundamental para proteger a las personas, fortalecer la institucionalidad democrática y garantizar un desarrollo sostenible para Centroamérica y República Dominicana”, señaló Alberto Mora, coordinador del Informe.

Un llamado urgente a revitalizar la integración

El Informe concluye que reactivar el SICA no es una opción, sino una necesidad impostergable. Para ello, propone:

  • Compromisos vinculantes entre Estados
  • Planes comunes con mecanismos de rendición de cuentas
  • Participación activa de nuevos liderazgos, especialmente de jóvenes y sociedad civil

A pesar del panorama adverso, el Informe identifica una base técnica, académica y ciudadana que sigue apostando por la cooperación regional. Universidades, sectores productivos, comunidades organizadas y organismos internacionales han mantenido espacios de articulación que demuestran que una integración efectiva aún es posible si se retoma el liderazgo político y se conecta con esas capacidades existentes.