
La FAO ha acompañado al país en el proceso de transformación de los sistemas agroalimentarios, con un enfoque centrado en la equidad, sostenibilidad y resiliencia.
En el marco de la segunda Cumbre de Seguimiento de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios (UNFSS+4, por sus siglas en inglés), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destacó los avances alcanzados por los países de América Latina y el Caribe desde 2021.
En el caso de Costa Rica, se reconoce el progreso en la elaboración de la hoja de ruta nacional para la transformación de los sistemas agroalimentarios, con un enfoque centrado en la equidad, la sostenibilidad y la resiliencia. Este instrumento, que abarca el periodo 2023 - 2026, define acciones concretas, responsables, indicadores de medición y asignaciones presupuestarias. Su fortalecimiento ha sido posible mediante la creación de la mesa técnica para los sistemas agroalimentarios, un espacio intersectorial que brinda apoyo al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), en su rol de convocante nacional, en el seguimiento y monitoreo de las acciones definidas.
Este proceso ha sido posible gracias al acompañamiento técnico y estratégico de la FAO, en conjunto con la División de Sistemas Agroalimentarios e Inocuidad de los Alimentos (ESF) y al acceso a recursos provenientes del Fondo Conjunto para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Uno de los hitos más relevantes ha sido la implementación del Programa Conjunto: “Empoderando comunidades en sistemas agroalimentarios sostenibles”, respaldado por el Fondo Conjunto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Joint SDG Fund), la FAO y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), bajo el liderazgo del MAG, el Ministerio de Salud (MS) y los gobiernos locales.
Este programa se ejecuta en los cantones de Guatuso, Alajuela y Buenos Aires, Puntarenas, dos comunidades rurales con altas tasas de inseguridad alimentaria, malnutrición y bajo índice de desarrollo social. En estos cantones se han construido estrategias con las comunidades para fortalecer la gobernanza local, mejorar capacidades en prácticas agroproductivas sostenibles y promover hábitos alimentarios saludables en las familias. Además, ha impulsado la participación de mujeres, Pueblos Indígenas y juventudes, colocando sus voces en el centro del proceso transformador.
La representante asistente de programas de la FAO en Costa Rica, Andrea Padilla, señaló:
La articulación y el trabajo que se ha desarrollado de manera participativa a nivel territorial han permitido promover acciones para la implementación de la hoja de ruta nacional para el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios, conectando la transformación de las políticas públicas con las dinámicas y necesidades de los territorios".
En paralelo, la FAO ha trabajado junto al Ministerio de Salud en el desarrollo de una aproximación de análisis de la situación alimentaria y nutricional de los primeros mil días de vida en pueblos indígenas, desarrollando un documento con mensajes técnicos y materiales basados en las Guías Alimentarias ajustadas al contexto cultural de estas comunidades.
Acción climática: transformación resiliente para el sistema agroalimentario
Costa Rica también avanza en la integración de la sostenibilidad ambiental y la acción climática en su sistema agroalimentario. A través del apoyo de la FAO, el país ha desarrollado acciones clave de adaptación y mitigación frente al cambio climático, con un fuerte arraigo territorial.
Entre los hitos más destacados se encuentra la implementación de la Agenda Agroambiente con miras al 2030, con el apoyo de la FAO y el liderazgo del MAG y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), como una hoja de ruta para integrar la gestión ambiental en el sector agroalimentario, en línea con los ODS.
Además, con la implementación del proyecto "Acelerando la transición hacia una economía con emisiones netas cero y con enfoque positivo para la naturaleza en Costa Rica”, financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), se articulan acciones con el Plan Nacional de Descarbonización, promoviendo la iniciativa de agropaisajes y prácticas agrícolas sostenibles.
Por otra parte, mediante el Programa Ampliación de la Ambición Climática en el uso de la Tierra y la Agricultura (Scala), ejecutado por la FAO y el PNUD, con el apoyo del MAG y el Minae, se ha logrado la ejecución de acciones climáticas concretas en el sector agropecuario. En este marco, Costa Rica se ha convertido en uno de los primeros países en implementar los protocolos de Recarbonización de Suelos Agrícolas (Recsoil), una estrategia clave para mejorar la salud del suelo, capturar carbono y aumentarla productividad.
Asimismo, el país avanza en la creación de esquemas innovadores de Pago por Servicios Ambientales (PSA) enfocados en la recarbonización de los suelos agropecuarios, mediante la articulación de esfuerzos entre instituciones estatales y el sector privado. Esta estrategia no solo incentiva la conservación ambiental, sino que también mejora los medios de vida de las personas productoras.
En el ámbito ganadero, se trabaja en la certificación de carne bovina con trazabilidad, promoviendo una ganadería baja en carbono y con acceso a mercados sostenibles. De igual forma, en la región del Corredor Seco de Guanacaste se desarrollan acciones para fortalecer la resiliencia comunitaria ante la variabilidad climática, a través de prácticas agroecológicas, recuperación de suelos y acceso al agua.
Hacia un modelo de desarrollo justo, resiliente y bajo en emisiones
La experiencia de Costa Rica demuestra que el financiamiento estratégico, articulado con una planificación participativa y multisectorial, es fundamental para transformar los sistemas agroalimentarios. El trabajo conjunto con la FAO ha permitido al país convertir desafíos estructurales en oportunidades para el desarrollo, el bienestar y la sostenibilidad.
En la Cumbre de Seguimiento de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios 2025 (UNFSS+4), el país reafirma su compromiso con un modelo de desarrollo rural que pone a las personas en el centro, fortalece la resiliencia climática y promueve una transición justa hacia sistemas agroalimentarios inclusivos, sostenibles y basados en derechos.